En el cierre del año, la Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (FAIMA) analizó el escenario económico de aquella actividad que, a pesar de mostrar una leve recuperación respecto a los meses previos, todavía acusa signos de crisis.
El último informe elaborado por el asesor de mercado de FAIMA, el ingeniero Gustavo Cetrángolo, señala que las altas tasas de interés, la restricción del consumo y la situación de la obra pública siguen impactando negativamente en ese sector, cuyos precios permanecen prácticamente iguales desde hace un año.
“Se mantiene una intensa competencia de precios para poder vender, lo que se traduce en descuentos, extensión de plazos de pagos e inclusive en ofertas informales”, indicó el ingeniero, que identificó una afectación en la rentabilidad de las empresas, muchas de las cuales trabajan a pérdida.
Como si eso fuera poco, afirmó que ya se observa “una mayor cantidad de cheques rechazados en la plaza”, que si bien todavía no es importante, supone señales de alerta.
“La industria, ante la prolongación de la crisis, está adecuando la producción a la demanda, con bajas en horas trabajadas. Es probable que comience una etapa de reestructuración de la industria”, sostuvo Cetrángolo.
De acuerdo con datos del informe “Competitividad del sector foresto-industrial: balance del ciclo económico entre diciembre 2023 y diciembre 2025”, elaborado por el ingeniero forestal e investigador Jonathan von Below y citado por Cetrángolo, los ingresos del sector crecieron 124% en dólares. Sin embargo, los costos estructurales lo hicieron en un 249% y la energía en un 617%.
Por caso, datos de CAME muestran que el rubro “maderas y muebles” registró un alza interanual del 1,4%, impulsada principalmente por estrategias comerciales agresivas. Pero ese crecimiento, por demás marginal, coexiste con un aumento sostenido en los costos de producción y servicios, lo que comprime la rentabilidad operativa.
“Las empresas están enfrentando, este fin de año, una situación desafiante y crítica. La homologación de la paritaria, la proximidad del pago de aguinaldo y las vacaciones hace que se vea un panorama complicado para el fin de año”, afirma el trabajo de FAIMA.
“Estamos atravesando un punto de inflexión para el sector foresto-industrial. La competitividad sigue siendo un desafío central, especialmente por el fuerte aumento de los costos estructurales, pero también hay oportunidades si se avanza en una agenda que mejore las condiciones macroeconómicas, el acceso al financiamiento y la previsibilidad. El desafío es grande, pero el sector ha demostrado históricamente una enorme resiliencia”, concluyó Cetrángolo.





