Ornella Lacelli se siente afortunada. Esta joven de 20 años ya trabaja en una planta bioeléctrica mientras termina su carrera de ingeniera industrial, y lo mejor de todo es que el trabajo lo tiene en su ciudad natal, General Alvear.
“Estoy contenta con esta posibilidad que no tienen muchos; obviamente soy afortunada”, asegura Lacelli a Bichos de Campo mientras nos explica el proceso diario en la Bioeléctrica General Alvear, una planta que pertenece al grupo Riccillo y que comenzó a operar en diciembre de 2020 generando energía que inyecta a la red nacional a partir de efluentes pecuarios y residuos orgánicos que son procesados en enormes biodigestores.
Mirá la entrevista completa a Ornella Lacelli:
El biodigestor del grupo Riccillo es alimentado con purín de cerdo y silo de sorgo o cama de pollo. Luego, mediante un proceso anaeróbico, con temperatura y PH adecuado se generan gases que deben ser tratados para que luego puedan ser inyectados al motor generador desde el cual a su vez saldrá la energía eléctrica que se inyectará a la red nacional.
Dicho proceso se produce en tres enormes tanques verdes que pueden verse con perfecta claridad incluso desde una toma aérea, los cuales actúan como si fueran un estómago. “Los dos primeros son los biodigestores que hacen la primera etapa del digestato -el material residual que se genera a partir de la digestión anaeróbica- y el tercero que es el posdigestor, el cual se encarga de hacer la última parte del proceso”, explica la joven.
El gas resultante es conducido luego por unos caños hasta llegar a un motor que lo convierte en la energía que luego va a la red. “El gas que obtenemos debe ser tratado porque es muy sucio, por eso debemos purificarlo a partir de procesos tales como pote de condensado, filtro de carbón activado y el chiller que le saca el agua y la humedad”, aclara Ornella.
Por el momento y durante la puesta en marcha, la pasante comenta que la Bioeléctrica genera 533 kilowatts o medio megawatt, pero cuando la planta alcance la capacidad máxima la idea será generar un 1 Mwh (un megavatio/hora).
Excluyendo el consumo de aires acondicionados, la pasante afirma que la electricidad que genera la planta bioeléctrica podría abastecer el consumo energético de toda la ciudad de General Alvear, donde ella nació.
Los purines de cerdo que alimentan esos biodigestores para producir biogás provienen de una granja porcina de 2.500 madres, que aporta sus efluentes como materia prima y que está prácticamente pegada a la planta bioeléctrica. “Todo lo traemos bombeando por un sistema de cañerías y el proceso es automático; y cuando llega a un nivel del tanque 4 que es el que recibe ese purín la bomba corta sola”, aclara.
Esos purines luego son mezclados con silo de sorgo. Pero la idea es alimentar el biodigestor con la cama de pollo que también se obtendrá de varias granjas cercanas. “Lo hacemos así porque es la alimentación que precisan las bacterias de adentro para que generen gas, a una temperatura de entre 37 y 38 grados y con un PH adecuado de 7 u 8”, describe.
Se podría decir que Ornella Lacelli está en el mejor de los mundos que puede estar una estudiante de ingeniería industrial que continúa con su carrera, porque en una bioeléctrica pasa por todos los procesos y conocimientos: biología, electrónica, mecánica y la lista sigue. “Mi carrera es muy amplia. Estoy contenta porque veo un poco de todo y encima lo hago en mi ciudad de origen que no es poca cosa”, resume con felicidad.
Acceder a este tipo de procesos no es tan sencillo en estudiantes como Lacelli. “Si bien la facultad tiene visitas a plantas yo nunca había estado en una bioeléctrica y tampoco es tan común ya que hay pocas en la Argentina”, asegura la técnica.En rigor, por ahora solo hay 11 plantas de este tipo funcionando en el país.