Los Testa son una familia que goza de reconocimiento en el sector agropecuario. Son un grupo familiar que se dedica a las labores de siembra y cosecha desde hace varias décadas, manteniendo la tradición del trabajo en el campo.
Si bien las labores de campo las hicieron históricamente en las tierras propias, fueron Marcelo y Carlos quienes emprendieron y salieron a hacer lo que mejor saben a campos ajenos. En ese tren, la vocación por la agricultura y la pasión por los fierros de campo, hicieron que tuvieran que bajarse de las máquinas y fundar Agrícola Testa, una empresa que busca la profesionalización de las tareas agrícolas.
Los comienzos fueron renegando en lotes con equipos que hacían retrasar los trabajos. Hoy en día los Testa están pensando en equipos autónomos y en robótica.
De la parte moderna se encarga Nacho Testa, quien alterna sus horas entre la empresa y el fútbol. En Agrícola Testa, el hijo de Marcelo actualmente está al mando del departamento de agricultura digital, pero pasó antes por el área que se dedica a los drones, que hoy emplea a 5 personas.
A pesar de su juventud, Nacho tiene muchísima información sobre el manejo de las tecnologías a campo, que heredó de su viejo, su tío, su abuelo y bisabuelo. Y es quien encarna el proceso más difícil, que tiene que ver con la transición en las tareas agrícolas hacia la digitalización.
Ante el micrófono de Bichos de Campo, Nacho se presenta como cuarta generación de los Testa que trabajan la tierra, y fiel exponente de la revolución digital del trabajo del contratista. Explorar la agricultura digital suena sencillo en la boca de Nacho, quien explica: “El trabajo diario simplemente es, con todos los datos que se juntan de la maquinaria en campos, lotes, personas, insumos, o lo que sea, se va recopilando y se van teniendo informes y datos del día a día, o de un general de lo que se va haciendo en el campo”.
En concreto, el trabajo de Nacho, según dice, tiene que ver con la recolección de datos para mejorar la eficiencia: “La idea es primero hacer lo que es la eficiencia, y después también una mejora continua. Se van buscando datos desde los consumos de la maquinaria, de los repuestos que se van gastando de cada máquina, y comparando una con otra, las horas de cada persona, detalles de lo que son los cultivos, del impacto ambiental, de todo un poco”.
Experto en el tema, Nacho cuenta que incorporaron la unidad de drones que decidieron llamar Banburubí, y es una empresa externa. Hoy apartado de ella, narra los orígenes: “Yo arranqué hace cuatro años, cuando ni bien arranqué. En esa época se había comprado un drone y comencé con eso. Y después de un tiempito se creó una empresa que se llama Banburubí, que significa algo de abejorro en japonés. Así que en ese año arrancamos con un drone. Hoy hay dos drones un poco más grandes, dos T-40, y después hay tres drones de imágenes, dos con cámara multiespectral y uno con cámara RGB. Hoy venimos haciendo también detección de malezas, recuento de plantas en calidad de siembra, pulverización. Hemos hecho alguna liberación de avispa para control biológico, etc.”
Con ese escenario, el menor de los Testa asegura que el futuro cercano estará marcado por la robótica y los drones autónomos: “Hemos estado buscando últimamente drones autónomos que ya hay en el país. Ya hace años se había intentado hacer algo de robótica, que después se abandonó por distintas cosas. Es algo que no está del todo desarrollado y también hay cosas afuera que no están en Argentina también. Pero la idea es hacer algo de eso en algún momento cuando se pueda. La robótica en algún momento se va a volver a intentar, se va a volver a probar. La idea es esa y se está buscando algo de eso que ya esté disponible en el mercado”.
Mirá la entrevista completa con Ignacio “Nacho” Testa:
Según cuenta Ignacio Testa, la incorporación comenzó antes de su ingreso, con su padre y tío a la vanguardia de la adopción tecnológica. Ese proceso no supone haber sido complicado: “Yo creo que justo cuando también arranqué yo, se dio también la iniciativa esa y se comenzó en aquel momento. Yo, con un par de chicos más, somos pilotos, que es lo que necesitás para hacer los trabajos esos. Sí, ya hoy son cinco personas. Yo estoy a un costado ahora, pero si hay que seguir, seguimos, no hay problema. Hay cinco personas de Banburubí que hoy están con el tema de los drones”.
Con el legado de las generaciones pasadas, Ignacio explica: “Yo creo que también cuando arranqué ya venían de a poco, firmes con la tecnología y yo sumándome nada más y agregándole más cosas a la tecnología. Pero yo creo que se venía también trabajando con todos esos temas”.