La celulosa fue el principal producto exportado por Uruguay en 2024 con un total de 2545 millones de dólares, una cifra 35% superior a la del año anterior, gracias, en gran medida, al pleno funcionamiento de la planta de celulosa UPM en Paso de los Toros.
China, con una participación de 42% sobre el total, fue el principal destino de las exportaciones orientales de pasta celulósica, seguida por la Unión Europea, con una participación de 37%.
El éxito del desarrollo foresto-industrial en Uruguay es producto de una política exitosa, la cual se fundamenta tanto en la Ley Forestal Nº 15.939 del año 1987 como a la promoción de “zonas francas” para atraer grandes inversiones.
Las dos plantas de pasta celulósica de UPM y la fábrica de Montes de Plata, precisamente, están localizadas en zonas francas que cuentan con importantes beneficios tributarios y cambiarios.
En ese sentido, el gobierno de Javier Milei impulsó la creación de un Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) con el propósito de promover al instalación de grandes proyectos de inversión en la Argentina. Si bien el RIGI contempla al sector de la foresto industria, aún no se anunció ninguno relativo al mismo.
El año pasado las exportaciones argentinas de pasta celulósica sumaron apenas 349 millones de dólares, lo que implica que en el mismo período Uruguay, con un territorio sustancialmente inferior al se su vecino, logró exportar siete veces más que su vecino por ese concepto.
Lo más triste es que la Argentina, a pesar de contar con grandes extensiones de bosques cultivados, es una nación deficitaria en materia de producción de pasta celulósica, papel y cartón: en 2024 registró un balance comercial sectorial negativo de 597 millones de dólares.
La comparación no es caprichosa porque muestra como una nación con un territorio productivo pequeño puede generar riqueza cuando se crean las condiciones macroeconómicas y comerciales adecuadas.
Como contrapartida, el ejemplo es útil para evidenciar cómo una nación con grandes recursos naturales e intelectuales puede desperdiciar su potencial cuando se fabrican de manera constante desincentivos que obstaculizan el trabajo de los creadores de riqueza.
Las exportaciones uruguayas de bienes el año pasado fueron de 12.845 millones de dólares, lideradas por pasta de celulosa, carne bovina, lácteos y productos agrícolas. La balanza comercial del país, sin considerar hidrocarburos y energía, arrojó un saldo favorable de 1970 millones de dólares.
En tanto, las exportaciones de bienes argentinos en 2024 fueron de 79.721 millones de dólares con un saldo favorable de 18.899 millones de dólares, la mayor parte del cual se explica por embarques de productos oleaginosos y cereales.