“En la actualidad no hay planes de Vivienda Rural. No los hubo en el Gobierno anterior y podría ser una nueva modalidad para el gobierno que comenzó en diciembre pasado su gestión”, dijo el titular de Coninagro, Carlos Iannizzotto, al reclamar que las autoridades estudien la posibilidad de poner en marcha una suerte de Plan Procrear para la construcción de viviendas en el campo.
Una gacetilla de la entidad cooperativista, en ese sentido, recordó que en 2018 presentó al Congreso un proyecto de ley destinado al desarrollo de las Economías Regionales. Y que uno de sus artículos pone énfasis en la necesidad de apuntalar el “arraigo” de la gente en las zonas rurales. “En este contexto, desde la entidad se ha propuesto crear el Procrear Rural, que busca además activar la economía y el desarrollo del campo”, indicó.
Según Iannizzotto, “es importante que exista una política habitacional para mucha gente que se desarrolla en el campo. La dignidad del trabajo tiene que estar acompañada de una vivienda familiar acorde al esfuerzo y al compromiso. Estamos seguros de que se puede destinar crédito para la vivienda rural”.
En ese sentido, el dirigente de la Mesa de Enlace explicó que mientras “el problema de la vivienda urbana es el valor de la construcción y la limitación en ubicación y costo de los terrenos, en los sectores rurales la extensión y posibilidades de tierra se multiplican”.
En su artículo 27, la propuesta de ley sobre economías regionales que elaboró Coninagro definía el Procrear Rural como “un programa de crédito argentino destinado a cubrir el déficit habitacional fuera de los centros urbanos y con regulaciones específicas y adaptadas al empleo en la ruralidad que serán determinadas por la autoridad de aplicación, en este caso, el Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda”.
Otras entidades, en esta caso las del Foro Agrario Nacional, también han mencionado la posibilidad de impulsar un Procrear Rural, pero no solo para financiar la construcción de viviendas en zonas rurales (donde existen al menos 75 mil casas abandonadas o taperas, según el último Censo Agropecuario), sino para promover que los productores más pequeños que hoy son arrendatarios (especialmente en los periurbanos hortícolas) puedan acceder primero a un pedazo de tierra, para luego afincarse allí y construir una vivienda.