En la antesala de la campaña agrícola 2024/25, mientras los trenes de siembra de granos gruesos están a tope, los productores de soja de la zona núcleo se enfrentan a un problema inesperado: la baja calidad de la semilla disponible para siembra. Y es que, pese a las expectativas de una recuperación productiva luego de un 2023 difícil, este nuevo escollo podría convertirse en un factor determinante para el éxito de la campaña allá por marzo o abril.
Según la Bolsa de Rosario, ya se sembró un 25% del área apta en la región, pero los problemas en la emergencia del cultivo son cada vez más evidentes. La causa principal parece estar relacionada con la falta de vigor en las semillas, un factor que podría complicar el inicio de la campaña.
Para comprender mejor los efectos de esta situación, Carina Gallo, investigadora del INTA Oliveros y especialista en calidad de semillas de soja, brindó detalles sobre lo que está ocurriendo. “La calidad de las semillas se definió durante todo el año, y sabíamos que íbamos a tener problemas en la emergencia. Es una preocupación que venimos arrastrando desde hace meses”, explicó Gallo en diálogo con el programa Puesteros, en Radio San Genaro.
Según Gallo, que ostenta el título de Magister en Tecnología de Semillas en el INTA, el principal problema radica en el vigor de las semillas, lo que está afectando directamente la velocidad y la uniformidad de la emergencia. “Hay demoras en la emergencia, y algunos valores de emergencia no son los deseados. Esto está íntimamente relacionado con el vigor y el poder germinativo (PG) de las semillas, que este año están por debajo de los valores esperados”, señaló la especialista.
En cuanto a los estándares de calidad de la semilla, Gallo recordó que la industria semillera establece un valor mínimo de poder germinativo (PG) del 80%, un umbral necesario para que las semillas sean comercializadas. Sin embargo, este año, los valores de PG para la soja en la zona núcleo están muy por debajo de lo habitual. “En los análisis realizados, el promedio de poder germinativo de las muestras de soja estuvo alrededor del 69%, lo que es alarmante para los productores”, explicó la especialista.
Alerta agronómica: Se disparó a niveles alarmantes las presencia de patógenos en semillas de soja
Este bajo nivel de germinación refleja no solo un déficit en la capacidad de las semillas para germinar, sino también una pérdida significativa de vigor. “De las 100 muestras analizadas, solo el 43% superaron el 80% de poder germinativo, lo que es el mínimo exigido para la comercialización”, indicó Gallo. Esta situación es preocupante porque las semillas con bajo vigor no solo germinan de manera más lenta, sino que también tienen más dificultades para adaptarse a las condiciones del campo, lo que puede afectar la uniformidad y el rendimiento final del cultivo.
A nivel de la industria, las empresas semilleras han tenido que hacer frente a esta falta de calidad, y muchas de ellas han optado por realizar tratamientos con fungicidas para intentar mejorar la germinación de las semillas. Sin embargo, como señaló Gallo, “aunque hubo respuesta al tratamiento, los resultados no fueron tan efectivos como se esperaban, lo que deja en evidencia la magnitud del problema”.
Las condiciones climáticas extremas del verano y el otoño pasados fueron determinantes en la calidad de las semillas. Gallo explicó que las temperaturas altas y la falta de humedad afectaron tanto la producción como el tratamiento de las semillas.
“Cuando tenemos valores de germinación bajos, el vigor también está comprometido”, aclaró Gallo, y añadió: “El vigor es un atributo esencial porque nos indica cómo se comportará la semilla en condiciones de siembra menos que ideales, como suelos fríos, húmedos o con baja disponibilidad de agua”. En términos simples, las semillas con bajo vigor enfrentan más dificultades para emerger en el campo, especialmente cuando las condiciones no son perfectas.
Este deterioro en la calidad de las semillas está teniendo repercusiones inmediatas. La especialista destacó que en campañas anteriores, los productores podían esperar una emergencia rápida y uniforme, lo que se traducía en un buen stand de plántulas. Sin embargo, este año, la situación es distinta: “Los lotes con bajo vigor están teniendo problemas en la emergencia, y eso puede generar un impacto negativo en el desarrollo del cultivo a largo plazo”.
A pesar de los desafíos, Carina Gallo subrayó que hay medidas que los productores pueden tomar para mitigar los efectos de la baja calidad de las semillas. “El análisis de la calidad de la semilla antes de la siembra es fundamental. Además del poder germinativo, deben considerar pruebas de vigor y viabilidad, especialmente en campañas como esta, donde la calidad no es ideal”, recomendó. En cuanto a la siembra, la experta señaló que el uso de semillas curadas y el tratamiento con fungicidas son dos herramientas esenciales para mejorar las perspectivas del cultivo. “Este año, debido a la carga de patógenos, se recomendó aplicar tratamientos fungicidas. Sin embargo, no basta con curar las semillas. Es clave hacer un análisis integral de la semilla para evaluar su vigor, su viabilidad y sus condiciones sanitarias”, indicó Gallo.
Por otro lado, Gallo recordó que las semillas se comercializan con un valor mínimo de poder germinativo del 80%, y que los productores deben verificar este valor antes de la siembra para evitar sorpresas. “Es importante que los usuarios revisen los rótulos de las bolsas de semillas y, si es necesario, hagan análisis adicionales para conocer el estado real de la semilla. El poder germinativo es solo uno de los factores a considerar”, recomendó.
Aunque los problemas en la emergencia son evidentes, la especialista advirtió que prever una caída en los rendimientos aún es incierto. “El rendimiento es una variable compleja que depende de muchos factores: el estrés ambiental, las plagas, las enfermedades, las deficiencias nutricionales, entre otros. Aunque una mala calidad de semilla puede influir, no se puede afirmar con certeza que los bajos rendimientos se deban exclusivamente a la calidad de la semilla”, explicó.
Sin embargo, Gallo destacó que una buena emergencia y un stand de plántulas uniforme son factores claves para un desarrollo óptimo del cultivo. “La soja es una planta muy plástica que compensa ciertos estreses, pero siempre es mejor empezar bien”, concluyó.
Con la soja ya sembrada en parte de la zona núcleo, lo que suceda en las próximas semanas será crucial. Carina Gallo insistió en la importancia de monitorear las condiciones del cultivo y aplicar los tratamientos necesarios para mejorar la emergencia. “La clave es estar atentos a las condiciones del campo, hacer un buen cálculo de la densidad de siembra y no escatimar en los análisis de calidad de la semilla”, subrayó.
Si hicieran una investigacion, seguramente con quienes siembran su propia tierra, no hacen estas cosas. Sucede con arrendatarios, pues los 18 qq q pagan por arrendar, les hace doler hasta las muelas.
Y nadie los metió de prepo es este negocio