Un cronista de Bichos de Campo llegó el miércoles al mediodía a la rotonda de acceso a la localidad de Andresito, en el norte de Misiones, donde hace 45 días los productores de yerba, con apoyo decidido también de los tareferos que recogen la hoja verde en medio de la espesura, comenzaron una “huelga de cosecha”, es decir que no entregaban la materia prima a los secaderos y luego a la industria, para presionar a esos sectores a subir los precios de ruina que estaban ofreciendo.
En el campamento, como lo llaman ellos, quedaban todavía algunas camionetas, una suerte de carpa, una bolsa repleta de “esqueletos” de botellas de vino para amenizar las horas de vigilia y la mancha negra sobre tierra colorada de una fogata que acompañó tantos días de lucha y seguramente sirvió también de improvisada cocina.
La Gendarmería, unos metros más allá, no puso reparos a que algunos camiones se estacionaran sobre las calzadas durante todos estos días. De algún modo la causa de los colonos era la causa de todos por acá. Comandante Andresito es uno de los últimos pueblos argentinos en fundarse a fines de los 70, para asegurarse que los brasileños no avanzaran sobre la frontera. Luego de los primeros milicos llegaron los productores, y con ellos llegó la yerba mate.
Cuando llegó Bichos de Campo a la zona, para retratar las razones de este reclamo, la protesta de los yerbateros iniciada aquí mismo estaba ingresando en un desenlace, que más que final debe ser tomado como una tregua. Por eso, los yerbateros que montaron guardia todas estas semanas -para controlar que la orden de no cosechar ni entregar hoja verde se cumpliera a rajatabla- estaban levantando sus petates para volver a sus chacras. La voz cantante la llevaba Javier Otto.
Fue él quien nos explicó la situación: horas antes, el empresario sirio Omar Kassab, que maneja aquí parte del negocio de la exportación de yerba y es dueño de uno de los secaderos y molinos de esta zona norte de la provincia, había convocado a los colonos para anticiparles que él tenía decidido romper el fuego en la industria yerbatera para mejorarles el precio.
Ofreció comenzar a pagar unos 305 pesos por kilo de hoja verde (se necesitan al menos tres kilos para lograr 1 kilo de yerba mate), para ir subiendo de a 10 pesos por mes y llegar a 350 a mitad de año. El propio Kasaab nos confirmó la situación: “Llevamos un mes con la planta parada. No podemos seguir así”, dijo a este medio.
Los productores de Andresito, aunque divididos, aprobaron la propuesta porque representa un buen incremento de los precios de ruina ofrecidos hasta ahora, que orillaban los 180 a 200 pesos, y al menos hacia mitad de año el valor se acercaba a los costos de producción calculados por el INYM (el Instituto Nacional de la Yerba Mate).
Ese organismo creado por ley en 2002, frente a una crisis similar, hasta la llegada de Javier Milei al gobierno, definía precios de referencia. Ahora no lo puede hacer porque el gobierno nacional lo descabezó ex profeso, y le licuó las funciones apelando al famoso DNU 70.
Otto explicó que, tras 45 días de protesta, ellos también tenían urgencias por volver a la actividad normal. Pero según pudo saber Bichos de Campo, en otras zonas de Misiones donde había otros campamentos, las posiciones eran más duras y se instaba a mantener el cese de la cosecha hasta tanto las industrias no aceptaran pagar un precio por arriba de los 450 pesos, de manera de reconocerle algo de rentabilidad a los colonos.
De todos modos, con la decisión de Andresito la unidad de los productores ya se había resquebrajado y la protesta hoy ya había perdido fuerza. Sabiendo esto, además, otras industrias como la cooperativa Dos de Mayo y la principal empresa del mercado, la cooperativa Liebig con su yerba Playadito, decidieron seguir el sendero de precios marcado por el sirio Don Omar.
Mirá la entrevista con Javier Otto:
-Han logrado conmover a las industrias al menos un poquito.
-Bueno, sí, en realidad acá no tenemos lo que se venía pidiendo desde un principio, que era un precio de 460 pesos más o menos, que cubra el margen de costos que tenemos, de 356 pesos.
-¿Ahora ustedes están cobrando mucho menos del costo de producción?
-Al colono le estaban quedando algunos hasta 80 pesos en planta. Es una vergüenza. De ahí terminamos cobrando 240, 210 y 180 pesos en algunos casos, pero de ahí hay que sacar todos los gastos. Siempre por debajo de los costos de producción.
-Es demencial. ¿Quién trabaja para terminar perdiendo plata?
-Exactamente eso es lo que le quiero decir. Nosotros ya golpeamos todas las puertas que podíamos, fuimos a Nación, fuimos a Provincia, pedimos reuniones con las industriales. En la última reunión que se presentaron, nos dijeron que no sabían para qué se presentaban. Y ahora, por ejemplo, agarramos y hablamos con un empresario local, y se hizo ayer una reunión donde se juntaron con varios empresarios de la provincia, y bueno, se decidió arrancar la cosecha a un precio de 300 pesos ahora, esta semana. Ahora, para el otro mes, serán 310 pesos, luego 320 y así escalonados hasta 350 pesos en julio, que ahí llegaríamos al margen de costo.
-¿Esto destraba el conflicto que ustedes sostenían y la decisión de no cosechar?
-Exactamente. Nosotros acá levantamos el acampe porque ya hace 45 días que estamos, pero hace más de un año que venimos luchando, acá en Andresito, desde la zafra pasada no se cosechó un kilo todavía, siendo que la mayoría de la provincia está cosechando. Entonces ahora decidimos levantar el acampe, y bueno, le dejamos a mano de los colonos que quieran hacer y no quieran hacer. Si no les sirve el precio, que aguanten hasta que se mejore un poquito el precio, que se va a ir mejorando. Pero el que tiene necesidad, que vaya haciendo a cuantagota lo que pueda hacer.
-Ahora, si el costo de producción es de 350 pesos y a julio van a llegar a cobrar 350 pesos, ¿van a llegar arañando el costo?
-Claro, estaríamos llegando arañando el costo, exactamente.
-Con lo cual el conflicto no parece resolverse de fondo.
-No, no, no, de fondo no. Porque nosotros hoy para poder trabajar teníamos que estar cobrando por lo menos un 505 pesos para que nos quede algo, un buen margen para trabajar. Porque creo que nadie quiere trabajar por el costo, ¿no?
-¿Y cómo se resuelve de fondo? Hasta hace un tiempo funcionaba un instituto donde se trenzaban industriales contra productores, no llegaban a un precio, pero había un laudo nacional.
-Nosotros vamos a seguir peleando por el INYM. Mirá, no sé si nos vamos a perder el instituto nomás, pero vamos a seguir peleando hasta lo último.
-¿Les parece una buena herramienta?
-Claro, porque la única forma que tenemos para regula es que el INYM fije un precio base por ley en base al costo. y los industriales no te pueden pagar por debajo de eso, ¿viste? Pero al no tener nada, estamos guachos, como quien dice, porque a donde vamos nadie nos da ningún resultado. Siempre estamos ahí, ahí, ahí, dando vueltas, y no tenemos más donde ir, porque ya fuimos a todos lados, y nos pareció la única propuesta más o menos que tenemos para poder empezar a trabajar.
Otto, como muchos otros colonos misioneros, está convencido de que en la zafra 2025 no se cosechará tanta yerba mate como creen los industriales, y que entonces indefectiblemente los precios deberán comenzar a subir, incluso por arriba del acuerdo.
De todos modos, añora el tiempo en que el INYM cada seis meses definía un precio de referencia que servía de piso para le productor. Milei lo eliminó de facto, porque nunca designó a un presidente del INYM y ahora incluso algunos piensan en denunciarlo penalmente por incumplimiento de los deberes de funcionario público. El Presidente, con su deciisión, ha sido el principal responsable político de este mes de huelga de cosecha.
-Está claro que Milei quiere eliminar todo tipo de precios regulados. Quiere que el mercado fluya. Pero en este momento, este año en que fluyó el mercado, a ustedes productores les bajaron los precios y a nosotros consumidores no nos bajaron los precios. ¿Qué pasó?
-Exactamente. Nosotros, por ejemplo, de un paquete de yerba que hay acá mismo, que estamos pagando a 5.500 pesos el kilo. pedimos que nos vuelquen por lo menos el 10%. Hoy nosotros estaríamos cobrando, qué sé yo, con lo que nos pagaron, el 1,8%.
-O sea, de lo que pago yo como consumidor, a usted no le llega nada, migajas.
-Si nosotros nos darían el 10% de un paquete, una marca media más o menos, ponerle un paquete que vale 3.500, 4.000 pesos, ya nos va a quedar a 400 la yerba, y ya podríamos trabajar tranquilamente.
-¿Entonces qué le dice a Milei?
-Yo creo que nuestro presidente acá metió mucho la pata en tocar la economía regional. Porque está bien que él tenga un caballo de carrera, viste, que vaya solo para adelante. Pero tenía que ver si hay algo que no está bien, volver un poquito para atrás y tratar de corregir eso, para que todos podamos trabajar. Porque ellos festejan, en cierto punto, que al colono le pagan poco y que los industriales están ganando mucho. Para mí eso está mal, porque acá el primer elabón de la cadena es el colono.
-¿Y el industrial qué gana matando de a poquito al colono? Si se queda sin producción a largo plazo.
-Lo que quieren hacer, aparentemente, si esto sigue así, es terminar comprando las chacras a los colonos, haciendo todo mecanizado y se va a quedar sin mano de obra. No sé qué van a hacer los tareferos. Acá hoy, por ejemplo, calculo que del 100% tenemos 40% de gente para levantar la cosecha. El resto se fueron todos a trabajar a Brasil. Porque es imposible, no podemos sostener. Hoy, por ejemplo, el precio que nosotros le tenemos que pagar al hermano tarefero, sería de 30 a 35 mil más o menos (por tonelada de hoja verde cosechada). El hombre tiene que trabajar dos días para ganar 35 mil pesos. Dos días, 35. Imagínate. ¿Y quién vive con eso? Es imposible.
-¿Ustedes llegan a cubrir ese costo?
-Y no, por eso. Es una cadena de desgracias. Estamos para atrás. Por eso dejamos a criterio de los productores, que si quieren que empiecen a hacer despacito, tranquilo, y vamos a ver si llegamos por un margen de costo en unos días, para poder trabajar. Y si nos pagan más, bienvenido sea.
-Ahora levantan el acampe. Me imagino que dispuestos a volver si hace falta.
-Más vale. En caso que no se cumple con lo que se pactó, vamos a volver a la ruta, no hay ningún problema. Nos podemos laburar así. Acá unos cuantos empresarios se pusieron de acuerdo y van a pagar lo que se pactó. Ahora en julio nos tenemos que volver a sentar a renegociar.
-¿Y los industriales tienen margen para pagar, si quisieran?
-Más vale, por supuesto que tienen. Tienen que reajustarse un poquito y pensar un poco más en el colono, desde mi punto de vista.
-Ahora, qué triste que el Estado sea más socio de los industriales que del colono.
-Exactamente, exactamente. Esa es la otra cara de la moneda, porque yo no sé si el… ¿Cómo es? El Sturzenegger, para mí que le escuchó primero a las industrias, y se fue con lo que le dijeron ellos. Por eso a nosotros no nos escuchan y como que se burlan de los productores cuando hablan, ¿viste? Si me festejan porque el productor está cobrando poco. A mí es una falta de respeto todo.
No tienen verguenza! Que razón tenía Poronga Moreno! Por que los argentinos deben pagar precios fijados para garantizar el 30% de rentabilidad a un productor ineficiente?
Son delincuentes! Y el libre comercio y tránsito se han de comenzar a respetar.
Eso es lo que votamos la inmensa mayoría de los argentinos. No lo olviden. No tenemos ni un problema de tomar mate con yerba paraguaya si esos “colonos” van en contramano en Argentina.