El gobierno de Javier Milei no la tendrá fácil en el Congreso para la aprobación de proyectos legislativos porque en ninguna de ambas cámaras cuenta con mayoría propia y deberá negociar en varias “puntas” para lograr acuerdos.
Fundación Barbechando publicó un informe actualizado sobre la relación de fuerzas en la Cámara de Diputados y el Senado con el propósito de intentar proyectar cuál podría ser el panorama luego de la asunción de Milei el próximo 10 de diciembre.
Las juras de los nuevos 24 senadores y 130 diputados serán los días 5 y 7 de diciembre respectivamente. Con su ingreso quedará conformado el nuevo Congreso para los próximos dos años, donde el oficialismo será la tercera minoría en ambas Cámaras.
¿Cómo lograrán los liberales alcanzar las 129 bancas en Diputados y las 37 en Senado para lograr sesionar? La pregunta del millón.Desde las elecciones generales de octubre se conoce la conformación del nuevo Congreso, con la sorpresa de la irrupción de diputados liberales, quienes ganaron 35 nuevas bancas que perdieron Juntos por el Cambio y Frente de Todos, que quedaron con 93 y 105 escaños respectivamente.El oficialismo estará obligado a buscar alianzas con los demás bloques para la aprobación de sus proyectos.
“En ese sentido, los ‘halcones cambiemitas’ –ala dura del PRO, UCR y monobloques– ocuparían el rol de aliados de primera línea para el bloque oficialista. El acuerdo primario con los halcones le permite llevar su piso legislativo a un número de 80 legisladores”, anticipa la Fundación Barbechando.
“A pesar de duplicar el número con parte de Juntos por el Cambio, La Libertad Avanza aún necesitaría alrededor de 50 voluntades extra para lograr el quórum en la Cámara Baja”, advierte.
Aquí se volverán claves las negociaciones con el grupo restante de Juntos por el Cambio, los legisladores de bloques Federales y Provinciales –Córdoba, Misiones, Neuquén, Río Negro y Santa Cruz– y, por último, los diputados que responden a los gobernadores justicialistas, cuyos líderes políticos deberán negociar con la Casa Rosada para el logro de la gobernabilidad mutua.
En lo que respecta al Senado, a pesar de que La Libertad Avanza “obtuvo sus primeras bancas de senadores de su historia, la dominancia del peronismo en la Cámara Alta quedó garantizada por los próximos dos años con 36 bancas (contando aliados directos)”, remarca Barbechando.
Los liberales contarán con siete senadores nacionales, a los que podrían sumarse, en primera instancia, los halcones –principalmente del PRO–, logrando un grupo de entre 12 a 15 senadores.
Para lograr el las 37 bancas necesarias para el quórum, el nuevo oficialismo deberá accionar en el Senado de forma similar que en Diputados: negociar con el grupo restante de senadores de Juntos por el Cambio, con los legisladores federales, los representantes de partidos provinciales y, por último, los senadores del PJ que deben su banca a los titulares de los ejecutivos provinciales.
“Si el ‘trueque’ entre voluntades y proyectos logra buen puerto, La Libertad Avanza podría añadirle a las siete bancas propias más de una treintena nuevas, aunque sólo para algunas iniciativas, lo que le permitiría contar con un techo cercano a los 40 senadores”, apunta el informe.
Barbechando resalta que en la negociación entre el presidente electo, sus aliados cambiemitas –liderados por el ex presidente Mauricio Macri– y el actual gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, sobre la repartición de la cartera del Ejecutivo nacional, también se abrió un nuevo partido: los posibles presidentes de la Cámara Baja. Desde Juntos por el Cambio apuestan por Cristian Ritondo (PRO), referente del bullrichismo, mientras que desde el peronismo postularon al compañero de fórmula del mandatario cordobés, Florencio Randazzo.
Sin embargo, desde el espacio libertario exigen un presidente que sea elegido desde sus líneas. Para ocupar ese cargo resuenan el puntano Carlos González D’Alessandro y el porteño Oscar Zago, aunque este último también sonó como posible presidente del bloque oficialista, igual que el del riojano Martín Menem y la diputada electa por Buenos Aires, Marcela Pagano.
Por el lado del Senado, la presidencia quedará a cargo de la vicepresidente electa, Victoria Villarruel, quien pondrá a prueba su nuevo rol de arbitrar una Cámara donde, desde el inicio, el partido que tendrá que jugar será cuesta arriba.
“En conclusión, se presenta un panorama en donde la negociación, el consenso y por sobre todo el tratamiento de proyectos de ley caso por caso o tema por tema va a ser la norma de funcionamiento. En ese proceso las comisiones serán el ámbito central de trabajo. Desde Fundación Barbechando trabajaremos con todos los representantes legislativos para contribuir a esa construcción de políticas públicas por el bien común de nuestro país”, resume el informe.