En 2001, pocos meses antes de la gran crisis, la Argentina pasó uno de los peores papelones internacionales de su historia: la crisis de la fiebre aftosa. El país ganadero había dejado de aplicar la vacuna contra esa enfermedad y se jactaba de tener un rodeo sano. Pero el contrabando de hacienda enferma desde el Paraguay desencadenó una serie de brotes que al principio las autoridades intentaron ocultar, hasta que no les quedó más remedio que reconocer que la fiebre aftosa había vuelto. Era marzo de 2001. La Argentina volvió a vacunar y así -curada del susto- se mantiene desde entonces.
En estos más de veinte años han pasado múltiples cosas, que cambiaron el panorama. Una de ellas es que el gobierno de Paraguay finalmente se tomó muy en serio la necesidad de aplicar la vacuna para convertir su país en un exportador importante de carne vacuna, cosa que finalmente sucedió. Ya no hay casi ningún riesgo si ingresa hacienda paraguaya de contrabando a la Argentina, porque los niveles de protección son elevados de uno y otro lado de la frontera.
Lo que no cambió es la Argentina, que vive otras de sus grandes crisis. Suelen expresarse estos desbarajustes de la economía en el tipo de cambio, que es artificialmente bajo cuando se habla de dólar oficial y busca sus puntos de fuga en los diversos dólares paralelos, algunos de ellos informales.
En este contexto, empieza a ser un gran negocio el contrabando de bienes desde la Argentina a los países vecinos. Incluso de hacienda vacuna.
El diario chaqueño Norte informó en las últimas horas que el juez federal de Formosa Juan Pablo Morán indicó que se observa un aumento del delito de este tipo, pero también destacó la actuación de la justicia ante estos hechos, que se producen sobre todo por la frontera seca del Río Pilcomayo en su alta cuenca.
“Aparentemente es una frontera bastante permeable por lo que hubo traspaso de animales entre un lado y otro, entre productores y campos”, reconoció el magistrado en declaraciones a Agroperfiles Radio que se emite por FM Uncaus.
Morán agregó que lo que está sucediendo actualmente es que esa modalidad de contrabando de exportación, crece a una escala mayor. “Se compran animales para invernada supuestamente, o los papeles son para invernada, pero muchas veces son animales que son novillos terminados para faena. Y se llevan a la zona del noroeste formoseño, y terminan cruzando por zona seca al vecino país del Paraguay destinados a faena”, resaltó.
Explicó que “eso se tipifica como contrabando de exportación, cuando se logra comprobar cada caso concreto. Es decir, cuando se logra tipificar que el camión de la ruta 86 entró, descargó, y los animales son arriados para la República del Paraguay por algún paso de cruce seco, sería contrabando de exportación de mercaderías, en este caso de animales en pie o hacienda”.
El juez federal relató que en los últimos meses se han detectado casos de este tipo gracias a la colaboración de la Unidad Especializada de Asuntos Rurales de la Policía de la provincia de Formosa, quienes son los que tienen el control en las rutas. “Ellos tienen los controles en las rutas junto al Senasa”, acotó. En el organismo nacional nadie ha hecho referencia a este asunto.
Morán afirmó que los casos que llamaron más la atención fueron aquellos en donde se detectaron animales que iban para invernada a zonas que es afectada por la sequía. Y donde falta agua y faltan pastizales, es difícil comprar animales en Chaco o Santiago del Estero que luego vayan a invernada al oeste de Formosa. Aparte, el propio policía cuando hace el control en las rutas de la provincia, se da cuenta que son animales gordos, terminados, que son destinados a faena.
“Es allí cuando se hacen los seguimientos, se hacen tareas de inteligencia, y en algunas oportunidades se pudo cortar el momento de la comisión, en otros no, pero es un delito que saca del mercado local argentino mercadería muy importante como es la carne, con una diferencia económica muy importante. Porque en lugar de cobrarse al valor dólar exportación menos retenciones, se está cobrando al valor dólar efectivo”, remarcó el funcionario judicial.
Describió que “son los comisionistas quienes hacen esas diferencias, y hay un productor del otro lado o bien pequeños productores que les usan sus papeles y sus números del Senasa, y son quienes luego se quedan con el problema. Porque supuestamente en los papeles tienen un sobre stock de vacas, que nunca están”.
Y de este lado, “cuando Senasa va a vacunar en las campañas anti aftosas se encuentran con que esas vacas no están”, expresó.