La campaña agrícola de caña viene atravesando por estos días un proceso de crecimiento, esencial para la producción de azúcar, etanol, y todo lo que se puede aprovechar de ese cultivo.
Tucumán es la gran provincia productora de caña, donde a esta altura del año, en los cañaverales la cobertura del suelo es total, y se genera sombreado en el entresurco.
Es por esto que investigadores del Grupo Caña de Azúcar del INTA Famaillá, en Tucumán, destacan la importancia de realizar un manejo integrado de malezas, que incluya el uso de herbicidas selectivos y no selectivos, así como también el uso de métodos mecánicos y culturales para controlar las malezas en los cañaverales.
Es así que para ellos, el concepto central en esta etapa es el de evitar la “competencia” de las malezas con el cultivo de caña de azúcar. Para esto, Arturo Felipe –jefe del Grupo de Investigación de Caña de Azúcar de la Estación Experimental Agropecuaria Famaillá del INTA– explicó que “uno de los momentos clave dentro del ciclo de crecimiento del cultivo es el período de macollaje –establecimiento de tallos– y el inicio del proceso de gran crecimiento, muy sensibles a la competencia por espacio y recursos”.
Otros aspectos considerados son las condiciones atmosféricas en el momento de aplicación de los herbicidas y la maquinaria. “Es fundamental la calibración de los equipos, que varía de acuerdo con el terreno y el objetivo que buscamos; también es importante conocer la calidad de agua usada en las pulverizaciones. Por eso insistimos en que el productor conozca la calidad del agua que utiliza para dispersar el principio activo (herbicida) y realice las correcciones necesarias para garantizar la efectividad de esta labor”, aseguró Felipe.
En cuanto a la oportunidad de labor, indicó que el foco está puesto en el monitoreo permanente para realizar la aplicación de los herbicidas en el momento donde la maleza es más sensible; esto permite bajar la dosis del producto utilizado para evitar fitotoxicidad en el cañaveral y tener menores costos.
Felipe destacó que “otro concepto importante que transmitimos es la necesidad de contar con lotes con baja presión de malezas. Eso se logra con ‘rotación’ de cultivos, donde se observa los beneficios que implica el descanso de los suelos que, en muchos casos, son cultivados con caña de azúcar por más de 100 años”.
Según el organismo, la rotación de cultivos -es decir, la alternancia de distintos cultivos dentro de uno o varios ciclos agrícolas- es una estrategia eficaz para controlar las malezas, y disminuir el uso de agroquímicos; además, usar de forma recurrente los mismos principios activos favorece el desarrollo de malezas con biotipos resistentes a los herbicidas.
“Para la rotación, hablamos de cultivos que generan beneficios agronómicos directos y alternativas que generan una renta extra en muchos casos. Todo esto con el beneficio de disminuir la presión de malezas, que se ve directamente reflejada en la menor utilización de herbicidas”, agregó el especialista.
En referencia a los productos utilizados, la clave está en la necesidad de realizar prevención. “Hacemos hincapié en las ventajas de la utilización de herbicidas pre-emergentes de malezas, que garanticen el mayor tiempo posible sin la presión de las mismas”, indicó el especialista del INTA.