Al término del 2024, Argentina se mantiene como uno de los mayores exportadores de miel. Aun cuando los pronósticos a inicios de año indicaban una baja en los volúmenes productivos como consecuencia de la sequía, la cosecha volvió a estar cercana a las 75.000 toneladas que se vienen produciendo anualmente. Sin embargo, el precio del producto en el mercado internacional sufre una tendencia a la baja desde 2022, la última vez que se registró un valor por encima de 3.000 dólares por toneladas.
Según dijo a Bichos de Campo el experto en apicultura Fernando Luis Esteban, hasta noviembre el producto argentino cotizaba a 2.460 dólares promedio por toneladas, un precio que está por debajo al registrado en noviembre de 2023, cuando el valor de la miel rondaba 2.850 dólares promedio. No obstante las proyecciones del mercado estiman una tasa de crecimiento anual compuesta (TCAC) del 4,2% para el período 2024-2032.
Pero no es el precio de la miel el mayor problema que les quita el sueño a los apicultores y las principales empresas exportadoras de miel al cierre de 2024. Siguen siendo la mayor preocupación las sanciones antidumping que el Departamento de Comercio de Estados Unidos aplicó para las exportaciones de miel hacia este país, porque la nación del norte es el destino de casi el 70% de la producción nacional de miel.
“Este año ha estado marcado por un problema que venimos arrastrando desde hace un par de año, que son las sanciones antidumping que nos impuso Estados Unidos. Esto ha sido muy determinante porque ejerce una presión importante en términos comerciales. Se esperaba que fuera un año malo pero terminó siendo lo contrario y se exportaron a Estados Unidos 48.300 toneladas”, indicó Esteban, quien se desempeña como director del medio Espacio Apícola.
Mientras tanto, en el sector tratan de ganar un lugar dentro del mercado europeo, que se torna cada vez más exigente incluso con las producciones propias. “Hay algo más que se exporta a Europa, pero el mercado europeo está en crisis hace par de meses porque se están encontrando altos porcentajes de mieles adulteradas y esto ha bajado el precio de la miel. Entonces cuando queremos vender, los compradores tiene los galpones llenos”, continuó diciendo el experto.
En este punto, el consumo interno sigue sin mover la aguja porque del total de miel producida cada año, el mercado local apenas abarca un 20% de las toneladas producidas.
“El mercado interno en Argentina es muy bajo, no hay un importante consumo. Lo que más abunda son apicultores que le venden al menudeo a sus conocidos y en mercados regionales. A eso súmale el gran porcentaje de adulteración que existe en Argentina, por incapacidad de los organismo de control para erradicar un problema que se ha instaurado dentro del mercado interno”, contó Esteban.
Ahora sin retenciones y con la política de libre mercado que impulsa la actual administración, el especialista en apicultura asegura que la situación del sector sigue siendo vulnerable, pero con mejores perspectivas. Más allá de que el kilo de miel oscile entre los 1.800 – 2.000 pesos al productor, que sigue pagando altos costos, es muy distinto el panorama al de la cosecha anterior.
“El año pasado llegó a estar más caro un kilo de azúcar que el kilo de miel. En los últimos cuatro o cinco años, con una administración que ha estado diferenciando muy significativamente el valor del dólar que se pagaba en el puerto por las exportaciones, contra lo que costaba comprar un dólar para adquirir insumos en el exterior, las empresas han estado defendiéndose y haciendo maravillas para tratar de encontrar un punto de equilibrio”, contó Esteban.
Al respecto continuó: “De haber seguido como veníamos con un dólar oficial a 300 pesos y con un dólar paralelo a 900, hoy estaríamos cobrando por los 2.460 dólares promedio la tonelada de miel clara que se fue a los Estados Unidos, alrededor de 984 pesos por kilo. Es una barbaridad, sería una miseria espantosa”, renegó Esteban.
“En la medida en que esta economía apunta a ir balanceando y poniendo a un mismo valor el dólar oficial, con lo que es el dólar financiero, que se usa para acciones comerciales, se puede decir que hemos mejorado internamente. Pero en estos momentos se sigue derrumbando el precio internacional y particularmente para Argentina eso no es bueno”.
Y agregó. “La apicultura ha sido practicada en la Argentina generalmente por emprendedores, en buscaban de su autonomía e independencia. Así que te diría que todo el ecosistema que tenga que ver con un esquema más liberal, para las empresas apícolas creo que le va mejor. Creo que en los últimos años se le usó a la apicultura, para fidelizar seguidores políticos”.
Asimismo, Esteban destacó las ventajas que representa para la actividad la quita de retenciones, al tiempo que calificó de astronómicas las pérdidas que se sufría cuando se pagaba este impuesto a la exportación.
-¿Cuál sería el mejor escenario para la apicultura en el 2025? ¿Qué desearía el apicultor argentino en términos generales?
–En primer lugar se necesita que se estabilice la situación económica a nivel nacional, que se mantenga la estabilidad que se está proponiendo, que efectivamente baje la inflación, que el valor de la miel se estabilice y que ingrese el monto real para el sector apícola. También se necesita que se solucione la situación del dumping lo antes posible y que se avance con la comercialización hacia Europa. En cuanto a los insumos, creo que van a ir bajando en la medida en que toda la economía nacional se vaya equilibrando.
En otro orden, el experto se refirió a los factores ambientales para hacer más eficiente la actividad. “Lo que siempre ha necesitado la apicultura, es que efectivamente se la reconozca y se la ponga a disposición de un sistema productivo más sano a nivel a nivel ecosistémico. Es decir que las producciones agropecuarias tengan una perspectiva más amplia, más inclusiva, más natural, no tan dependiente de herbicidas ni de tecnologías que son muy desgastantes del suelo. En los últimos años hemos venido aprendiendo de eso y se ha empezado a trabajar un poco con los cultivos de servicio”, concluyó.