Finalmente, tal como había adelantado el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna, el Indec confirmó hoy que los precios minoristas de la carne vacuna cayeron el mes pasado gracias al “cepo cárnico” implementado por el gobierno de Alberto Fernández.
En el último mes, según los últimos datos publicados hoy por el Indec, la canasta básica de alimentos registró una inflación del 3,6% en comercios y supermercados de la ciudad de Buenos Aires (CABA-GBA).
No se trata de un caso particular, sino de uno de los tantos sectores que están afectados por el fenómeno monetario de la inflación, dado que el rubro de restaurantes y hoteles registró en el último mes una variación del 5,5%, educación y recreación un 3,9%, servicios y combustibles un 3,6% y salud un 2,9%, entre otros.
Sin embargo, los precios de la nalga, el cuadril, la paleta y el asado fueron menores en julio respecto de junio, cumpliendo así el objetivo planteado por el presidente Alberto Fernández al restringir las exportaciones de carne vacuna con el propósito de aumentar la oferta interna del producto.
Si bien inicialmente funcionarios del gobierno nacional plantearon que el “cepo cárnico” se flexibilizaría cuando comenzase a registrarse una caída de los precios internos de la carne vacuna, en los últimos tiempos esa promesa quedó en el olvido y ahora la retórica oficial está focalizada en la elucubración de planes que, supuestamente, permitirían mágicamente aumentar la producción de carne.
“La solución a este problema es aumentar la producción. Argentina produce tres millones de toneladas de carne (vacuna) por año y esa cantidad está estancada hace cuatro décadas”, indicó hoy el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, en declaraciones realizadas al medio oficial Radio Nacional.
“Si no aumentamos la producción, lo que va ocurrir es que año a año va a caer el consumo (interno de carne vacuna), mas aún si tenemos que exportar; entonces vayamos de tres a cinco millones de toneladas por año y vamos a tener más carne para el mercado interno y vamos a poder duplicar las exportaciones”, añadió.
Todo muy lindo. Pero las primeras encuestas al respecto indican que comenzó a registrarse un proceso de desinversión en el sector ganadero, cuyas consecuencias, debido a los ciclos biológicos propios de la actividad, se percibirán con total crudeza en un par de años.
Vale recordar además que la situación del stock bovino argentino es mucho menos holgada que la presente durante la primera intervención kirchnerista del mercado cárnico, con lo cual el “efecto rebote” de la medida será seguramente mucho más potente. Carpe diem.