La lechería argentina tuvo un respiro en 2022, cuando la primavera resultó optimista en producción y en negocios. Pero esa era la calma antes de la tormenta. Rápidos los empresarios entendieron que a pesar de la falta de políticas sectoriales, de los desajustes económicos la única alternativa para seguir sobreviviendo estaba en las ventas al exterior.
Según los datos del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA) y en base a las cifras oficiales, los lácteos durante ese año tuvieron un alza de 4,3% en toneladas de producto, llegando a 412.294 toneladas, mientras que en divisas el aumento fue del 24,8%, por los negocios cerrados en 1.675 millones de dólares, abarcando el porcentaje histórico del 26% sobre el total producido.
El precipicio de la sequía se veía y se terminó de confirmar entre enero y marzo últimos cuando las ventas se contrajeron 10,7% (92.687 toneladas), agravadas por la caída de -6,5 puntos en valor, en ventas por 363,7 millones de dólares, representando el 25,6% de la producción total nacional.
Estos números que sirven de parámetro explican la necesidad que tienen las industrias lácteas de recuperar mercados perdidos, de crecer, incluso escapando de la amenaza que a principios de este año recibió el sector industrial sobre el cierre de exportaciones si no se respetaba el tope de aumento mensual a la producción primaria situado en cuatro puntos porcentuales.
Hoy se está cerrando la primera etapa de una gira organizada por Secretaria de Relaciones Económicas Internacionales, con la finalización de una serie de encuentros en Argelia y Marruecos, para avanzar en las próximas horas hacia Egipto. La delegación está encabezada por Cecilia Todesca de Cancillería y por la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti.
Esta agenda variada incluyó la firma de un Acuerdo de Cooperación en Salud, para facilitar el intercambio de información de los sistemas de salud de ambos países, entre la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) y la agencia regulatoria marroquí para avanzar en el desarrollo de medicamentos y equipamiento médico.
Mientras se trataron temas vinculados a la electromovilidad y el uso del litio, también se habló de biotecnología, el uso del trigo resistente a sequía, e incluso cooperación en materia de genética animal.
Es en Argelia que las empresas Adecoagro y Corlasa estuvieron representadas por sus gerentes comerciales, intentando la recuperación de ese mercado en el que no hubo ventas durante la última licitación que hiciera el país que fue líder en las compras para el comercio exterior lechero argentino y fue superado por la demanda de Brasil.
Si bien Argelia instaló recientemente su primera planta de secado de leche, abastecida por tambos que están siendo completados con la importación de animales en pie, la dependencia de las importaciones es absoluta y este es un lugar que ocupó recientemente la cooperativa láctea neocelandesa Fonterra, con valores que oscilan entre 3.600 y 3.800 dólares por tonelada, haciendo difícil la competencia desde este lugar del mundo.
Sin embargo, existiendo necesidades de abastecimiento en carnes rojas, en el país donde la leche en polvo se disuelve en agua, se envasa en sachets y se distribuye en puntos de venta específicos de todo el país, las búsqueda de proteína animal crece y es así que se estima que en las próximas semanas se vuelva a llamar a una licitación para abastecer a la segunda mitad del año.
Bichos de Campo habló con Guillermo Pérez Mazas, de Corlasa, quien reconoció que “este viaje es una manera de volver al mercado de Argelia, después de los años de pandemia necesitamos estar en contacto directo con nuestros clientes, es importante venir a conocer las necesidades de este mercado” que depende en un 80% de los productos del exterior.
La referencia se hace luego de reuniones mantenidas no sólo con ONIL, que importa unas 170 mil toneladas al año, sino con otras dos empresas locales que ingresan polvo por 100 mil toneladas anuales, abarcando entre estas el 70% de las importaciones, según comentó Alejandro Torres, de Adecoagro.
La instancia de Egipto comienza en la próximas horas, donde la oferta está enfocada principalmente a la leche en polvo, producto que ingresa 70 mil toneladas al año, utilizada no sólo como bebida sino como base para la industrialización de otros lácteos. Del mismo modo se ofrecerá algo de manteca y algunos quesos. Los negocios deben estar avanzados para el segundo semestre cuando la producción de materia prima empiece a despegar de la contracción actual.
Cabe destacar que todos los productos deben contar con la certificación Halal, que indica que la industrialización debe seguir los preceptos de la ley islámica, sin tener ingredientes prohibidos, ni habiendo estado en contacto con productos impuros.
Egipto tiene una inflación anual calculada en algo más del 31%, pero debe contener las cifras de los alimentos que dependen de la importación. Para los empresarios argentinos “es un nuevo mundo en el que tenemos que desembarcar con requisitos diferentes, no es un mercado habitual”.
Por otra parte, del 15 al 18 de mayo se llevó a cabo Apas Show, una feria en la que principalmente el supermercadismo brasileño busca productos y donde los países de la región ofrecen alternativas. Con el apoyo de la Cancillería y los gobiernos provinciales, fueron muchas industrias lácteas las que participaron de las rondas de negocios, en el mercado que hoy es el principal demandante de nuestros productos.
El stand argentino incluyó un espacio para Pampa Cheese. Esta empresa con base en Santa Fe estuvo representada por Matías y Santiago Aguirre, por décima vez. “En la feria pudimos afianzar relaciones con clientes con los que ya estamos trabajando, pero también pudimos concretar nuevos negocios porque es una de las más importante en el rubro alimentación de Sudamérica”.
La empresa tiene un producto estrella que es la muzzarella en barra, con un recorrido de 15 años en el mercado externo y con un enfoque industrial muy específico. “Nosotros tenemos la posibilidad de hacer el producto a medida y con esa oferta pudimos generar vínculos con nuevos compradores del norte y del sur del país”, señaló Santiago Aguirre.
Lo que viene sucediendo en la última década es que el comportamiento del comercio exterior en el sector lechero depende exclusivamente del impulso de las propias empresas, de la capacidad de adaptación a las condiciones políticas, las restricciones, la amenazas, del impacto de las retenciones del nueve por ciento en leche en polvo y del 4,5% en el resto de los lácteos, de la disponibilidad de modificación de envases, e incluso de la disposición a reducir ingresos para seguir siendo competitivos en el mercado internacional, peleando cada vez desde más abajo con los principales protagonistas lecheros del mundo.