Según datos del Departamento de Sanidad Vegetal e Insumos Agrícolas de la Secretaría de Defensa Agrícola, vinculado al Ministerio de Agricultura y Ganadería de Brasil (MAPA), el país carioca batió su propio récord en el registro de plaguicidas de bajo impacto en 2022, al sumar a su lista de productos 92 nuevos insumos biológicos y 79 autorizados para la agricultura orgánica.
De acuerdo con el medio AgroPages, esto representa un aumento del 48% respecto al 2021 y posiciona a ese país como líder en la carrera mundial por la adopción de los bioinsumos.
En paralelo, y para asegurar esta tendencia, Brasil avanza con un proyecto que busca ratificar el Programa Nacional de Bioinsumos del MAPA y regular la producción de estos biopreparados.
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“Este proyecto de ley es muy importante para que el MAPA pueda establecer normas adecuadas de registro e inspección de los bioinsumos, ya que hoy todo el procedimiento está supeditado a la ley de pesticidas o a la ley de fertilizantes, impidiendo, por ejemplo, el registro de bioinsumos con más de una aptitud, como las que funcionan como control de plagas y estimulante al mismo tiempo”, dijo a AgroPages Alessandro Cruvinel, coordinador del mencionado programa.
″Otro dato que también impresiona es la tasa de crecimiento anual del mercado de bioinsumos, que en los últimos años alcanzó el 55%, es decir cuatro veces mayor que la tasa de crecimiento del mercado de productos sintéticos en Brasil. Esto significa que aproximadamente el 5% del mercado fitosanitario en Brasil ya son bioinsumos y que en poco tiempo debería alcanzar el 20% del mercado si estas tasas de crecimiento continúan”, agregó a continuación.
De acuerdo con los dichos del funcionario, se espera que para 2025 su mercado tenga al menos un 15% de cuota de mercado en protección vegetal, número que llegaría a 50% en 2030.
“Estas cifras suponen que se mantiene la tasa de crecimiento actual. Si este escenario se consolida, Brasil debería convertirse en el principal productor/consumidor de bioinsumos, llevando a cabo una agricultura cada vez más sostenible con beneficios para los productores, el medio ambiente y los consumidores”, concluyó Cruvinel.