El Gobierno de Cambiemos cumplió un sueño de muchos dirigentes del sector agropecuario. Apenas asumió eliminó las retenciones y las trabas a las exportaciones de cereales que durante año impuso el kirchnerismo y que limitaron el desarrollo del trigo y el maíz, impulsando a la vez el monocultivo de soja.
La nueva política para el campo impulsó la siembra de estos cereales tan necesarios para las rotaciones. Los chacareros reaccionaron rápidamente al nuevo escenario y en los últimas dos campañas crecieron la siembra y cosecha de ambos granos, salvo por el último traspié del maíz tras la reciente sequía. En el ciclo 2018/19 e espera un nuevo salto si el clima sigue acompañando y no juega una mala pasada con en el verano pasado.
Según la Bolsa de Comercio de Rosario en el caso del trigo se llegó a una siembra de 6,32 millones de hectáreas y su cosecha alcanzaría las 21 millones de toneladas.
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El maíz se sumaría a lo que muchos llaman “la revancha del trigo”. Cristian Russo, coordinador de la Rea GEA de la Bolsa de Rosario, dijo que -si bien se trata de una estimación preliminar y que todavía queda por correr mucha agua bajo el puente- la superficie con el maíz llegaría a las 6,8 millones de hectáreas destinadas a grano comercial, lo que permitiría una cosecha de 45 millones de toneladas.
De concretarse este pronóstico, la producción de maíz sería un 40% superior a la magra trilla de la campaña pasada, en la que se sembraron 5,4 millones de hectáreas pero se obtuvieron apenas 32 millones de toneladas por culpa de la falta de lluvias.
En el caso del trigo, se se confirma el área sembrada el salto sería de 44% respecto del dato que publica el Ministerio de Agroindustria para el ciclo 2015/16 (cuando se sembró con Cristina y se cosechó con Mauricio).
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Los técnicos de la Red GEA también estiman que la cosecha sería de 21 millones de toneladas. Ese nivel de producción sería un nuevo récord para la Argentina, aunque en área sembrada con trigo todavía quedan lejos las más de 7 millones de hectáreas cubiertas en el inico de los años 80.
Varias cuestiones influyen en el crecimiento de este cereal, el primero en el calendario agrícola (se siembra en invierno y se cosecha en verano). A las buenas condiciones climáticas para la siembra se sumaron los mejores precios a cosecha, que son muy superiores a los que había el año pasado. El viernes la posición enero en el Matba cerró en 225 dólares contra los 170 que se pagó el trigo en enero de 2017. El otro factor es la necesidad de productor de recuperarse financieramente luego de una cosecha muy mala de soja y maíz.
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