“Hace pocos días la Secretaría de Agricultura publicó su informe con los márgenes de la producción ganadera. A mí me importa la cría porque es la fábrica de todo. Para ese eslabón la rentabilidad respecto de noviembre del 2023 cayó 17% a pesar de que los costos crecieron por debajo de la inflación, lo que da cuenta de la magnitud del retraso de los precios”, dijo el consultor Ignacio Iriarte al momento de hacer el balance del 2024 para ese sector.
El año pasado hubo una baja en términos reales de los valores de la hacienda que recién comenzó a reducirse en la primavera, cuando reaccionó primero el mercado del ganado para faena, porque se impuso en el mercado el faltante estacional de terneros para el engorde, y eso a su vez se combinó con una mayor disponibilidad de forraje, lo que incentivó la demanda y compensó las deterioradas cuentas de los criadores.
“La suba de precios se dio luego de casi 10 meses consecutivos de caída de precios reales del gordo y de la invernada. El 2024 fue un año agridulce. Fue bueno desde el punto de vista productivo, pero con pérdidas de rentabilidad”, sostuvo el analista.
Luego insistió: “El año terminó con un sabor agridulce también porque el tipo de cambio rezagado nos está separando del efecto tan positivo de la mayor demanda internacional. Al mismo tiempo, los precios internos de la hacienda no hicieron otra cosa más que caer, porque tal como se preveía hay una baja muy fuerte en los ingresos reales de la población, con recuperaciones parciales en estos últimos meses, lo que complicó al consumo interno a donde se destina el 70% de la carne que se produce”.
Iriarte fue muy elocuente a la hora de destacar la importancia de la demanda local en el negocio cárnico.
“En las presidencias de Mauricio Macri y de Cristina Fernández, con un salario promedio registrado se compraban 180 kilos de carne. En la presidencia de Alberto Fernández, 133 kilos. En enero de este año se compraron 90 kilos de carne con un salario promedio registrado”.
De todos modos marcó que “desde enero no hizo otra cosa más que recuperarse hasta tocar un techo, lo que yo supongo que es un techo, que se dio en octubre, cuando se alcanzaron los 140 kilos. Estamos lejos de los promedios históricos”.
“Falta medir noviembre y diciembre, cuando la suba de precios fue de 15% mientras que los salarios aumentaron menos. El poder de compra de los salarios, en términos de carne cayó fuerte y va a resultar muy difícil que crezca como para recuperar el terreno perdido”, advirtió el experto.
Con relación al negocio de la exportación, también allí el sabor es agridulce. El gobierno dijo al inicio que estaba prohibido prohibir exportaciones, lo que fue festejado en el sector, pero no avisó que se iba a perder competitividad cambiaria ni que los costos en dólares iban a crecer tanto.
“El plan antiinflacionario de Milei tiene un fuerte anclaje en el atraso cambiario. Lo que ante era un excremento, el peso argentino, ahora es una moneda fuerte, y esto se produce en un momento en el cual nuestros competidores, como Brasil, devaluaron fuerte la moneda”.
El escenario se complica para la venta al extranjero de carne vacuna, aunque el volumen embarcado es alto. Las estadísticas oficiales indicaran en pocos días más que las empresas argentinas lograron un nuevo récord exportador mientras que se aguarda que las estadísticas mundiales reflejen que el comercio internacional creció de forma significativa.
“En 2024 las exportaciones mundiales habrían crecido en más de 1 millón de toneladas sobre un total de 12 millones. Fue un año extraordinario en cuanto a volúmenes”, avisó Iriarte. Ese salto se dio por la mayor demanda de China a donde Argentina exporta el 75% del total de sus embarques.
“Lo que se está viendo en el mercado internacional es que China no afloja. Hubo cinco o seis meses del año que estaba abajo del año pasado, arrancó muy bien el año, después se cayó y ahora en los últimos dos meses se resistió a mejorar los precios internacionales”.
En los últimos días el gobierno chino decidió iniciar una investigación por supuesto dumping de parte de los exportadores de Sudamérica, la región que más carne le aporta. Esa es una clara señal del interés de su gobierno por frenar subas en el precio de la carne vacuna. Pero es poco probable que teniendo necesidades crecientes de importación del producto frene las compras por largo tiempo, aunque sí que tome medidas que distorsionen el comercio y hagan bajar los precios.
“Lo que pasó el año pasado en el comercio mundial es difícil que se repita en 2025 porque los principales exportadores de carne (Brasil, Australia, Argentina, Uruguay, Nueva Zelanda, Estados Unidos), van a tener menos carne para liberar. Y en los últimos años el comercio viene creciendo a un ritmo mayor que la oferta, por lo que ese volumen surge de la resignación del consumo de carne en esos países” destacó Iriarte.
“En Argentina la relación histórica entre consumo y exportación fue de 80/20, el año pasado fue de 70/30 y si no fuera por el atraso cambiario había sido de 65/35, porque sobró demanda a nivel mundial y de mercados que surgen por fuera de la demanda china, como países del sudeste asiático, de Medio Oriente o por ejemplo México”.
Según el analista en las condiciones exportadores que tiene la Argentina, los frigoríficos la están pasándola mal y perdiendo plata, el escenario no tiene perspectivas de mejoras y además “no se puede descartar que surja algún cisne negro que puede ser una guerra de monedas, la contestación de China a una eventual guerra de tarifas de Trump sobre México, Canadá y especialmente sobre China, una recesión mundial, o la investigación de China sobre dumping”.
Iriarte dijo que “el panorama es complejo. La rentabilidad de la cría es la media de los últimos 12 años. Tanto para el consumo como para la exportación hay límites y cuando la inflación se reduce a estos niveles y el precio de la hacienda pega un salto es difícil imponerle subas de precios a la demanda interna de carne”.
Además, destacó que por el lado de la demanda interna no hay que esperar una mejora importante de lso valores. La mejora de precios podría llegar más como consecuencia de una menor oferta sobre todo en el primer cuatrimestre del año, pero no por una mejora significativa de los salarios.
Del lado de la exportación se está pagando el novillo por encima de la capacidad teórica de los frigoríficos y mucho más que en los países vecinos.
En cuanto al aspecto productivo, la situación pinta mejor que en cuanto a los resultados económicos. “Está jugando muy a favor la situación climática. Los campos están muy bien, tienen pasto y eso mejora el ánimo de los productores. Están muy empastados. Yo creo que está gestándose una parición muy buena, muy alta, con índices de premios muy altos, pero sobre un rodeo de vacas y vaquillonas menor al de 2023”.