El Consea (Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional) de Brasil aprobó este último miércoles una recomendación del Idec (Instituto Brasileño de Protección al Consumidor) y otras organizaciones de consumidores del vecino país sobre la liberación de trigo transgénico HB4 en Brasil.
El documento solicita a la CTNBio (Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad) y a la CNBS (Consejo Nacional de Bioseguridad) revisar e incluso anular la decisión que liberó la importación de harina para consumo humano y alimentación animal de trigo HB4 desde la Argentina. Se trata del trigo con tolerancia a la sequía que comercializa la empresa rosarina Bioceres.
Ahora sí quedó todo en regla: Brasil aprobó el trigo transgénico HB4 también para su cultivo
Esa fue la decisión brasileña que sirvió de argumento para que las autoridades argentinas liberaran, en los tramos finales de la gestión del ex ministro de Agricultura Julián Domínguez, la siembras de ese cultivo transgénico en el país. El trigo HB4 fue autorizado en octubre de 2020 por el gobierno nacional, pero condicionado a una aprobación de Brasil. En 2022, cuando se conoció esta aprobación parcial de la CTNBio (al consumo de harina, pero no a la siembra), finalmente Argentina liberó la siembra.
Ahora las organizaciones de consumidores se han comenzado a mover en Brasil. El Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (CONSEA) fue establecido en 2003, siendo su competencia ejercer el control social y actuar en la formulación, seguimiento y evaluación de la política y el Sistema Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional del gobierno brasileño. Bolsonaro lo había eliminado en 2019, pero el presidente Luiz Inácio Lula da Silva lo restableció a fines de marzo pasado.
De allí salió el siguiente comunicado: “Al Consejo Nacional de Bioseguridad y Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad: que adopten medidas en el sentido de revisar y dejar sin efecto las decisiones de la CTNBio de aprobación para la siembra comercial y para la importación de Harina de Trigo IND-ØØ412- 7 o HaHB4, presentado en el proceso 01250.014650/2019-71, debido a los riesgos para la soberanía y seguridad alimentaria y nutricional de Brasil y las insuficiencias, inconsistencias e ilegalidades en los procedimientos del proceso de liberación comercial”.
El pedido, está claro, instala sospechas sobre cómo se realizó esta aprobación parcial en Brasil, que luego repercutió en la autorización definitiva de la siembra en Argentina.
Una nota de prensa publicada por el IDEC, una influyente asociación de consumidores del vecino país fundada en 1987, consideró que el pedido de revisión de los permisos de importación son razonables porque “este trigo transgénico puede afectar toda la cadena productiva del trigo en el país, ya que los costos de segregación, preservación de la identidad y trazabilidad son asumidos por sistemas de producción libres de transgénicos y plaguicidas”.
Pero lo más curiosos es que en este pronunciamiento se dice que hubo “insuficiencias e ilegalidades en los procesos de aprobación” para el uso de trigo transgénico en Brasil.
“La aprobación no fue evaluada por ningún especialista en protección al consumidor, ni siquiera en la única audiencia pública, realizada el 22 de octubre de 2020, ni en ningún momento del análisis de riesgo, ya que no existe un especialista designado para la vacante, como lo requiere la legislación”, se denuncia.
Además que marca que “la CTNBio también eximió a la empresa solicitante del trigo transgénico de realizar el plan de seguimiento después de la liberación comercial, a pesar de ser este el primer evento de trigo transgénico aprobado para cultivo y consumo en Brasil”
Según el abogado del Idec, Leonardo Pillon, la decisión favorable del Consea es fundamental para evitar que el trigo transgénico se convierta en un problema mayor en el país. “En la práctica, el pan y la harina de trigo que hoy no son transgénicos corren un serio riesgo de convertirse y ya no tenemos la variedad de opciones libres de OGM (Organismos Genéticamente Modificados) en los estantes de los supermercados. Tal como sucedió con los alimentos derivados de la soja y el maíz tras la liberación de transgénicos en estos cultivos”, reflexionó.
Para Pillon, se necesita una discusión que involucre a toda la sociedad civil antes de tomar una decisión tan importante como esta, especialmente porque el trigo argentino también ofrece resistencia al herbicida glufosinato de amonio. “En Idec realizamos una petición que contó con el apoyo de más de 17 mil consumidores en contra del uso de este transgénico. No puede ser divulgado de esta manera, sin una discusión profunda con representantes de la sociedad civil y de los movimientos sociales”, agregó el abogado.