Los precios de los fertilizantes, tal como sucede cuando se registran subas de los precios internacionales de los granos que incentivan mayores área de siembras, finalmente se ajustaron con importantes alzas.
Si bien en la mayor parte de los países competidores eso no representa un inconveniente, en la Argentina, por el efecto combinado de los derechos de exportación, problemas sindicales recurrentes e incertidumbre política, los valores de los granos ya no puede compensar la suba del precio de la urea.
En el caso del fósforo, la relación de precios sigue siendo –por el momento– favorable en términos históricos para la soja y el maíz, pero, en lo que respecta al trigo, este cereal perdió poder de compra de manera notable, según un informe publicado por la consultora AZ Group.
Aquellos empresarios agrícolas que, aprovechando las buenas relaciones de precios, adelantaron compras de fertilizante a fines del año pasado, lograrán tener costos de producción de trigo y cebada bastante inferiores a los que aún deban adquirir fuentes nitrogenadas o fosforadas.
De hecho, la relación de precios entre la urea y el trigo argentino es una de las más desfavorables de la historia reciente, mientras que, si bien el fosfato diamónico (PDA) se encareció mucho en las últimas semanas, la relación de intercambio es equivalente a la presente en el tercer trimestre de 2019 y 2020.
La campaña argentina de cultivos de invierno en 2021/22 enfrenta no solamente desafíos en cuanto a costos de producción, sino también incertidumbres sobre eventuales intervenciones de mercado por parte del gobierno nacional, dado que los precios del cereal están siendo administrados en el ámbito de una “Mesa del Trigo” integrada por actores del sector privado con la coordinación de funcionarios del Poder Ejecutivo nacional.