Usamos ese título porque el propio Carlos Becco se presenta así, como “uno de los mayores vendedores de glifosato en la historia de nuestro país”. Es una ironía, claro, hacia quienes suelen demonizar ese herbicida de uso masivo en la agricultura moderna, que son además quienes defenestran el papel de los productores agropecuarios, casi ubicándolos en el rol de villanos de la historia contemporánea de la humanidad.
Becco, que se permite esta ironía sobre si mismo luego de haber trabajado largos años en puestos de liderazgo dentro de empresas como la ex Monsanto, Syngenta o el unicornio Índigo, acaba de escribir un segundo libro intentando reflexionar sobre esa contradicción universal que desmerece a quienes producen alimentos y los considera casi como los grandes responsables del cambio climático. Este nuevo libro es una suerte de continuidad de otro llamado “La revolución digital del agro”, será presentado esta semana en la ciudad de Buenos Aires.
En su otra presentación, Becco se define como un “apasionado y enamorado de la agricultura” que, “a lo largo de 40 años de experiencia en el sector ha tenido la oportunidad de ser protagonista de las grandes transformaciones”. Envió a Bichos de Campo una pequeña introducción a su nuevo texto, para que podamos entender de qué se trata.
Escribir “La revolución digital del agro” fue una de las experiencias más reveladoras de mi vida. Intentar reflejar y compartir la revolución que está transformando un sector que amo profundamente, y del cual he sido testigo privilegiado a lo largo de más de cuarenta años, significó una gran satisfacción, así como un enorme desafío: plasmar en palabras cambios tan profundos y, además, intentar hacerlo de una manera amena e interesante -algo que espero haber logrado- no fue tarea fácil.
La agricultura encierra un sinfín de pequeños secretos que no son sencillos de entender para una humanidad cada vez más refugiada en pantallas, aparentemente convencida de que la comida proviene de los supermercados y para la cual el campo es -fundamentalmente- un paisaje. Escribir me permitió abrir mi corazón, recibir los comentarios y las devoluciones de inesperados colaboradores y lograr una sorprendente sintonía con -hasta entonces- desconocidos lectores. Finalmente, me permitió alcanzar uno de los lugares más íntimos de una persona: su mesa de luz.
Debo reconocer, sin embargo, que algo me quedó pendiente de aquella tarea. Tiempo después de escribirlo, comprobé que faltaba algo que le diera sentido a esta revolución que con tanto entusiasmo abordaba, describía y compartía con tanta gente; detrás de tanta tecnología y de tanta innovación, detrás de tantas historias de emprendedores, faltaba un propósito. Sabía que no podía ser que esta revolución solo se tratara de revolucionar una industria per se. Faltaba un “para qué”.
Y este para qué apareció diáfano haciendo una de las cosas que más me gusta, mirando el horizonte: La revolución digital del agro fue el punto de partida que me permitió comprender el impacto de la crisis climática desde mi perspectiva de ingeniero agrónomo.
Entonces, a medida que estudiaba las complejas interacciones entre mi profesión y el ambiente, caí en la cuenta del dilema que enfrentamos: somos una industria milenaria que ha cumplido con creces su responsabilidad de alimentar a la humanidad, pero que tiene que cambiar profundamente; seguir de la manera como lo estamos haciendo, probablemente, nos conducirá a la extinción.
‘De villanos a héroes¿ pretende aportar el propósito que le faltó a La revolución digital del agro. El agro, actividad que amo profundamente y que, además, considero la industria más importante del planeta, vive en la actualidad una encrucijada inédita en la historia: nunca antes fue percibida como una actividad peligrosa ni, mucho menos, como culpable de la crisis climática -algo que, quisiera dejar esto bien en claro desde el comienzo, no merecemos ni podemos permitirnos-.
El punto de partida consiste en reconocer muchas de las grandes ineficiencias de esta industria: sin ello, no será posible comenzar el camino de la redención. Y qué mejor que hacerlo desde la mirada autocrítica de quien se reconoce como protagonista del problema: frente a usted, lector, uno de los mayores vendedores de glifosato de la historia de nuestro país.
En definitiva, llegó la hora de dejar de ser los villanos para convertirnos en los héroes; tal vez, la revolución digital del agro no era el fin sino el medio.
El mismo .personaje que cuestiona el glifo.. mientras escribe denostando el uso de dicho herbicida lo hace por un celular que irradia ondas cancerígenas supuestamente.. que el también critica.. mientras compra un producto en un quiosco.. que tiene derivados de la soja. Y el maíz. Pero critica al campesino no al industrial… Después se toma una pastilla recubierta con lecitina de soja.. pero el laboratorio no tiene la culpa solo el campesino
El glifosato es un herbicida que ha sido clasificado por la Organización Mundial de la Salud como “probablemente cancerígeno para los seres humanos. Fin del cuento
En el mismo listado que la yerba mate
juicio ya tengo el nombre….es increíble lo cara duras q son estos responsables del cáncer en poblaciones enteras
Que será el glisolfato? Ni saben escribirlo, ni hablar de escuchar argumentos
Que se tome el glisolfato el y su familia
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Se puede plantar sin químicos en y a la vez ser un foco de desarrollo en la zona.
Emprendimiento a pulmón en Uruguay, sin fanatismos.
Es gracioso lo. que pública este panfleto de Bayer-Monsanto. Los termos que defienden el glifosato son la gallina de Stalin. Jajajaja. No pueden salvar el medio ambiente y quieren salvar a la humanidad. Nabos.
Asco!!! Glifosfato es causante de cáncer, alergias, hidrocefalia, mutaciones, malformaciones congénitas, esterilidad, etc. Ojalá él y su familia consumieran todos sus productos y comprobaran su efectividad.
La ambición del hombre no tiene límites y lo está llevando a su propia extinción , un país rico manejado por corruptos es una desgracia para sus habitantes ,y acá pasa como por ejem lugares de África que tienen diamantes y a los chicos se los comen los buitres, salutti y sigamos renegando la ensalada con glifosato. ❗
Hay que ser realmente caradura para decir orgullosamente y con un dejo irónico que fue el mayor vendedor de glifosato. Se creen súper héroes cuando también piensan que alimentan al mundo con productos gsm . El título debería ser , yo soy el vendedor que envenenó al país con glifosato .
Ojalá se prohíba ahí el glifosato. Sería un logro a celebrar. En Europa se ha prolongado su uso otros DIEZ años. Para que veáis el poder de los lobbies del veneno en el Parlamento Europeo. Por favor, luchad para que ahí se prohíba. Argentina será un faro de esperanza en el terreno agrícola y alimentario.
El autor dice que el tema central del libro es hacer una autocritica y que mucho de lo que se hace en el campo es mejorable. Que hay mucha tecnología alternativa desarrollada por argentinos que es de simple aplicación. Que se necesita estar más comprometidos con el mañana y que si no hacemos cambio ya no podremos vivir en el mundo en el que otros pudieron vivir. El daño que hemos hecho hay que regenerarlo. El agro es el único sector que puede regenerar y sanar. Dejar las cosas como estaban o mejores. Es el único sector que no solo puede dejar de hacer mal sino de hacer bien.
Los “periodistas” de esta página son excelentes contando la historia como quieren. Incluso a costa de demonizar a otros.