Brasil está promoviendo el crecimiento de la industrialización y exportación de harina de soja, que es, nada más y nada menos, que el principal producto de exportación argentino.
La entidad que agrupa a las principales compañías brasileñas agroindustriales (Associação Nacional dos Exportadores de Cereais o por sus siglas Anec) informó que para el presente mes de mayo estima que las exportaciones de poroto de soja terminen en 10,61 millones de toneladas versus 14,21 millones en el mismo período del año pasado.
La noticia no sorprende porque, debido al impacto de la sequía registrada en la campaña 2021/22, Brasil tendrá un menor volumen tanto de soja como de maíz para exportar en el presente año.
Sin embargo, lo que sí resulta sorprendente es que en este mes de mayo Anec proyecta exportaciones de harina de soja por 1,91 millones de toneladas contra 1,70 millones en el mismo mes de 2021. Y no es un hecho puntual, porque los embarques brasileños del producto vienen creciendo en los últimos meses.
La estrategia brasileña es simple: ante la caída de la producción, procesar más poroto para incrementar las exportaciones de aceite de soja y aprovechar los elevadísimos precios internacionales de ese producto que sirve tanto para propósitos alimentarios como industriales y energéticos.
Pero, claro, el mayor procesamiento implica también un aumento de la oferta exportable de harina de soja, que es, precisamente, el principal producto de exportación argentino tanto en volumen como en divisas generadas.
Ese fenómeno explica el hecho de que las cotizaciones de harina de soja en el mercado de referencia CME Group vienen mucho más “flojas” que las de poroto de soja, lo que repercute, obviamente, en la balanza comercial argentina.