La postal de las prioridades que tiene el gobierno argentino quedaron expuestas este martes, como casi todos los días.
El Ministerio de Agricultura, con un presupuesto pauperizado que se va sobre todo en pagar salarios, anuncia “un hito en la implementación las políticas de cara al desarrollo sustentable del sector acuícola argentino”. Es decir, por primera vez se define un presupuesto específico para impulsar en el país la cría de peces en condiciones controladas, para así reducir el esfuerzo pesquero sobre el Mar Argentino y generar nuevas opciones para la producción de proteínas animales.
El anuncio de que el área de Acuicultura del Ministerio tendrá por primera vez un presupuesto propio es sin duda cumplir con una asignatura pendiente. La Argentina es un país con condiciones diversas para generar este tipo de emprendimientos, pero por extrañas razones nunca desarrolló su potencial. Por el contrario, la producción de peces en piletones no llega a las 1.000 toneladas anuales, lo que es un volumen ínfimo respecto de la producción mundial. En China, por ejemplo, la acuicultura ofrece a la población más de 45 millones de toneladas.
La actividad genera posibilidades de ingresos en pequeñas superficies, en regiones inhóspitas donde la agricultura no es posible, etcétera. Arraigo rural, en definitiva.
“Comparto una alegría muy grande de contar con un primer presupuesto destinado a la acuicultura, a partir de la decisión política y acompañamiento del ministro de Agricultura, Luis Basterra. Tenemos un compromiso con el desarrollo de la acuicultura sentando las bases para que no sea nunca más un área prescindible”, destacó el subsecretario de Pesca y Acuicultura, Carlos Liberman (en la foto), al anunciar la asignación del primer presupuesto específico para ese área.
En Misiones arrancó la “cosecha de peces”, para atender la demanda en Semana Santa
La suma de dinero que el estado podrá destinar a apuntalar proyectos mediante el Fondo Nacional para el Desarrollo Acuícola (FONAC) será de 66 millones de pesos en 2021. Esto es menos de 1 millón de dólares a valor oficial. Menos de 500 mil dólares si tomamos el valor de mercado.
Esta asignación de dinero público para desarrollar una actividad que podría resultar clave para enfrentar los altos niveles de pobreza y sobre todo el éxodo hacia las grandes ciudades contrasta con una segunda noticia de estas horas: la Argentina tomará deuda externa por 28 millones de dólares para financiar el “Programa de Apoyo a la Convocatoria de Proyectos para el Desarrollo Armónico con Equilibrio Territorial”.
En efecto, mediante una resolución publicada en el Boletín Oficial, el Estado Argentino aprobó el contrato para endeudarnos a todos con el Fonplata (Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata).
En total llegarán al país 28 millones de dólares para apuntalar ese programa oficial, cuya ejecución estará a cargo del secretario de Asuntos Estratégicos de la Jefatura de Gabinete, Gustavo Béliz. “El objetivo general del aludido programa consiste en promover el Desarrollo Armónico en el territorio nacional a través del fortalecimiento de proyectos orientados a la desconcentración demográfica y productiva”, se explicó en el Boletín Oficial.
Esos 28 millones de dólares se acumularán a la enorme deuda extensa que pesa sobre la vida de todos los argentinos. Se supone que se destinarán a “apoyar un proceso de selección de proyectos orientados a la desconcentración poblacional y productiva del territorio nacional, en el marco de la Convocatoria de proyectos para el Desarrollo Armónico con Equilibrio Territorial”. La propia Fonplata se ufana de apoyar esta iniciativa; “El programa contribuirá al cumplimiento de tres de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030”, define desde su página web.
Pero el riesgo, como siempre en estos casos, pasa porque muchos de estos dólares se pierdan en el sinuoso camino de los consultores y la burocracia antes de llegar a los territorios y los proyectos concretos que apuntalarían el arraigo. De hecho, entre los objetivos planteados para usar ese dinero figuran tres módulos o componentes: Convocatoria, implementación y seguimiento de Proyectos; Fortalecimiento institucional de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) y Administración, seguimiento, evaluación y auditoría del Programa.
¿Por qué no destinar directamente esos 28 millones de dólares a promover la acuicultura u otras actividades productivas que tienen presupuestos muy acotados? Le pregunta es pertinente.
Una gacetilla oficial de mayo de 2020 ofrece referencias para saber cómo nació esta iniciativa par el Desarrollo Armónico, que ahora logró un generoso apoyo financiero internacional.
“El programa Argentina Armónica es una iniciativa conjunta de las universidades nacionales de Córdoba y de Tres de Febrero y la Fundación Educar para un Mundo Mejor”, se define allí. Hubo una resolución de enero de 2020, también de la Jefatura de Gabinete, que le dio rango de programa oficial del Estado y define que el mismo “colaborará con la producción y difusión de material impreso o digital, la atención de gastos de transporte, recursos tecnológicos u otros que resulten necesarios para la realización de los encuentros y actividades consecuentes”.
Argentina Armónica. Un área que debe propiciar a un sector -la acuicultura- que podría resultar clave para construir un país más equilibrado recibe menos de 1 millón de dólares de presupuesto. Y estos 28 millones que se gastarán en propiciar vaya a saber uno qué cosa, pero que suena muy lindo.
Qué ensalada que hicieron, ¿están poniendo pasantes engrietados a escribir editoriales? Que audaces. Como si el gobierno no ofreciera flancos débiles para ejercitar la critica constructiva. Los fondos provenientes del fomentismo multilateral (típicamente, BID, CAF o BM) no se pueden usar “mal” porque el sistema de control y monitoreo cruzado lo impide y la ejecución se hace por etapas y con rigurosas evaluaciones. La matriz PM4R se impone sobre la discrecionalidad gubernamental; de este gobierno y de cualquier otro. Por otro lado 28M son chirolas frente a los 45MilM que se evaporaron hace poco. En relación a los proyectos de desconcentración vía uso de inmuebles de Aabe y Onabe junto a Utt (Tapalqué, por ejemplo) parecen bien orientadas; al menos suena mejor que pagar planes para que la gente del conu sin laburo pinte cordones. corte pasto y tome mate.
https://www.pagina12.com.ar/276684-el-coronavirus-y-la-busqueda-de-una-nueva-ruralidad-las-fami?fbclid=IwAR00xEDXwWRr0J2eVhxEldpKnWwfzlTSam9h5dQ-386iNrVyChb0OUG0yu8
https://bichosdecampo.com/miguel-ruberto-y-la-historia-de-la-colonia-guardamonte-recuperada-de-la-corrupcion-una-gran-estancia-alberga-los-proyectos-de-vida-de-varias-familias-entrerrianas/
Lo escribí yo, que no soy pasante. Y que llevo años viendo consultores resolviendo con su riqueza (basicamente endeudamiento) los problemas de los pobres.
Ah en eso, en parte, coincido. Aunque sin demonizar: hay mucho y muy buen impacto en estos programas tanto acá como en los países más pobres del subcontinente (Bolivia, Paraguay, Centroamérica). Cómo dicen los neocon “el problema no es endeudarse sino que hacés con esa deuda”. Como lector entusiasta de BdC discrepo respetuosamente con tu método que parece consistir en forzar un eje de confrontación a la hora de plantear un tema o preocupación editorializables. Muy k es eso. Pero bueno, admito que, por suerte, mal no te va.