Creado en mayo de 1993 por el entonces secretario de Agricultura del menemismo, Felipe Solá, el programa Cambio Rural ha cumplido hace pocas semanas tres décadas de trabajo ininterrumpido con productores, pymes y cooperativas agropecuarias. Abocada al trabajo grupal y de acompañamiento técnico en torno a múltiples temáticas y producciones del sector, esta política pública ha logrado perdurar en las distintas gestiones de gobierno y, según sus responsables, mantener su espíritu inicial.
“Cambio rural sigue manteniendo su espíritu. Ha tenido pequeñas modificaciones que tienen más que ver con el entorno país que con la lógica de la política en sí. Una política pública de 30 años, siempre ante los cambios de gestión tiene algún tironeo de manual operativo, que es lo que de alguna manera configura la forma de trabajar en los territorios. A través del manual operativo podés modificar la población objetiva o alguna lógica que tenga que ver con lo administrativo o procedimental del instrumento”, dijo Diego Velardocchio, coordinador nacional del programa, en un mano a mano con Bichos de Campo.
“Nosotros conservamos la población objetiva que son las pymes rurales. Definimos no atender la agricultura de subsistencia porque para eso hay otros instrumentos vigentes. Sí atendemos a todos los grupos que se vayan sumando que estén dentro de la estrategia de extensión del INTA. Seguimos siendo un programa que se financia desde la Secretaria de Agricultura de la Nación, dentro del Ministerio de Economía, pero que se ejecuta en el territorio a través de las Experimentales y Agencias de Extensión de INTA”, explicó a continuación el funcionario, quien desde hace dos años trabaja al frente de esa área, pero desde hace seis integra la integra como coordinador técnico.
La contraparte de Velardocchio dentro de INTA hay que buscarla en la Dirección Nacional de Asistentes de Extensión, junto a quienes conducen el programa.
“Lo implementamos con el INTA porque todos los productores están dentro del sistema de extensión. INTA cuenta con oficinas en cada rincón del país, lo que nos da una permeabilidad de la política pública muy contundente”, consideró el funcionario.
30 AÑOS DE #CAMBIORURAL
Hoy se cumplen tres décadas de un programa que a través del asociativismo y el conocimiento aplicado se convirtió en un espacio de transformación productiva en todo el territorio nacional. Saludo a cada técnico y técnica que es parte de @CambioRural_II. pic.twitter.com/PfNmZyxCpy
— Juan José Bahillo (@JuanjoBahillo) May 4, 2023
-¿El trabajo coordinado con ese Instituto es lo que les permite tener grupos abocados a distintas temáticas?- le preguntamos.
-Totalmente. Nosotros tenemos muchas actividades: bovinos de carne; horticultura, con un fuerte trabajo en la implementación de las BPA por ser una actividad compleja en los entramados urbanos y periurbanos; apicultura; fruticultura; vitivinicultura; también hay grupos de servicios como turismo rural o maquinaria agrícola, y grupos de agregado de valor. Hoy tenemos 701 grupos en todo el país, que nuclean alrededor de 6200 productores. Cada uno de ellos es integrado por entre 8 y 12 personas.
-¿Cuáles son las temáticas más abordadas?
-Es muy variado el abanico pero hay clásicos dentro del programa como los bovinos de carne y horticultura, que es donde más importancia tenemos.
-¿En qué regiones del país se nuclean la mayor cantidad de los grupos de Cambio Rural?
-Es variado. La zona menos poblada de grupos es Patagonia. De todas maneras hay presencia nacional. Lo que tratamos es de trabajar con un instrumento que, si bien fue creado y pensado para el trabajo sobre la coyuntura de los 90 en la Pampa Húmeda, ha dado cuenta de que tiene gran prestancia para dar soluciones y establecer vínculos entre productores a lo largo y ancho del país. Si bien no hicimos una modificación del manual operativo, sí estamos haciendo cambios que tienen que ver con amoldar la herramienta de cara a los territorios. Queremos tener una mirada macro de cada una de las regiones: zona centro de Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba; la zona de Buenos Aires-La Pampa; la zona de Patagonia desde Neuquén y Río Negro hacia el sur; la región de Cuyo, NEA y NOA.
-¿Se mantiene el trabajado a partir del pago por parte del Estado de un técnico especializado que asesora a los productores?
-Exactamente, el espíritu sigue siendo el mismo. Nosotros financiamos una parte del cobro de una asistencia técnica para el grupo. Esa asistencia, si bien tiene que ver con la temática puntual del grupo, tiene también un perfil de facilitador de la dinámica del grupo. El centro del programa sigue siendo la metodología grupal. Nosotros financiamos a un grupo de productores mediante un aporte no reembolsable, hoy es de 60.000 pesos por mes por 42 meses, más el acceso a las capacitaciones.
-¿Cómo distribuyen el trabajo en esos 42 meses?
-Hay 6 meses que son de planificación, que tienen que ver no solo con los objetivos del grupo sino con el armado de la grupalidad. No es una labor fácil pasar de ser un productor individual a formar un colectivo donde circule la experiencia, las practicas y las ideas. Luego hay 36 meses para ejecutar ese plan de trabajo, que también puede sufrir modificaciones a medida que se vayan cumpliendo los objetivos planteados.
-Es decir los grupos tienen un plazo de finalización.
-Los grupos tienen un plazo de acción. En muchos casos son grupos con más de un ciclo en Cambio Rural, así como también hay grupos que siguen funcionando con dinámica grupal y asesoramiento técnico, sin formar parte de este programa o de grupos como los CREA. Lo que ha hecho al éxito del programa, y a que las distintas gestiones de gobierno lo reconozcan como un instrumento importante en territorio, es que es un instrumento que, en medio de un mundo que plantea el individualismo, genera comunidad.
-¿Qué presupuesto total tienen por año?
-Este año manejamos un presupuesto de 800 millones de pesos. Eso puede ir variando. El año pasado teníamos un presupuesto menor y nos dieron más fondos. Nosotros hacemos un trabajo a través de todas las experimentales de INTA, que son las que tienen a cargo las Agencias de Extensión, y en base a eso analizamos cuantos grupos pueden ingresar al programa. Lo hacemos midiendo los fondos disponibles, para evitar generar contractos con grupos que luego se deban cortar.
-¿Qué ocurre si un productor o un grupo no encuentra una técnico que se especialice en su inquietud?
-Eso lo estamos trabajando. Queremos no solo aprovechar la potencialidad de la herramienta, que te permite generar una gran red de comunidades, sino también que un productor a través de Cambio Rural tenga acceso a todo el sistema de INTA. Puede ser que en una determinada Agencia de Extensión no haya un especialista en determinada temática, pero ese especialista está en INTA y hoy la virtualidad nos permite trabajar en estas cuestiones. Vamos vinculando grupos con especialistas de todo el país.
El Cambio Rural de Cambiemos: más chico y tecnológico, pero menos social
-Ese número de 700 grupos, ¿se corresponde con el promedio histórico? ¿Es un número que se mantiene más o menos estable?
-Hubo años donde hubo muchos más grupos. En 2015 (hacia el final del gobierno de Cristina Kirchner y luego Cambiemos produjo un fuerte ajuste) hubo cerca de 2000 grupos en todo el país. Obviamente se manejaba otro presupuesto. Es una herramienta que al tener 30 años ha pasado por muchas etapas. Si vos me preguntás, yo creo que hoy podríamos llegar a tener 1000 grupos, pero si querés tener grupos que funcionen bien y sean bien atendidos, tenés que tener con qué hacerlo. No es cuestión de llenar de grupos el sistema y que vos no puedas trabajar en el marco de una red que vincule la investigación con la extensión.
-¿Y por qué no se crece más rápido?
-Hoy tenemos un Estado que tiene en el Ministerio de Economía una oficina del FMI, que no te permite diseñar todos los instrumentos de políticas públicas necesarios para generar el desarrollo, como tampoco te permite contratar nuevos agentes públicos para atender nuevas demandas. Hoy el campo es un activo de la nación y es muy dinámico, al que hace falta acompañar con una pata técnica pero también tecnológica, y hoy es difícil desde el Estado poder hacerlo.
-¿Cómo se posicionan frente a algunas críticas que dicen que hay grupos sin función o copados por la militancia?
-Nosotros estamos absolutamente convencidos de que resistimos cualquier auditoría en ese sentido. Desde que yo soy coordinador nacional tuvimos tres cambios de gestión en la Secretaría, y de alguna u otra manera cada vez que viene una nueva gestión se pone en evidencia que somos una herramienta que existe hace 30 años. Siempre hay alguien que está vinculado conmigo desde la conducción más política del ministerio y nosotros rendimos cuentas. Además, desde que estoy como coordinador, hemos gestionado el programa aprovechando una auditoría que comenzó en 2018 y que no venía teniendo respuestas. Nosotros le dimos respuesta a cada paso de esa auditoría, así que te puedo decir que con seguridad que si tirás de la piola vas a encontrar atrás productores y técnicos acompañando, y un área extensión activa en el acompañamiento de esos grupos.
A continuación, Velardocchio agregó: “Por eso también tenemos 700 grupos y no 1200. Con 800 millones año a año te alcanza para llenar la maquinaria de grupos pero la idea no es esa. Juan José Bahillo nos ha pedido ser muy prolijos no solo en la ejecución de la política pública y en la transparencia que requiere, sino también en las cuestiones que tengan que ver con algún diseño nuevo que se haga. Yo agarre a la conducción de cambio rural sin contar con la información que le voy a dejar a quien venga después”.