En 1985 viajó a Europa y lo que vio en ese viaje de cambió la cabeza: “Observé que había productores que tenían pocos animales y en corral eléctrico, algo que acá no se veía… es más yo ya tenía campo y hacía extensivo”, cuenta Santiago Montenegro, contador público y propietario del predio “La chacra vieja”, ubicado a 16 kilómetros de Carhué, en el oeste de Buenos Aires, de 318 hectáreas y que está en producción desde 1978 con agricultura y ganadería.
“Volví con mucho entusiasmo para replicar ese sistema: saqué un crédito del Banco Nación para alambrar y hacer pasturas y al poco tiempo de pasar de la ganadería extensiva a este sistema de pastoreo rotativo ya vi cambios”, recuerda con entusiasmo. “Al mes los animales ya tenían mejor pelaje, estaban más tranquilos y por lo tanto estaban engordando más rápido; a la vez el pasto también mejoró muchísimo”.
Algo que Santiago destaca es que para implementar este sistema fue (y es) clave tener gente todo el tiempo en el campo, pues de lo contrario no sería exitoso. Fue por eso que construyó una casa en su terreno y contrató a un matrimonio para que viviera aquí, tal como siguen hasta hoy.
Produce trigo, cebada y avena para pastoreo; a veces también sorgos, maíz, pasturas de alfalfa y festuca para sus animales. Actualmente posee 200 vacas Angus de recría y produce terneros; tiene además un pequeño feedlot para engorde y todo es con entore. Ha logrado un índice de preñez del 94,5%.
“Ya hace más de 15 años que hacemos ganadería con un sistema rotativo con corrales móviles de eléctrico”, explica. “Hasta los 270 kilos las vacas están a pasto y luego hasta los 340 van con alimento balanceado más cebada y núcleo; a veces usamos fardos pero poco porque no engorda lo suficiente”.
Desde 1986 en el campo también existe otra unidad de negocio: un criadero de ciervos dama para cotos de caza (con 20 hectáreas dedicadas a esta actividad) y desde hace 9 años hay un convenio con la Facultad de Veterinaria de la Universidad Nacional de La Pampa a través del cual un grupo de estudiantes dirigidos por dos profesores vienen todos los años a desparasitar y controlar sanitariamente a los ciervos
En 2021 Santiago decidió sumarse al grupo de Turismo INTA/Cambio Rural llamado Triángulo Turístico Carhué Rivera San Miguel Arcángel con la propuesta de recorridos mostrando toda la actividad del campo con el plus de la cría de los ciervos. Sin embargo, la “semillita” databa de mucho tiempo atrás.
“Comenzamos con el turismo en la década del noventa, cuando llegaban muchas personas a visitar el famoso pueblo inundado de Epecuén y en ese contexto de conocimiento de la zona comenzamos a traer contingentes de jubilados, porque nuestro establecimiento a ellos les ofrecía una salida posible de realizar y para nosotros fue una ayuda para sostener el campo dado que eran tiempos muy difíciles donde casi nos fundimos, pero por suerte pudimos salir adelante”.
Hoy el turismo, más allá de lo económico (aunque también suma), funciona como motor para mantener el establecimiento en condiciones óptimas: “Está siempre prolijo como a mí me gusta”, enfatiza Santiago. “Además el personal se motiva con la recepción de gente y por experiencia sé que trabajar en equipo y ser un grupo con los mismos objetivos siempre da buenos resultados”, expresa Santiago, que también fue presidente del Concejo Deliberante de Carhué.
“Nuestra propuesta de turismo sigue siendo pasar un día de campo y lo que más busca el visitante es conversar, que le cuenten una historia y sentir la calidez y la tranquilidad del campo”, describe. “La mayoría del turismo viene de la Ciudad de Buenos Aires, aunque también llega gente de campo que viene a curiosear la propuesta diferenciadora que tiene que ver con la cría de ciervos”.
“Despierta mucho interés la explicación de cómo se los cuida y mantiene, en especial todo lo que tiene que ver con los cuernos y cómo se realiza la cría para venderlos a cotos de caza, que también resulta un buen negocio, ya que nos compran de forma constante y en dólares”, resume Santiago.
“El turista se sorprende mucho sobre todo al ver el corral de encierro que es donde se les cortan los cuernos, se los vacuna y atienda sanitariamente, porque es oscuro debido a que los ciervos se alteran mucha con la luz y tienden a salir a toda costa”, explica.
“El visitante llega a este corral con mucha curiosidad por resultarle un ámbito totalmente desconocido, así que es una buena oportunidad para contar lo que implica estar todos los días, llueva o truene, alimentando y cuidando a los animales. Creo que es una buena forma de contar lo que se hace en el campo”.