La campaña de exportación de cerezas comenzó y de la mano de la empresa Extraberries se realizó el primer embarque aéreo a China desde que se obtuvo el reconocimiento de “Patagonia libre de mosca de la fruta.” Con una demanda pujante de parte de los mercados importadores de fruta más importantes, Adolfo Storni, presidente de esa empresa, cree que Argentina aún tiene mucho por hacer si quiere convertirse en un firme competidor internacional.
La demanda proveniente de Norteamérica, Europa y China, los tres mercados más importantes, es fuerte, estable y muy alentadora para los productores locales, que estiman una exportación de 7 mil toneladas de cereza esta campaña. Pero ganarse los corazones de los clientes no alcanza si existen competidores que llegan a producir casi cincuenta veces más cerezas que la Argentina, incluso con menor territorio apto. Es el caso de Chile.
“Con un buen plan de inversiones, Argentina la una oportunidad de poner en producción otras 10 mil hectáreas y generar exportaciones adicionales por 100 millones de dólares”, dijo Storni a Bichos de Campo. Según el empresario, el país tiene todas las condiciones para poner en producción esa futura exportación pero hace falta crédito y condiciones macroeconómicas estables.
Una gran desventaja que existe con el competidor vecino es el impuesto del 5% a la exportación, que los productores argentinos deben pagar y que del otro lado de la cordillera no existe. “No hay en el mundo un país que pague para exportar frutas”, se lamentó Adolfo.
De la misma manera, Argentina paga aranceles del 10% y el 12% en sus dos principales mercados, China y la Unión Europea, cuando el vecino no lo hace.
Desde su mirada, el sector frutihortícola debería por el contrario tener “mayores beneficios y apoyos, porque de alguna manera ayuda a resolver los problemas estructurales de una Argentina que no tiene inversión, no genera empleo privado y le faltan dólares a la economía para su correcto funcionamiento”, explicó Storni.
Si bien la cereza es un cultivo menor en relación a las cifras de exportación del arándano, los cítricos y otras frutas de pepitas, logra una facturación mucho mayor en comparación al precio por kilo de las demás frutas. A este valor diferencial se debe sumar una oportunidad de crecimiento importante para el país si se tiene en cuenta que Chile está condicionado por su espacio territorial.
Pero aunque el sector reclama una mayor atención e inversión, los productores de igual forma festejan por una nueva campaña de exportación a China. Este año esta fruta podrá llegar de forma temprana a ese colosal mercado, por vía aérea, gracias a que en marzo se reconoció al territorio como uno libre de mosca.
“No podíamos llegar con un producto por vía aérea temprano, en noviembre, porque había que hacer una cuarentena previa. Si mandabas fruta por contenedor tenías que hacer el tratamiento de frío en tránsito que encarece el flete. Para nosotros es un enorme beneficio. Llegar en noviembre es aprovechar precios excepcionales”, contó entusiasmado el presidente de Extraberries.
La campaña comenzó con los cargamentos provenientes de Mendoza, Río Negro y Neuquén, seguirá en diciembre con los de Chubut, y en enero y febrero se harán los envíos más tardíos provenientes de Santa Cruz.