Una de las empresas que tradicionalmente se dedicaba a la provisión de caravanas plásticas para la identificación de los bovinos en la Argentina, la local Carreteles Rafaela, reconoció que tuvo que despedir a parte de su personal debido a que en la licitación de las nuevas caravanas electrónicas convocada por el secretario Juan Pazo se impuso una multinacional suiza que casi no tiene presencia en el país y que, según rumores, ni siquiera tendría la posibilidad de responder con la cantidad de chips que prometió al gobierno.
Bichos de Campo había anticipado hace algunas semanas esta penosa situación, alertando que incluso -debido a estos desajustes- el gobierno de LLA decidió no poner fin todavía al proceso licitatorio (en la página web del Senasa no figura el acta definitiva de adjudicación del Préstamo BIRF 8867-AR), pese a que desde las oficinas que ocupaba Pazo en el Ministerio de Economía se están comunicando a los ganadores de la licitación los resultados por correo electrónico.
La licitación convocada por al Secretaría de Agricultura (que maneja un pariente político de Pazo, el productor Sergio Iraeta), abrió a mediados de noviembre los sobres con las ofertas económicas para proveer al Estado de las nuevas caravanas electrónicas exigidas por Senasa a los productores. Inexplicablemente Pazo decidió que en una primera etapa iban a regalar esas caravanas a todos los ganaderos, cualquiera sea su escala, y para cumplir con ese capricho se necesitaban adquirir 23,5 millones de dispositivos.
En los pliegos se estableció que las empresas podían hacer sus ofertas por cantidades y zonas, como para habilitar la posibilidad de seguir trabajando a todas, especialmente a las que ya desde principios del milenio se dedican a proveer localmente a los productores de caravanas plásticas numeradas, que también son de uso obligatorio. Pero sucedió que no se establecieron mayores reparos ni se reconocieron esos antecedentes, o la cantidad de mano de obra ocupada, o la necesidad de mayor cometencia. Y entonces sucedió que la empresa suiza Datamars se impuso por un mejor precio en todas las categorías.
Esto descolocó a los proveedores habituales de caravanas en el mercado local (la empresa Villanueva y la mencionada Carreteles Rafaela, pero también otras firmas menores), que de la noche a la mañana, debido a la decisión de un solo funcionario, se quedaron sin el pan y sin la torta. Es decir, como todo el universo de caravanas plásticas tradicionales deberá comenzar a ser reemplazado por las nuevas que tienen un chip electrónico, artificialmente desaparecerá el mercado que tenían. Y como el Estado adquirió 23,5 millones de caravanas (lo que alcanza al menos para dos zafras de terneros), no podrán volver a competir en el negocio por al menos dos años.
“Ya echamos a 20 personas el viernes pasado, tuvimos que despedirlas porque estaban abocadas 100% al tema de las caravanas. Nos faltan 20 o 30 personas más que vamos a tener que despedir”, confesó el titular dela firma Carreteles Rafaela, Guillermo Guntern, a periodistas de Canal Rural que lo entrevistaron la semana pasada. Allí el empresario planteó con marcas y señales la delicada situación que enfrentan ahora las empresas que apostaron a proveer caravanas en un mercado libre (sin intervención del Estado) durante los últrimos 25 años.
Mirá esa entrevista:
En una carta dirigida al medio especializado Valor Carne, además, Guntern objetó otros varios aspectos del proceso licitatorio, que además ingresó en una fase de indefiniciones mayor debido a que su máximo responsable, el ex secretario de Producción Pazo, fue convocado primero a ocupar un alto cargo en Cancillería y luego a hacerse cargo de la conducción de la ex AFIP.
“El 1° de marzo comenzará a regir la identificación electrónica individual del ganado en todos los campos del país, dejando obsoleta la caravana tradicional de la cual somos fabricantes. Si bien la medida se implementará en etapas, la decisión del Gobierno de llamar a una licitación para proveer de forma gratuita para los productores los dispositivos necesarios hasta julio de 2026 significa, en los hechos, la paralización por un año y medio del mercado de caravanas”, se quejó Guntern en dicha carta.
Y agregó: “Para nuestra compañía, la consecuencia inmediata de esa decisión es penosa. Al no tener clientes a quien venderles, Carreteles Rafaela se ve obligada a cerrar sus sucursales y despedir a más de 50 personas que trabajaban directamente para abastecer 6.000.000 de caravanas por año, casi el 40% del mercado argentino”.
En la licitación convocada por Pazo e Iraeta, que incluyó el desvió de su destino original de un crédito del Banco Mundial por cerca de 25 millones de dólares, todas las oferentes locales perdieron frente a un precio más bajo presentado por la suiza Datamars, que se presentó a concurso formando un supuesto consorcio con una filial local llamada Farm Tech Argentina SA (comparten el mismo domicilio en San Antonio de Areco y tienen actualmente menos de diez empleados en el país).
Este grupo se alzó con todos la provisión de caravanas y dejó afuera al resto, por haber comprometido que proveerá al Estado Argentina cada chip a entre 0,88 y 0,91 dólar por unidad. El precio es ciertamente más bajo que el de sus competidores locales, que justamente dicen padecer del “costo argentino” y a los que les resultó imposible sostener un precio semejante.
“No se entiende porqué este gobierno (al que voté) decidió anular la competencia entre las partes e intervenir llamando a una licitación pública. También tengo cuestionamientos a la licitación en sí misma. Su diseño, planteando el precio como único criterio, favoreció a una gran empresa multinacional que no tienen estructuras dentro del país”, se quejó en público el representante de Carreteles Rafaela, quien sintetizó: “El resultado fue que todas las empresas nacionales quedamos fuera del servicio. El 100% de la licitación de caravanas fue otorgada a la única empresa que no fabrica tarjetas, ni enumera en la Argentina”.
Ni Pazo ni Iraeta han vuelto a hablar del tema, y mucho menos lo ha hecho el Senasa, que todavía debe reglamentar cómo se distribuyen y aplican esas 23,5 millones de caravanas electrónicas. Mientras tanto, el run run en el mercado de insumos veterinarios es que ni la propia Datamars pensaba ganar en todas las zonas, y que ahora no estaría en condiciones de cumplir con toda la provisión de dispositivos que prometió al gobierno.
Bichos de Campo tiene tufillo a comentarios con ideología; perdió credibilidad.Una pena.
Y ni le digo si va a leer la nota de los cierres de tambo… Parece redactado por Del Caño
A eso vino este gobierno, a dejar tierra arrasada para que nos compren barato eeuu-israhell-inglaterra. Si nos unimos y lo sacamos?, seguro después vamos a seguir peleando pero entre argentinos.
Saludos.
Que desastre este portal. 95% ideología marxista 5% información.
Pero pueden dormir tranquilos porque otro no hay.
Y que pretendían? Seguir recargando a los ciudadanos con un mayor precio por defender la industria local? Así es como terminamos pagando todo un 200% o 300% más caro todo. Sino pueden competir, deberán cerrar. Durante demasiado tiempo han tenido el monopolio del mercado en muchísimos ámbitos. Debieron haber invertido en adecuar sus procesos productivos para reducir costos. Y si, entiendo el costo implícito que tiene la producción Argentina. Pero si pagamos precios más caros para defender a los locales, vamos a necesitar más dinero. Bajo está dinámica de retroalimentación es imposible poder pensar en una baja impositiva. Cómo regla máxima para primero bajar impuestos es necesario bajar el gasto. Comprar cosas más baratas es un reflejo de esto.
Se les acabo el curro , viva milei
Jajaja, es muy fácil apoyar el modelo cuando garcan a otros. Ahora la están padeciendo y se quejan. Ya les va a tocar a uds. Y espero que sean tan fanáticos del libremercado cuando les toque competir contra los chinos, indios o cualquiera trabajador que sobrevive con un plato de arroz por día