¿Cómo es el tomate que comemos en nuestras casas? ¿Tiene el sabor que imaginamos al verlo? El chef y conductor Damián Betular aceptó una arriesgada propuesta de Greenpeace, quien lo desafió a probar un tomate de invernadero sin aceite, aceto balsámico ni sal. Así solito: sin nada.
En el video (con reserva para personas impresionables) puede verse a Betular mordiendo y mostrando un tomate de invernadero con el propósito de mostrar las diferencias con aquellos cultivados a campo de manera agroecológica.
“Difundir la posibilidad de una alimentación saludable es un tema que me fascina. Pero este desafío de Greenpeace me hizo reflexionar además sobre aspectos de los alimentos que son muy importantes, como es su producción, la distribución y el daño que puede sufrir el medio ambiente si no se hacen bien las cosas”, destacó Betular. “Cuando comés algo rico es porque fue cultivado o producido como se debe hacer”, remarcó.
El conductor aseguró “los herbicidas y otros procesos le quitan lo esencial a los tomates: lo saludable y el sabor”, para luego agregar que los tomates de invernadero “tienen un sabor insípido” y que tienen agua en exceso.
“Es un poco raro tener un tomate en esta época en la heladera porque el tomate es un vegetal (sic) de época cálida”, manifestó el cocinero, dando a entender que no debería producirse tomate en invernaderos (¿una publicidad indirecta para los fabricantes de tomate en lata?).
Los fabricantes de fitosanitarios, por medio de un artículo publicado Mariela Pletsch, coordinadora de la región NEA de Casafe y profesora adjunta de la Cátedra Horticultura en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE, expresaron que hay muchos tipos de tomate y pueden producirse en distintas zonas climáticas gracias a las tecnologías disponibles.
“Escuchamos muchas veces que la aplicación de fitosanitarios modifica el sabor y consistencia del tomate, pero esto no es cierto. Hace años como ingeniera agrónoma aprendí que el sabor depende de cinco factores: el principal es el tiempo de maduración en la planta; es decir, cuanto más madura el tomate en la planta, más azúcares y sabor concentra”, comentó Pletsch.
“Luego le siguen la variedad o híbrido y la cantidad de exposición al sol; por ejemplo, un tomate producido en invernadero y uno producido a campo, son distintos entre sí. Los últimos dos elementos que determinan el sabor son: la fertilidad del suelo y una buena polinización del cultivo”, comentó la agrónoma.
En lo que respecta a la consistencia interior, para que el tomate sea carnoso, tiene que estar bien polinizado. Además, cuanto mejor fertilización y riego, más carnoso será.
“Hay más de una forma de producir el tomate; entre ellas se encuentran la convencional, la orgánica y la agroecológica. Cada una de ellas tiene distintas características, pero son todas complementarias”, aseguró, para luego indicar que la producción comercial del tomate, si bien puede ser a campo o en invernadero, requiere el uso de fitosanitarios y fertilizantes porque, de lo contrario, sería inviable.
“Esta es la verdad del tomate. La que viví en la huerta de mis padres, la que aprendí como estudiante e ingeniera agrónoma, y la que me apasionó tanto que hoy también la comparto en mis horas como docente en horticultura en la Universidad Nacional del Nordeste. Y ahora la transmito a todos ustedes para que comprendamos más sobre este alimento tan noble y cambiemos mitos por conocimiento”, culminó.