En la Argentina hay mucha gente que la está pasando mal, entre los que se incluyen los sufridos habitantes del barrio de Nordelta, localizado en el partido bonaerense de Tigre, quienes deben lidiar diariamente con una invasión de peligrosas formaciones carpinchos.
Más allá de la catarata de memes y burlas que generó el tema, es muy poco lo que se sabe sobre este roedor que constituye, junto con el ñandú, el yacaré y la llama, una del carnes autóctonas presentes en el territorio argentino.
Corrientes es la única provincia que habilita, anualmente, la caza del carpincho, mientras que la misma está prohibida en Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe y Formosa.
Durante la década pasada hubo varios intentos de criar carpinchos en cautiverio, incluso llegaron a planificar la creación de una “Asociación Argentina de Criadores de Carpinchos”, pero los emprendimientos no prosperaron.
En 2016 investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA llevaron a cabo una investigación bastante exhaustiva sobre la posibilidad de desarrollar un criadero de carpinchos con 100 madres en la provincia de Entre Ríos con el propósito de generar ingresos tanto con la carne como con el cuero del animal.
Encontraron en la ciudad de San José un frigorífico de tránsito federal y uno provincial, además de un matadero rural en Aldea San Antonio, habilitados para efectuar la faena de carpinchos. En tanto, los cueros pueden procesarse en la curtiembre Curtipiel SRL, localizada en Sauce Viejo (Santa Fe).
En la década pasada la elaboración de cueros de carpincho tomó bastante auge e incluso llegaron a exportarse algunas toneladas a Europa, pero luego la actividad entró en declinación. En lo que respecta a la carne, el problema es que la normativa vigente dispone que la carne de animales silvestres criados en cautiverio debe congelarse para poder comercializarse, por lo que no puede venderse fresca.
Los investigadores de la Fauba llegaron a la conclusión de que, si bien es factible en términos productivos montar un criadero de carpinchos, no es una actividad viable en términos económicos.
De todas maneras, el consumo esporádico de carne de carpincho es habitual en algunas zonas de Corrientes, tanto a la parrilla como procesado para elaboración de guisos, empanadas o conservas artesanales.
En la zona del Delta entrerriano y santafesino el carpincho suele ser victima de cazadores furtivos que operan de manera ilegal, en algunas situaciones incluso quemando pastizales para facilitar la captura de los roedores.
Quienes han probado la carne de carpincho silvestre aseguran que tiene un sabor intenso, quizás demasiado, aunque para los amantes de los productos exóticos puede ser una alternativa interesante.
Vale recordar que los carpinchos, al tratarse de roedores que viven en estado silvestre, pueden ser portadores de muchos vectores de enfermedades, algunas de las cuales pueden afectar al hombre, como es el caso de la Leptospirosis.
Si bien son animales pacíficos y sociales que no representan peligro alguno, no se los recomienda tener como mascota, dado que están diseñados para vivir en comunidades presentes en humedales.
En junio pasado una familia de la localidad bonaerense de Virrey del Pino, que se había encariñado con un carpincho, finalmente decidió entregarlo voluntariamente a las autoridades de la Brigada de Control Ambiental (BCA) del Ministerio de Ambiente de la Nación, que lo trasladó a Tekove Mymba, un santuario natural ubicado en la ciudad entrerriana de Colón, Entre Ríos.