Casi la mitad de los ingresos de la industria oleaginosa argentina se explican por el aceite de soja gracias a la firmeza de los precios internacionales que viene registrando el insumo tanto alimenticio como energético.
En términos históricos promedio, la participación de la harina de soja en el precio teórico FOB del poroto de soja argentino se ubicó en un rango del 60% al 70% entre 2012 y 2020.
Pero hacia finales del año 2020 se registró un fuerte quiebre en esta tendencia porque el indicador atravesó el piso del 60% para encontrarse últimamente en torno al 55%, fenómeno que se explica tanto por la restricción de oferta global de aceites vegetales como por la suba de los combustibles de origen fósil que también impacta en los biocombustibles.
“Esto quiere decir que el precio de la soja está siendo influenciado casi en partes iguales por el aceite y la harina que se obtienen del proceso de producción”, indicó un estudio realizado por el equipo técnico de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
“Este episodio se había repetido de manera similar luego de la crisis ‘subprime’ en el 2010 y hasta el año 2012, cuando el fuerte incremento del precio del barril de petróleo a nivel internacional hizo que aumentara fuertemente la contribución del aceite al margen bruto de la industria”, añadió.
La BCR realiza regularmente el cálculo del FAS teórico de la exportación y de la industria oleaginosa argentina utilizando precios de exportación (FOB) del poroto, harina y aceite de soja, a los cuales se le deducen impuestos a la exportación, gastos portuarios, de elevación, comerciales y de industrialización, entre otros. En el caso del FAS de la industria, se realiza además un promedio ponderado de los precios de los subproductos por el rendimiento de la industrialización del poroto.
El comparar la diferencia del precio FAS teórico de la industria con el precio pizarra en dólares de la Cámara Arbitral de Cereales de Rosario, se puede obtener el margen teórico de la industria de soja, medida de referencia indica cuan rentable sería para la industria procesar soja para luego comercializar los subproductos tanto en el mercado externo como interno.
“En la actual campaña de soja 2020/21 se pudieron observar buenos márgenes de la industria, principalmente sobre los meses de cosecha, lo cual se correlaciona con el mayor volumen procesado de soja en ese entonces. Sin embargo, ya a partir del mes de julio el margen bruto se ubicó en terreno negativo”, explicó la BCR.
“Esta trayectoria explica la falta de incentivos de la industria para ofrecer mejores precios por la oleaginosa y los menores niveles de comercialización interna con respecto a años anteriores”, apuntó.