Las estadísticas de molienda de soja argentina del pasado mes de enero generaron sorpresa porque mostraron un número demasiado elevado para la época en un contexto de escasez interna de mercadería.
El dato oficial indica que el procesamiento de soja fue en enero de este año de 2,122 millones de toneladas, una cifra 11,6% superior a la de diciembre de 2023 y 12,6% mayor que la registrada un año atrás.
Cuando se esperaba una caída de la molienda, los datos oficiales reflejan que eso no solamente no se presentó, sino que además hubo un crecimiento importante ¿Qué sucedió?
El primer aspecto reside en una cuestión metodológica. Las estimaciones del balance de oferta y demanda de soja en la Argentina se venían haciendo con estimaciones privadas, las cuales consideran que la cosecha de soja 2022/23 se ubicó entre 20,0 millones de toneladas (según la Bolsa de Comercio de Rosario) y 21,0 millones (de acuerdo a la Bolsa de Cereales de Buenos Aires).
Pero la estimación oficial realizada por la Secretaría de Agricultura señala que la cosecha 2022/23 fue de 25,0 millones de toneladas, lo que implica –si tal estimación se acerca más a la realidad– que hay mucha más soja en el mercado local de la que se suponía que había.
El segundo factor es que la importación de soja siguió teniendo un rol relevante en el mes de enero, fundamentalmente de Paraguay, que, según datos oficiales de ese país, el mes pasado envió a la Argentina 585.200 toneladas del poroto.
En el presente mes de febrero, con el ingreso de la cosecha paraguaya, esa tendencia se aceleraría con un mayor volumen de soja importado por la industria aceitera argentina en el marco del régimen de admisión temporaria.
Con el Banco Central (BCRA) virtualmente “seco” de dólares durante la gestión del ministro Sergio Massa, eran las propias empresas aceiteras, ya sea con capital propio o créditos de prefinanciación de exportaciones, las que tenían que aportar las divisas para poder originar soja en los países vecinos.
Pero con la normalización del procedimiento cambiario para gestionar importaciones, introducido por el gobierno de Javier Milei a través de la comunicación “A 7917” el pasado 13 de diciembre, la operatoria empezó desde entonces a normalizarse.
El régimen de “importación temporaria de mercaderías destinadas a recibir perfeccionamiento industrial”, implementado por el decreto 1330/2004, facilita el ingreso de insumos con la obligación de que los mismos, una vez procesados en territorio argentino, sean exportados para generar divisas.
El régimen, conocido popularmente como “de admisión temporaria”, fue desactivado en 2009 por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para ser reintroducido a comienzos de 2016 por la gestión de Mauricio Macri. Desde entonces, en lo que respecta al complejo sojero, el poroto ingresa al país para elaborar harina y aceite de soja, los cuales posteriormente se exportan. La alícuota del derecho de exportación (33%) se aplica sobre el valor agregado, es decir, sobre la diferencia del valor de la harina y el aceite exportado (FOB) menos el valor del poroto importado (CIF).