Los plazos de pago de las uvas recibidas por bodegas, que usualmente se extendían por varios meses, en el presente año se redujeron de manera considerable porque la aceleración inflacionaria torna insostenible esa práctica.
La encuesta SEA-CREA de la región Valles Cordilleranos, realizada del 8 al 22 de mayo pasado, muestra que el plazo medio de cobro acordado este año entre empresarios vitícolas y bodegas se encuentra en un promedio de 76 días versus una media de 122 días el año pasado.
De esa manera, el plazo medio de cobro de uvas se encuentra este año en una situación casi equivalente a la presente en el rubro olivícola y frutícola.
Sin embargo, como algunas bodegas consideran que el plazo de cobro comienza a regir con la facturación –que puede producirse semanas después del recibo de las uvas–, los plazos reales de cobro pueden llegar a ser más extensos que los informados.
Vale recordar que la presente campaña está caracterizada por una marcada menor oferta de todos los productos cordilleranos, dado que heladas intensas y eventos de granizo ocasionaron pérdidas productivas considerables.
El 54% de los empresarios consultados de la región CREA Valles Cordilleranos consideró que su situación es peor que la del año anterior, mientras que el 42% manifestó poseer deudas que planean afrontar mayormente con refinanciación y aportes de capital de actividades no agropecuarias y, en menor medida, con aportes de capital personal de los socios o liquidando stock de productos.
Asimismo, para iniciar el nuevo ciclo 2023/24 los empresarios estiman necesitar un 16% más de u$s/ha para afrontar costos operativos. No se trata del mejor de los escenarios para una actividad que recibe ingresos en pesos y en cuotas (más cortas ahora, pero cuotas al fin).
Por otro lado, la encuesta SEA CREA indagó las implicancias de la tercera edición del Programa de Incremento Exportador (PIE), conocido como “dólar agro”. Del total de empresarios que respondieron el relevamiento, el 56% dijo conocer cuáles son los requisitos para acceder al programa. Y si se considera el universo de empresas que exportan, dicho porcentaje se eleva al 79%.
Además, se consultó si pensaban comercializar en las condiciones del programa y las razones para hacerlo. Así, sólo el 21% de las empresas que exportan consideraba que esta medida era una oportunidad.
Mientras que el 79% de las empresas restante no pensaba comercializar bajo las condiciones de este programa, mayormente porque no cree poder cumplir con los requisitos; o porque la escala empresaria con la que contaba era insuficiente para lograr cumplir con la presentación de la documentación necesaria; o porque consideraba que comercializar con estas condiciones podría implicar un riesgo futuro de tener condiciones restrictivas.