Los productores de algodón están en plena cosecha. La campaña tuvo sus dificultades, entre ellas las climáticas y -cuando no- económicas, y el resultado no será el deseado. En este marco, los agricultores comienzan a dar señales de impaciencia ante la necesidad de que se desagote la presión sobre ellos, de cara a las condiciones macroeconómicas impuestas por el nuevo gobierno.
“Es implanteable lo de la otra gente (en referencia al kirchnerismo), pero tampoco podemos permanecer callados”, dijo a Bichos de Campo Carlos Almiroty, presidente de la Cámara Algodonera y productor de Chaco, quien expresó que todo crédito, como el que le dio el sector al gobierno, tiene un límite.
“En el caso del algodón, como en todas las producciones agroindustriales y de las economías regionales, lo que estamos esperando es que se saque el cepo y ver cuándo de una vez por todas terminamos con el remanido tema de las retenciones. El productor algodonero, como todos los productores, es consciente de la situación catastrófica que el gobierno ha heredado, pero entendemos que seguir postergando estas medidas es seguir frenando la producción y la generación de riqueza en la Argentina, que es de la única manera que vamos a salir adelante”, indicó.
Para Almiroty es necesario dejar de darle prioridad solamente a las variables macroeconómicas para poner un ojo cobre las actividades productivas y, en definitiva, sobre las personas.
“En algún momento hay que poner los caballos adelante del carro y dejar que la producción galope. Si seguimos esperando a primero acomodar la cuestión fiscal, la recaudación y el gasto público, seguimos frenando nuestras economías. El problema es de todos los sectores productivos y en algún momento hay que decir, bueno, hasta aquí llegamos. Seguir postergando lo que necesita la producción argentina… Me parece que estamos pifiando”, sostuvo el productor.
A continuación, el titular de la Cámara Algodonera analizó la campaña productiva.
“Atravesamos un verano muy complicado. Más allá de las lluvias, que fueron irregulares, hubo temperaturas altas a finales de febrero, con mínimas de 35 grados. Tuvimos el ataque de plagas y, como frutilla del postre, un abril-mayo muy nublado y con lloviznas. El algodón es un cultivo que precisa sol, mucha luminosidad y por eso hay muchos interrogantes sobre los rindes de la zafra que viene muy atrasada”, lamentó.
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Según las estimaciones que manejan en la entidad, el área sembrada rondarías las 550 a 600 mil hectáreas, y el promedio de cantidad de fibra por hectárea estaría en torno a los 600 a 650 kilos. Aún así, para el dirigente algodonero “estamos muy por debajo de esos registros este año”.
De todos modos, a pesar de la caída esperada y casi segura en la producción, la cosecha será suficiente para cubrir la demanda exportadora y el consumo interno.
“Esto va a afectar al productor, pero va a alcanzar para abastecer a nuestra industria textil, más teniendo en cuenta que para este año se está previendo una caída en el consumo de nuestra industria, producto de la recesión. Una industria textil nacional que estos últimos años consumía 160 a 170 mil toneladas de fibra, este año lo haría en un rango de 120 mil, o sea, un 20% menos. Así que todo ajusta para abajo”, señaló Almiroty.
El productor finalmente se refirió a una medida que el sector necesita que se tome lo antes posible, y que no tiene que ver con las cuestiones macroeconómicas.
“El 31 de mayo expiró una ley que es la ley 26.060, que es la del Fondo Algodonero Nacional. Las provincias algodoneras y todo el sector estuvieron haciendo gestiones para que la misma se renovara y se actualizara el fondo que la abastecía. Es una ley que financia actividades vinculadas sobre todo a los productores minifundistas; fondos de investigación para los distintos institutos agropecuarios, principalmente el INTA, y a los ministerios de la producción de las provincias algodoneras”, finalizó.