Un viaje educativo al centro neurálgico de la comercialización de granos en Estados Unidos, no podía prescindir, bajo ningún punto de vista, de una jornada dedicada a los mercados granarios.
En eso se centró el segundo día de la travesía iniciada por 130 productores argentinos -que por estas horas recorren la ciudad de Chicago, acompañados en exclusiva por Bichos de Campo-, que compartieron una consultoría mano a mano con expertos del sector.
Uno de los invitados fue el analista y miembro de Agroeducación, Fernando Vuelta, quien examinó la forma en que los productores conducen sus negocios en la actualidad.
“¿Cómo traemos lo que sucede en el mercado tranqueras hacia adentro? ¿Cómo hacemos para tomar decisiones dentro de cada una de las empresas? Hoy sabemos que el mundo no para de acumular, y que en el mediano plazo vamos hacia una disminución o estabilización en el precio de los granos. Si bien es imposible saber en qué precio quedarán, es difícil esperar que haya una levantada del 20% o 30%”, señaló.
“En ese sentido, no se puede hacer por hacer. Es clave determinar un objetivo, un plazo para ello y un costo. Hemos dejado de poner al tiempo dentro de nuestras variables de decisión, y eso empieza a pesar económicamente. Pero tratar de mantenerse firme también puede resultar contraproducente. Flexibilizar decisiones es tan importante como determinar ese objetivo”, analizó a continuación.
Frente a este panorama, Vuelta animó a los presentes a repensar su relación con el mercado y a perder el miedo de surfear sus vaivenes.
“El negocio de granos es un negocio de verduleros pero con más glamur. Compro barato, vendo caro. No tiene mayor complicación que esa. Hay que dejar de lado la cultura y la apatía respecto al mercado, porque con esperanza no se hacen negocios. Hay que ser pragmáticos a la hora de operar”, sostuvo el consultor, que ejemplificó la situación con el mercado triguero.
“El año pasado llegamos a 18,5 millones de toneladas de trigo, y este año se esperan 20 millones. ¿Por qué subiría el precio? Hay que ser pragmático a la hora de operar, no vender significa tener un bien inmovilizado. Nadie vende a 198 dólares la tonelada porque cierran raspando los costos, pero si esperan a noviembre, cuando haya más oferta, será todavía más bajo. Es razonamiento de verdulería”, afirmó.
En este sentido, sugirió animarse a pensar en herramientas financieras que ayuden a resguardar valor, como “los futuros y opciones”.
“Un put es un seguro de precio. Se puede empezar por ahí sin comprometer mercadería. Significa pagar una prima para asegurarme un precio. Hay que hacer lo mismo que hacen los exportadores, que cuidan sus márgenes a morir”, indicó.
Durante el momento de intercambio con los presentes, un productor tomó la palabra y reflexionó: “Tenemos una cuestión cultural que pesa mucho a la hora de decidir. Estamos acostumbrados a sentarnos arriba del cereal. La influencia cultura influye mucho y de eso se trata el cambio que tenemos que ir avizorando”.
Vuelta coincidió con el razonamiento y consideró que ese es mayor desafío a atender dentro de las empresas agropecuarias.
“Cambiar la cultura es lo más difícil de hacer. Si la cultura de la empresa es verticalista y no se modifica, se terminó. Y la manija de eso la tienen ustedes”, concluyó.