China es el mayor comprador mundial de poroto de soja. Para la presente campaña 2024/25 el USDA estima que importará 109 millones de toneladas, una cifra equivalente a casi el 61% del total global.
El gobierno central chino tiene claro que eso representa una debilidad en términos tanto comerciales como de seguridad alimentaria y geopolítico, razón por la cual viene realizando ingentes esfuerzos para diversificar la matriz importadora de harinas vegetales proteicas destinadas a transformarlas in situ en proteínas animales.
En los últimos tiempos un informe del USDA advierte que vienen creciendo las importaciones de pellets de girasol provenientes de Ucrania y Rusia, así como la harina de colza comprada fundamentalmente a Canadá.
Esa estrategia, en principio, parece haberse desarrollado para reducir específicamente la dependencia de la soja proveniente de EE.UU., quizás preparándose para un eventual escenario de una nueva “guerra comercial” con la nación ahora gobernada por Donald Trump.
“En los últimos cinco años, China ha dejado de consumir soja de origen estadounidense, tanto en términos relativos como absolutos” destaca el informe del USDA.
“El aumento de la importación de otras fuentes proteicas, como la harina de colza y los pellets de girasol, puede haber contribuido a este cambio, ya que una mayor producción mundial dio lugar a precios más competitivos a lo largo del tiempo. Sin embargo, esta tendencia palidece en comparación con el aumento de la utilización de soja importada de Brasil”, añade.
La proporción de las importaciones de poroto de soja de China procedentes de Brasil aumentó del 62% en 2017/18 al 71% en 2023/24, mientras que la participación de EE.UU. en ese período disminuyó del 30% al 22%.
“Este cambio se debió en parte a los precios más bajos de la soja brasileña como resultado del aumento de la producción brasileña y de un real débil en comparación con el dólar estadounidense”, apunta el informe.
“En 2023/24, los importadores chinos pagaron un promedio de 13% más por la soja estadounidense que por la brasileña, según los valores unitarios de importación de la Aduanas de China. En términos de volumen, la dependencia de China de la soja importada sigue creciendo”, explica.
Resumiendo: un cambio moderado hacia otras fuentes de proteínas vegetales, junto con el crecimiento colosal de la oferta brasileña, han reducido de manera notable la dependencia de la soja estadounidense. Y si el gobierno de Javier Milei tiene éxito y logra eliminar los derechos de exportación vigentes sobre la oleaginosa, cabría esperar un aumento de la oferta considerable de poroto en ese país, con lo cual la participación de EE.UU. en el mercado chino podría reducirse aún más.