Investigadores de Embrapa (el equivalente al INTA en Brasil) estudian con representantes gubernamentales la viabilidad técnica de la construcción de una fábrica de fertilizantes nitrogenados en Macaé, en el norte de Río de Janeiro.
El municipio de Macaé, en alianza con el gobierno de Río de Janeiro y con el apoyo de la Secretaría Especial de Asuntos Federales del gobierno nacional, elaboró un proyecto que se encuentra en plena elaboración del estudio de factibilidad técnica y socioambiental
La planta de fertilizantes nitrogenados requiere una inversión de 2000 a 3000 millones de dólares. Además de la producción de gas natural –insumo base de la urea–, el municipio de Macaé cuenta con mano de obra calificada y logística propia de un cluster hidrocarburífero.
“Uno de los principales objetivos es reducir la dependencia externa, porque importamos el 85% de los fertilizantes. Y Brasil no hace agricultura a ningún nivel sin fertilizantes”, indicó José Carlos Polidoro, funcionario de la Secretaría Especial de Asuntos Federales, en un articulo publicado por la agencia oficial de noticias del gobierno de Brasil.
Según Polidoro, quien es uno de los fundadores de la Caravana FertBrasil e investigador de Embrapa, Brasil necesita cuadriplicar la producción de fertilizantes en los próximos 25 años. Y aseguró que la planta que se construirá en Macaé contribuirá con una reducción de hasta un 10% en la dependencia externa del nitrógeno, ya que el municipio es el mayor productor de gas natural del país, con el 60% de la producción nacional.
La compañía energética brasileña Petrobras en 2016 detuvo la producción de dos plantas de fertilizantes en la región nordeste del país y en 2018 arrendó esas plantas a una empresa privada, cuya producción reinició este año y aportan más del 15% de la producción nacional. Existe otra fábrica parada en el estado de Paraná que el gobierno brasileño está queriendo reactivar. En tanto, en el estado de Mato Grosso do Sul Petrobras estudia la mejor manera de completar la construcción de una nueva fábrica de fertilizantes, que ya tiene el 83% de la obra concluida.
Con los proyectos en curso finalizados y las plantas paralizados funcionando a pleno, Polidoro estima que Brasil pasaría de importar un 92% a alrededor de un 60% a 65% de su necesidad de fertilizantes nitrogenados, lo que reduciría la dependencia externa de ese insumo estratégico.
“Eso sacaría a Brasil del riesgo de quedarse sin fertilizante. Producir del 30% al 40% ya otorga seguridad para poder sobrellevar los baches de oferta en el mercado internacional”, señaló el funcionario brasileño en referencia a lo sucedido en 2022 luego de la invasión de Ucrania por parte de Rusia.