Aun cuando todos pudiéramos imaginar que la eliminación de una dirección específica de Agroecología en el gobierno nacional (que había sido creada en la gestión de Alberto Fernández y fue eliminada en esta etapa de Javier Milei) supondría un retroceso para Eduardo Cerdá, el agrónomo que estuvo a cargo de esa corta gestión dice que no tiene tiempo para lamentos y cree que -más allá de las formas institucionales que tome- el movimiento hacia la agroecología es irrefrenable.
“Nosotros veníamos de trabajar con municipios, con productores a los que les sirvió y les sirve la agroecología. Ellos aseguran que están mejor, nos dicen que si no estuviera en la agroecología estarían fundidos, con las secas que hemos tenido en el oeste de la provincia de Buenos Aires y en otros lugares. La verdad que no hemos visto un retroceso de esos productores, sino que vemos un aumento”, dijo Cerdá en diálogo con Bichos de Campo durante el 10° Congreso Latinoamericano de Agroecología que se realizó en Asunción del Paraguay. Obviamente el ex funcionario publico no deja de reconocer que sería mucho mejor si la agroecología siguiera formando parte de la agenda política nacional.
Sin embargo, el actual escenario donde la política pública ignora estas corrientes no es nuevo para Cerdá, porque desde que se recibió en los años 90 hasta su experiencia cono asesor agronómico de la localidad Guaminí, donde nació la Red Nacional de Municipios y Comunidades que Fomentan la Agroecología (Renama), ellos trabajaron desde el llano para -según afirma- intentar demostrar “que se puede producir de otra manera”.
Además hace una valoración de su gestión desde el ex Ministerio de Agroindustria del anterior gobierno. “Con Renama veníamos con 40 municipios y unas 90.000 hectáreas. Al pasar a ser una Dirección Nacional pasamos a tener 100 municipios. Por otro lado, en Cambio Rural había 16 grupos agroecológicos y pasamos a 200. Antes no teníamos tampoco esta figura de nuevos referentes agroecológicos territoriales que tienen base en las facultades, y de 33 facultades ya estamos trabajando con 13”, enumeró.
También puso de ejemplo que la Provincia de Buenos Aires lanzó “créditos muy buenos a tasas del 26% para los productores agroecológicos, y tiene 700 productores registrados”.
“En la Dirección de Agroecología supimos darle volumen a todo eso y ahora seguimos trabajando. O sea, no nos cambió. Sería mucho mejor que esté la Dirección para la agroecología como corriente. Pero uno ve que la agroecología en todas las escalas da soluciones. Yo siempre seguí vinculado a productores chicos, medianos y grandes, y son los grandes los que se ven mucho más beneficiados”, indicó.
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Como sustento a su afirmación, Cerdá explicó que “en La Primavera (la estancia agroecológica que él mismo asesora) usábamos 9.000 litros de glifosato, en un campo de 1.200 hectáreas y ahora se usan 500 litros. Imagínate que gastábamos 300.000 dólares por año y bajamos a 100 mil. Y lo que vemos desde el 2015, cuando empezamos con esto, que ahora el ingreso año a año cada vez es más alto”.
-Si este esquema sirve para todos, tanto chicos como grandes, ¿por qué no todos los productores se vuelcan a hacer agroecología?
-Porque todo el mundo dice que hay que ir para allá y estode la agroecología no es tan mediático. Pero a mí me viene pasando que me estén llamando empresarios muy grandes de Córdoba, por ejemplo Cañada Rosquín, productores con 20.000 hectáreas que quieren ir por ahí. Quizás están faltando técnicos, por eso falta que en las facultades se hable más de agroecología. Hoy hay 14 tecnicaturasy diplomaturas en todo el país, y hasta estos lugares se acercan los productores a aprender porque no tienen técnicos.
En base a esto, Cerdá es un convencido de que más allá de que ya no existe más una Dirección Nacional de Agroecología dentro de la estructura de la Secretaría de Agricultura, el proceso es “irrefrenable” e irá sumando adeptos, porque son muchos los datos científicos en función de la salud que se viene generando en torno a la producción de alimentos y que cuestionan los modos tradicionales.
“Los investigadores están hablando del problema del glifosato como antibiótico. En el 2010 se patentó como un antibiótico. Nuestro sistema inmunológico, la microbiota, depende de las bacterias, y si vos consumís pequeñas cantidades de un antibiótico, estás bajando tu sistema inmunológico. Como todos los productos ultra-procesados como maíz y soja tienen glifosato, vos todos los días consumís una dosis chiquitita de antibiótico.
-¿Y entonces se supone que vas generando resistencia a los antibióticos para cuando los necesites?
-Estudios recientes afirman que millones de personas en el mundo mueren porque entran a los hospitales, toman una enfermedad intra hospitalaria, y los antibióticos no le hacen nada
-¿No sentís que le falta ciencia a la agroecología y que le sobra ideología? ¿No crees que le falta justamente menos política y dar estos debates más científicos?
-No, ciencia hay mucha. Tenemos ya 3 congresos en Argentina, más de mil y pico de trabajos. Yo creo que falta más extensión, comunicar. Todo es político, porque cuando alguien decide qué investigar, lo decide pensando en el modelo que él quiere. Ahora, si uno cree que la salida es con más agroquímicos, ya lo probamos eso, pasamos de 100 millones de litros o kilos de agroquímicos en los 90, a los 200 millones, pasamos los 300, pasamos los 400, pasamos los 500, pasamos los 700 millones. Es un disparate.
-Citaste a Cambio Rural, universidades, INTA… La política nacional parece haber clausurado todas esas puertitas ¿Cómo describís el estado de situación en la Argentina más allá de que vos decís que el proceso sigue avanzando al margen del Estado?
-En la plataforma política de los libertarios decía “agroecología”, pero no sé quién habrá escrito eso. Yo creo que la agroecología es un proceso inevitable porque en la medida que suben todas estas enfermedades intrahospitalarias, en la medida que aparecen más datos de que los alimentos no están alimentando, aparecen enfermedades crónicas… Entonces esto es un proceso. Hay gente que dice, todavía no lo veo. Pero nosotros seguimos caminando, seguimos asesorando, seguimos trabajando. Yo no me he bajado nunca de eso. Hay muchos productores agroecológicos que están contentos, que están bien, les va bien. Y si les va bien, no se fundieron, no precisamos trabajo científico. Les va bien, creo que esa es la clave.