El INTA Anguil es conocido como el semillero de los grandes investigadores. En las instalaciones de su Estación Experimental Agropecuaria se formaron y forjaron muchos bronces de la investigación científica de la talla de Beto Quiroga, Ernesto Viglizzo, Daniel Funaro, Guillermo Covas, Aníbal Pordomingo, Martín Monsalvo, solo por mencionar algunos.
También grandes desarrollos han surgidos desde esas tierras cercanas a Santa Rosa, capital de La Pampa, como la investigación de los primeros ensayos de la siembra directa, que quienes saben ubican su origen cerca de Pergamino, para trasladarse hasta el norte de La Pampa donde se hicieron sus incipientes ensayos.
Romina Fernández, otra de las investigadoras de fuste que nutre la lista de ese semillero pampeano, es también una de las precursoras de los inicios de los cultivos de cobertura. Esta práctica es la que estipula tener cultivos durante el invierno, es decir, entre los cultivos de renta que crecen durante el verano como soja, maíz o girasol, con el objetivo de mantener cubierto el suelo para protegerlo de la erosión, y brindar una rotación para que justamente los suelos, no acusen la factura del monocultivo.
Según explica Romina, que actualmente se desempeña como investigadora en el INTA Anguil, todo comenzó allá por el año 2002, cuando comenzó la aventura. “En aquel momento fue difícil instalarla como tecnología”, explica una de las creadoras de esta práctica agronómica a Bichos de Campo.
Para describir lo que sucedía antes de su investigación, Fernández traza: “Antes de los cultivos de cobertura, en general, en la rotación estaban instaladas las pasturas. Pasturas ya sea más permanentes, como Pasto Llorón, como Panicum, pastizales naturales, también por supuesto, y pasturas que son un poco más de corto plazo, que se llaman pasturas perennes, que las teníamos en la rotación entre 3, 4, 5, incluso 10 años, o alfalfas. Las alfalfas más viejas, duraban en la rotación hasta 10 años, que muchos productores las extrañan. Entonces, si bien la zona es mixta, alternan cultivos agrícolas, alternaban con pasturas”.
Es entonces cuando por varias razones, comienza a cambiar el mapa productivo de La Pampa, donde todo se originó, y eso llevó a tener que cambiar la forma de pensar los sistemas productivos. Ese momento lo ubica Fernández cerca del año 2000, que es cuando gracias a un precio mayor de cultivos de renta como maíces, soja o girasol, este último más errático, también vino acompañado de que, a partir de ese momento, las precipitaciones comenzaron a estar más presentes durante la etapa de los cultivos de verano.
“Se asociaron esas dos factores muy importantes y, muchos sistemas que hasta ese momento eran mixtos, agrícolas y ganaderos, donde la producción ganadera era la base pasaron a ser parte de tener la agricultura continua. Entonces, las pasturas se fueron de la rotación. Se empezó a ir un poco la ganadería también. Entonces, ahí hubo un cambio en el manejo de los suelos”, relata Fernández, quien reconoce que a través de los años, en este proceso en INTA Anguil comenzó a registrar problemáticas en los suelos, particularmente al manejo del agua y a la entrada de la misma al suelo, y eso los alarmó.
Entonces, Romina detalla: “Los suelos tenían problemas y había que empezar a solucionar. Esas soluciones deberían estar dentro de un marco agrícola, porque no se quería volver a la pastura. Recordemos que las raíces son la vedette para tener un suelo con muy buena salud. Gran parte de las raíces, aproximadamente entre el 40 y 50 por ciento, se transforman en materia orgánica, lo que le da salud al suelo”.
Esta situación, Romina la describe a la perfección y ejemplifica científicamente la cantidad de toneladas de raíces que se perdieron en este proceso: “Esta degradación estuvo asociada a la etapa más agrícola, pero los cultivos agrícolas han mejorado mucho genéticamente, nos dan muy buenos rendimientos y los necesitamos también, los necesitamos en la rotación. Pero vimos que haber sacado las raíces por gran parte del tiempo dentro de una rotación, ha perjudicado el suelo en cuanto a su calidad física, en cuanto a su calidad química y biológica. Entonces, los suelos se comenzaron a degradar, y esto significa que en un mismo evento de lluvia, en un suelo donde hay pasturas, gran parte de lo que precipitó entra. En cambio, en el mismo evento de lluvia, en suelo, en vías de degradación, entra quizás un 30, un 40, un 60, un 70 por ciento de lo que dice el pluviómetro”.
Estos barbechos largos entre un cultivo y otro, generando lo que a principios de siglo estuvo en auge, que era el monocultivo, Romina y Anguil comenzaron a pensar: “En el año 2000 había mucho monocultivo de soja. En el medio entre un cultivo y otro no se hacía nada. Barbechos largos, barbechos ineficientes, no quiero decir que no había que hacer barbecho. El INTA trabajó siempre mucho en mejorar la eficiencia de los barbechos. ¿Qué significa? Que poca agua de la que llueve durante esos barbechos de ocho meses, lave la soja posterior. ¿Por qué? En principio porque los suelos tienen poca capacidad de retener agua”.
Ahí surgió esta idea, viendo que como llovía y en esos barbechos largos había charquitos de hasta 20 o 30 milímetros, el agua no entraba. “Había problemas de malezas, problemas de algunos nutrientes. Entonces dijimos, ¿por qué no ponemos un cultivo, entre dos cultivos de verano, con el fin de empezar a devolverle al suelo biomasa orgánica, fertilizante orgánico, que son las raíces y que es la biomasa aérea, y le empezamos a devolver y empezamos a activar otra vez el suelo en su biología? Porque así le empezamos a dar comida a través de las raíces, empezamos a activar su biología y empezamos a mejorar los niveles de materia orgánica”, recuerda Romina Fernández, el momento exacto en que pensaron sembrar cultivos entre dos de renta.
Mirá la entrevista completa con Romina Fernández:
– Y en estos 20 años, con este objetivo, esta necesidad, los cultivos de cobertura están extendidísimos y todo el mundo, o casi todo el mundo, se los utiliza para mejorar todos estos indicadores que vos decís.
– Tal cual, están muy extendidos. Al principio empezamos a trabajar con centenos, raigrás y avena. Poquito, no sabíamos qué iba a pasar. Hoy ya dentro de los centenos hay muchos materiales dentro de las avenas, de los triticales, trisepiros, hoy hay una variedad impresionante. Después ingresaron las vicias dentro de la asociación, una gramínea y una leguminosa, con objetivos espectaculares, otorgándole mucho nitrógeno al sistema suelo. Entonces, empezamos de a poco a transitar sobre este camino que al principio fue muy duro, porque quién iba a querer sembrar un cultivo para no comerlo, no henificarlo y no cosecharlo.
– Incluso hay algunos cultivos nuevos o de moda que están viendo de alguna forma, si se incluyen en esta rotación…
– Sí, tal cual. Siempre surgen nuevos. En esta zona nuestra vedette es el centeno, hoy hay otras variedades, otros materiales de centeno más nuevos que por ahí no tan cortos, más largos. O sea, hay 20, 30 objetivos por el cual hacer un cultivo de cobertura. Hay gente que dice “yo quiero bolear con avión, los estamos tirando en maíces que todavía no fueron cosechados, porque una vez que cosecho el maíz, los residuos del maíz se me vuelan”. Entonces, el cultivo de cobertura entrampa esos residuos, los rastrojos del maíz y ese es un objetivo. Otro objetivo es mejorar la condición física a través de las raíces. Otro objetivo es que el cultivo me fije nitrógeno a través de la vicia asociada con centeno y que ese nitrógeno después se lo entregue al maíz, que viene después en la rotación. Otro objetivo es, en lugares donde el agua de la napa está muy arriba, detenerla para evitar el ascenso, que la napa ascienda, o consumir gran parte de ese agua, que no la necesito, muy arriba. Porque después tengo conflictos para la sembrar el cultivo de verano. Hay un mundo. La Argentina está trabajando en cultivos de cobertura, los distintos INTAs y distintas universidades, CONICET, en esta tecnología que la necesitamos. No la queríamos, pero apareció porque hubo problemas en el sistema de producción.
Lástima que son estatales, van a desaparecer segun el gobierno que ya esta trabajando para eso, metiendo presos a todos los que se le oponen
Pruebe haciendo un cultivo de cobertura tal y como explican en la nota y verá como mejora su tierra, y de paso aprende algo en lugar de quejarse y lloriquear. En Argentina hay nietos que no han visto trabajar a sus abuelos y ése es el resultado de tanto hablar del Estado, el Estado , el Estado. Haga un cultivo de cobertura y aprenda algo.
Estos son estatales que funcionan. Estos no se van. No sea boludo. Por esos pensamientos perdieron.