La gran noticia es que, finalmente, la semana pasada se confirmó el acuerdo de intercambio comercial entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur. Sin embargo, es sabido que hay voces que se oponen y muy fuertemente, como la de los productores agropecuarios franceses.
Para entender un poco más las razones de esta postura, Bichos de Campo entrevistó a Benoît Devault, periodista del medio La France Agricole.
-¿Por qué los productores franceses se oponen a este acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur?
-Por muchas razones. Los productores franceses, en particular los ganaderos, ya enfrentan un tremenda competencia de países de la UE y de Ucrania. Esto no es nuevo, pero un acuerdo con el Mercosur aumentaría la presencia de productos en el mercado y siempre en detrimento de ellos, los productores. Hay dos sectores que se pueden ver muy perjudicados, el de las aves -rubro en que Francia importa más del 50% de su consumo- y el sector de la carne de vaca, donde la cantidad de establecimientos ganaderos está disminuyendo desde hace varios años. En menor medida, al sector de la remolacha azucarera también le preocupa que este acuerdo traiga más competencia a sus mercados.
-¿En Francia se piensa que los países del Mercosur se benefician de unas restricciones medioambientales menos estrictas?
-Esta idea está muy extendida y es uno de los principales argumentos en contra del acuerdo. Los agricultores europeos, y los franceses en particular, ven constantemente cómo les prohíben usar productos fitosanitarios y se les imponen restricciones medioambientales, en particular las que limitan el tamaño de las explotaciones ganaderas y su expansión. Por otra parte, consideran que la legislación es mucho más permisiva en América del Sur, y que los productores de allí se benefician con una ventaja competitiva como consecuencia. Esto da lugar a algunos comentarios muy peyorativos y no siempre justos sobre la producción agrícola del Mercosur, en un intento de ganarse la simpatía de la opinión pública.
-¿Cuáles son los países más “temidos” y qué productos?
-Argentina preocupa por su carne de vaca, pero el verdadero “cuco” es Brasil. Con su producción competitiva y orientada a la exportación de carne vacuna, aves de corral y caña de azúcar, Brasil es un país especialmente temido. Muchos de estos productos ya están entrando hoy en el mercado único europeo, y se sospecha que pronto se alcanzarán nuevas cuotas. Además, en el caso de la carne bovina y de ave, muchos temen que los consumidores al momento de comprar los mejores cortes (como el lomo) se inclinen por los productos importados del Mercosur, lo que repercutiría en los mercados de aquí. En resumen, un doble problema.
[] Les négociations de l’accord avec le Mercosur sont finalisées https://t.co/ZzspLuM9lq
— La France Agricole (@FranceAgricole) December 6, 2024
-Si se incorporan las llamadas “cláusulas espejo” (exigir a los agricultores sudamericanos lo mismo que a los franceses), ¿esto podría cambiar?
-Creo que los promotores de la idea de estas cláusulas saben desde hace tiempo que se trata de una exigencia imposible. Supondría renegociar el Capítulo Agrícola, algo que la Comisión Europea descarta desde hace tiempo. Pero dadas las numerosas exigencias que podrían plantear los agricultores europeos (tamaño de las explotaciones, productos fitosanitarios prohibidos en Europa, etcétera), no es seguro que esto fuera realista ni que pusiera fin a las protestas actuales.
-¿Qué se puede hacer en este contexto?
-Los países del Mercosur tienen mucho que ganar si mejoraran su comunicación y la promoción de sus productos agrícolas, sobre todo de cara a Europa. Esto habría evitado muchas de las duras críticas a las que se enfrentan hoy en día. Para algunos destinos de exportación esto puede ser menos importante, pero para los europeos es un punto crucial.
-¿Se refiere a una campaña de comunicación explicando, por ejemplo, que en Argentina también se produce de manera sostenible, cuidando el ambiente y que también existen muchas restricciones para el productor?
-Así es. He presenciado conferencias en Francia donde productores del Mercosur explicaban su forma de producir y, si bien los argumentos eran muy interesantes, muchas veces no estaban adaptados al público francés y el mensaje “no llegaba”. En este sentido, me parece que las etiquetas que certifican el origen de un producto y su producción sustentable son de mucha utilidad.