Los productores que integran los grupos CREA de todo el país suelen ser considerados como los más preparados y eficientes, ya que por su metolodogía de trabajo incoporan y comparten tecnologías y conocimientos con mayor velocidad que otros. Esto los coloca usualmente al tope en materia de productividad y rendimientos, que suelen ser bastante más elevados que los promedios.
Resulta muy ilustrativo entonces medir el impacto que tuvo la sequía 2022/23 y otros fenómenos climátivos adversos sobre la población de productores enrolados en esa entidad. Es lo que hizo la última encuesta cuatrimestral SEA, que fue respondida por más de 1200 empresarios CREA de las diferentes regiones productivas. Tras ese ejercicio, ya no quedan dudas de que la sequía, por la potencia que tuvo, demolió la producción y el optimismo de los productores más avezados del agro local.
Empecemos por el optimismo:
Un 62% de los encuestados consideró que la situación económica del país podría desmejorar dentro de un año, mientras que otro 40% estimó que en ese mismo lapso los indicadores económicos y financieros de las empresas que gestionan experimentarían un deterioro.
En este contexto de desmejora económica individual y colectiva, 53% de los empresarios CREA manifestó que no está considerando realizar inversiones en el presente año, mientras que otro 28% solo planificó obras de mantenimiento o reposición de infraestructura que resultan críticas para el desarrollo de la actividad. Apenas 19% dijo que proyecta la concreción de inversiones destinadas a mejorar la producción o la eficiencia de procesos.
Un 95% de los empresarios agrícolas CREA manifestó haber experimentado en los últimos cuatro meses daños por sequía, mientras que otro 45% y 7% señaló además que registró pérdidas por heladas y granizo respectivamente.
En lo que respecta a soja de primera, en el promedio nacional se prevé lograr un rendimiento 41% menor al planificado al inicio de la campaña, mientras que esa proporción crece hasta el 49% en el caso de la soja segunda, cultivo que resultó muy afectado por una inédita helada temprana registrada en el mes de febrero.
En el caso del maíz temprano, la pérdida de rendimiento respecto del esperado al inicio de la campaña es hasta el momento del 34% -aunque en la zona Santa Fe Centro y Norte de Santa Fe llega al 70% y 64% respectivamente–, mientras que en maíz tardío la merma proyectada es del 35% a nivel general con un máximo del 59% también en la región Santa Fe Centro, donde el cultivo resulta esencial para abastecer a empresas ganaderas y lecheras.
La encuesta detectó que el 91% de las empresas ganaderas que integran la red CREA resultó afectada por restricciones hídricas en los últimos cuatro meses, mientras que otro 18% reportó daños por heladas. Además, un 46% de los consultados dijo que el rodeo había experimentado estrés calórico.
En ese escenario tan complicado, algunas empresas de cría de la red CREA esperan poder este año mantener o incluso incrementar la proporción de terneros destetados respecto de 2022, mientras que otras pronostican un descenso. Las situaciones más favorables se informaron desde las regiones Patagonia, Litoral Norte, Chaco Santiagueño y Sur de Santa Fe, al tiempo que las más desfavorables fueron reportadas en Semiárida, Centro, Córdoba Norte, Litoral Sur y Sudoeste.
Entre las acciones implementadas para gestionar el daño causado por el desastre climático se incluyeron –por orden de relevancia– el destete anticipado, manejo de la carga animal y reducción de stock, suplementación y engorde a corral, entre otros.
Si bien a nivel general la tendencia muestra que las empresas de cría ganaderas planean retener menos vientres respecto de 2022, existen situaciones contrastantes entre las diferentes regiones, donde Sur de Santa Fe y Norte de Buenos Aires muestran los mayores niveles de reducción previstos, mientras que Semiárida, Córdoba Norte, Centro de Santa Fe y Litoral Norte proyectan incrementos cercanos o superiores al 5%.
En el sector lechero, un 59% de los tamberos consultados dijo que debió incrementar el uso de concentrados en las dietas de las vacas a causa de la pérdida de recursos forrajeros ocasionada por el desastre climático. Por eso en el promedio de situaciones se espera un estancamiento o leve caída en la producción de leche para los próximos cuatro meses, no así para los próximos 12 meses, cuando se registra una expectativa de crecimiento.
El impacto en la producción esperada de leche en el corto plazo se explica mayormente por cambios en la composición de la dieta que promoverían menores producciones individuales y una menor cantidad de vacas en ordeñe, dado que muchas empresas tamberas debieron ajustar la carga animal en función de la menor disponibilidad de recursos forrajeros.
Además, de la encuesta SEA surge que “el desafío generado por el desastre climático no deberá ser afrontado únicamente por las empresas agropecuarias, sino también por las comunidades de las diferentes regiones productivas, que están siendo profundamente afectadas por el derrumbe de la demanda de servcios de cosecha, fletes y combustibles, entre otros rubros clave” que tracciona el agro.