Al norte de la provincia de Santiago del Estero, en el departamento de Moreno, se encuentra Weisburd, un pequeño pueblo de no más de 1800 habitantes que está rodeado por un denso monte de algarrobo. En allí dónde se esconde el apiario de Ariel Goitea, un productor apícola que retomó su vicio de producir miel a comienzos de la pandemia. Hoy ya cuenta con su propia marca de miel que, no casualmente, fue bautizada “Mielburd”.
“Hace 20 años trabajaba con apicultura y después dejé por cuestiones de trabajo. Ahora retomamos de vuelta, iniciamos con la pandemia”, contó Goitea a Bichos de Campo.
El proyecto inició con sólo cinco enjambres, algunos de los cuales fueron cazados por el apicultor en el monte. El proceso consiste en localizar a la reina dentro de un enjambre natural, y trasladarla a unos cajones especiales que llevan en su interior cuadros con cera estampada. Una vez que el núcleo –la reina con algunas obreras- es movido, el resto de las obreras muda la colmena hacia esos cajones.
“Trabajamos con abejas criollas y ahora estamos mezclándolas con abejas italianas que traemos de otros apicultores, por el tema de la mansedumbre. Nos facilita más el trabajo y al mezclarlas se aumenta la productividad”, explicó el santiagueño.
Para introducir la genética italiana Goitea adquirió abejas reinas vírgenes, que fueron fecundadas por zánganos –la abeja macho- criollos. Eso le permitió aumentar la rusticidad y adaptabilidad de los enjambres.
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Hoy la población de abejas ha crecido tanto que el productor debe realizar controles periódicos para evitar que las colmenas se “enjambren”, es decir, que se formen nuevas familias en el interior de cada grupo. ¿Cuál es el riesgo de esto? Que parte del grupo se separe y se reintroduzca en el monte, en busca de mayor espacio. Eso implicaría una pérdida productiva importante. Es por esta razón que Goitea va aumentando las cajas periódicamente.
-¿Con qué objetivo estás armando este emprendimiento?– preguntamos al apicultor.
-Es un sustento mas para mi familia. De a poquito vamos aumentando las colmenas y a futuro creo que va a ser un sustento más grande. Ya tengo dos cosechas desde la pandemia de un promedio de entre 25 y 30 kilos de miel por colmena. Fue un lindo número.
-¿La miel es de buena calidad?
-Sí, es pura de monte. Comenzamos con la de algarrobo, que es lo que abunda aquí, y después le siguen las otras: brea, tusca, mistol y garabato. Es una miel bien concentrada y clara. Con el correr de los días se va empezando a hacer más oscura.
Por el momento la marca Mielburd solo circula por aquella zona norte de Santiago del Estero, aunque esperan pronto otorgarle un mayor alcance. “La idea es ir creciendo y llegar a formar una cooperativa, y extraer todo aquí en el pueblo. También involucrar un poco más de jóvenes”, afirmó Goitea.
-¿Te gusta lo que estás haciendo?
-Sí, me gusta. Tengo amor por las abejas y eso me ayuda a cuidarlas todos los días.