La molinería este año exportará cerca de un 8% menos que el año pasado, pero 30% menos de lo que se había proyectado al inicio del 2021. Entonces se esperaban ventas por 800 mil toneladas como piso. Pero se llevan exportadas 474 mil toneladas y se espera llegar a 550 mil toneladas a fines de diciembre, cuando el año pasado se vendieron 600 mil toneladas.
Según los datos de la Federación de Industrias Molineras (FAIM), lo más grave es que con el actual nivel de embarques de harina de trigo, la Argentina exportará la mitad de lo que supo embarcar entre 2011 y 2012, cuando se alcanzó el millón de toneladas.
Las causas para explicar este retroceso, que genera cada vez más preocupación entre los molineros, las resumió Diego Cifarelli, presidente de la FAIM, con una simple frase: “No somos competitivos por el retraso cambiario, por los derechos de exportación del 7% y el peso de otros impuestos”.
El dirigente industrial dijo además que los molinos pueden procesar 13 millones de toneladas de trigo (para exportar y abastecer el consumo interno) pero producen apenas con 6,5 millones de toneladas. “Tenemos una alta capacidad ociosa de por lo menos 50%”, advirtió.
Esto se da a pesar de que el precio interno del trigo está muy deprimido por la intervención en el mercado, con un cóctel que incluye derechos de exportación del 12%, desdoblamiento cambiario con una brecha de 100%, y limitaciones para declarar ventas al extranjero.
“Ese beneficio es todo para el consumidor. Estamos pagando el trigo 26.000 pesos la tonelada, pero por los límites de precios que nos impone el gobierno para los que vendemos al mercado interno, nuestro ingreso (por la venta de harina) termina siendo de 19.000 pesos. Operamos finalmente con ese costo por el cereal”, explicó.
El titular de la FAIM dijo que en estas condiciones “no sabemos cuánto más vamos a aguantar” y aclaró que “las políticas en definitiva perjudican al productor y al molino, porque ni el trigo ni la harina tienen un peso relevante en los valores de los panificados. En el caso específico del pan la harina no supera el 15%”, detalló.
Luego de quince años sin negocios, salieron 10 mil toneladas de harina de trigo hacia Cuba
De este modo, Cifarelli explicó que su sector sufre una especie de efecto tenaza, porque a los menores ingresos en el mercado local se suma la mencionada caída de las ventas al extranjero.
“No podemos salir de los dos mercados históricos: Brasil y Bolivia. Este año solo vendimos 10.000 toneladas de harina a Cuba, pero al costo. Mientras nosotros vendemos cada vez menos a nivel mundial a nivel global se importarán 18 millones de toneladas. China compra cada año 500.000 toneladas de calidad y no viene a la Argentina ni nosotros somos competitivos para venderle”, indicó el molinero.