El último domingo Bichos de Campo adelantó que el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, había asignado a la empresa Molino Cañuelas, que está en concurso de acreedores y debe mucho dinero incluso al Estado, un subsidio monumental de 1.100 millones de pesos con la pretendida excusa de que así iban a bajar los precios del pan. A las pocas horas el funcionario kirchnerista renunció a su cargo, en medio de una fuerte interna en el gobierno.
Su sucesor en el puesto, Guillermo Hang, luego deslizó que se podría desmantelar el Fondo Estabilizador del Trigo Argentino (FETA) creado por Feletti y financiado con dinero de los productores sojeros (unos 400 millones de dólares recaudados de la suba de dos puntos en las retenciones al aceite y la harina de soja). “Es una herramienta que no ha dado resultados y que no tiene ningún impacto en precios y en la pelea contra la inflación”, confesó al medio LPO una fuente del entorno de Hang.
El dinero que el Fideicomiso adelantó a Molinos Cañuelas, pero también a Molinos Florencia (controlado por la propia Cañuelas) y a una pequeña planta de Jacinto Arauz llamado Molisud, totalizó los 1.400 millones de pesos. El resto de los molinos -unos 158 en total- había rechazado ingresar al sistema porque consideraba que -además de no servir para bajar los precios del pan- era un traje a medida de la empresa que finalmente obtuvo esos pagos y que está concursada, con pasivos que orillan los 40.000 millones de pesos.
Por eso ahora, esa inmensa mayoría de molinos que observó impávida como Feletti y Molinos Cañuelas trazaban y desarrollaban un presunto plan para transferir recursos a esa firma, ahora no solo reclamará a Hang que disuelva el mecanismo. También sostendrá que es necesario que la firma cuestionada devuelva el dinero que obtuvo de manera tan sospechosa.
En próximos movimientos, las cámaras de la industria molinera emitirían nuevos comunicados manifestando esta posición. También pedirán audiencia con el flamante secretario de Comercio Interior -que responde al ministro de Economía, Martín Guzmán- para ponerlo al tanto de cómo funciona el negocio de la harina y sugerirle lo que Feletti siempre se negó a escuchar: Desde el vamos la molinería planteó que era mejor subsidiar a los consumidores de bajos recursos y no crear mecanismos como el FETA, que solo servirían para crear distorsiones en el mercado local.
Con el pago del subsidio más caro de la historia ya consumado, en la industria molinera creen que el daño ya fue realizado. “Los molinos no quieren ser parte de un instrumento que nació corrupto para recrear el sistema de la ex ONCCA, recargado con rubros vergonzosos (como las harinas especiales y las premezclas) que nada tienen que ver con reducir el precio de la harina para pan sino que está dirigido al salvataje del Grupo Cañuelas”, indicó una fuente.
Mientras se suceden reuniones entre empresarios y abogados para tratar de ver cómo hacer el reclamo de modo más efectivo, las firmas que se sienten afectadas recuerdan que el viernes pasado, cuando faltaban 8 minutos para el cierre del horario bancario, el Grupo Canuelas (Cañuelas más Florencia) recibió el 95% de 1.400 millones de pesos de parte del fideicomiso al que todos los demás molinos habían rechazado ingresar. El desembolsó se produjo presumiblemente antes de que el FETA estuviera reglamentado en todos sus detalles. Incluso varias Pymes se quejaron a Bichos de Campo de que era imposible acceder a la plataforma de Trámites a Distancia (TAD) para postularse al sistema.
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Con ese dinero en su poder, según los testimonios, Cañuelas aprovechó esta semana para recuperar posiciones rápidamente en el mercado local de la harina, donde muchos ya no le vendían por las abultadas deudas que había dejado al declararse en convocatoria de acreedores desde septiembre de 2021.
“Salió a apretar a los panaderos para que pongan las cuentas corrientes al día y los intimó a pagar a 7 días si quieren la harina con subsidio”, explicó la fuente. Las condiciones especiales que impuso Cañuelas a los usuarios de harina serían cupos a clientes y vendedores por zona; poner cuentas de los clientes en cero para recibir harina subsidiada (es decir pagarle las deudas atrasadas); y el pago de allí en más de la harina subsidiada entre los 7 y 10 días.
Desde esta mirada, Feletti le otorgó a Cañuelas en bandeja “la posibilidad de achicar sensiblemente sus plazos de cobranza en un momento en el cual necesita liquidez para afrontar la propuesta de pago de su deuda concursal”, a la vez que puede restar recursos a su competencia, “ya que se sabe en el mercado molinero que las cuentas se cobran solo si se entrega harina”.
Según este versión, entonces, esta movida promovida por el gobierno ya perjudicó a otros molinos (incluyendo otras empresas de gran porte) que se negaron a ingresar al Fideicomiso. “A los depósitos de harina -de las panaderías, los mayoristas y los distribuidores- que utilizan por lo menos dos o tres marcas de harina les quitan el flujo normal que destinan a todos los demás molinos proveedores”, es la especulación de los supuestos damnificados.
Mi reconocimiento a Roberto Feletti por su esfuerzo por imponerse a los monopolios que inciden en la formación de precios. No le dieron las herramientas necesarias.
— Leopoldo Moreau (@MoreauLeopoldo) May 23, 2022
Los molinos que no ingresaron al FETA reclamarán la devolución del dinero con el argumento de que, de lo contrario, Comercio Interior -que debe velar por la transparencia en los mercados- estaría propiciando una competencia desleal. Por los siguientes motivos:
- Mientras Feletti preparaba el anticipo de dinero para Cañuelas, al resto de la industria intentaba convencerlos de ingresar al Fideicomiso proponiendo cambios que nunca se concretaron. y que se sabía serían inaceptables.
- Como finalmente no ingresaron, esos molinos deberán seguir pagando el trigo a los 46.000 pesos por tonelada que vale ahora, pero para poder seguir compitiendo con Cañuelas -que concentra el 25% del mercado- se verían obligados a vender la harina a un precio por debajo de sus costos.
- Cañuelas, en cambio, ya se fondeó por anticipado al igual de lo que sucedió en el trienio 2008/2011, cuando cobró los subsidios o compensaciones de la ex ONCCA en tiempo y forma mientras que el resto de las empresas quedaba sin recibir el dinero. esta situación se agravó en febrero de 2011, cuando Cristina Kirchner disolvió el organismo. Todavía hoy existen molinos que reclaman ese dinero en la justicia.
“El FETA se va a disolver, pero ya causó el daño como hizo la ex ONCCA. Cañuelas debe devolver el dinero y el gobierno tomar conciencia de que los más perjudicados son unos 150 molinos pymes enclavados en las comunidades del interior”, indicó un empresario de ese sector.