Las autoridades de la Agencia de Recaudación de la provincia de Buenos Aires (Arba) aseguraron que detectaron una evasión estimada en 354 millones de pesos correspondiente a subdeclaraciones del impuesto sobre los Ingresos Brutos entre 2016 y 2019.
“La fiscalización determinó que hubo una significativa subdeclaración de ingresos en transacciones vinculadas a la producción de granos y los arrendamientos rurales. Las maniobras de evasión involucran a más de 10.000 contribuyentes de varios distritos de la zona núcleo del campo bonaerense, que ahora están siendo intimados”, dijo el titular de ARBA, Cristian Girard, por medio de un comunicado.
Las inconsistencias –según indicó ARBA– se generaron por la falta de presentación de declaraciones juradas o por informar ingresos menores a los realmente obtenidos. Las intimaciones fueron detectadas en las zonas de Baradero, Carmen de Areco, Chacabuco, Junín, Salto, Rojas, San Antonio de Areco, San Pedro, Capitán Sarmiento, Ramallo, San Nicolás, Colón, General Arenales, Leandro Alem, Pergamino y Arrecifes.
Los análisis que determinaron las supuestas evasiones impositivas surgieron a partir del cruzamiento de datos del “índice verde” obtenido a partir de imágenes satelitales con registros del “Control Fiscal Agropecuario”, en el cual los productores o propietarios de campos deben declarar las actividades realizadas en cada partida inmobiliaria (agricultura, ganadería, forestal, etcétera) y los contratos de arrendamientos.
El Índice Verde Normalizado (IVN o “índice verde”) permite estimar la proporción de luz solar absorbida por los cultivos o el forraje para la fotosíntesis, la cual está muy relacionada con la productividad.
El “índice verde” permite detectar secuencias de cultivos, de manera tal que si una partida inmobiliaria no tiene asociada una producción determinada o un contrato de arrendamiento, entonces se activa un alerta de inconsistencia fiscal. La única limitación al respecto es que el cultivo en cuestión sea “de servicio” o “de cobertura”, los cuales no están destinados a ser cosechados sino a brindar un servicio ecosistémico.
En los últimos años el equipo técnico de ARBA viene desarrollando algoritmos tendientes a estimar rendimientos agrícolas de los diferentes cultivos en base a “índice verde”, los cuales, además de presentar cierto margen de error, también cuentan con limitaciones técnicas.
Una de tales limitaciones son las variaciones ambientales y biológicas posteriores a la estimación, es decir, si ocurre un desastre climático o un ataque de plagas letal con posterioridad a la fecha del dato del índice de vegetación extraído, la estimación realizada no coincidirá con el resultado cosechado al finalizar el ciclo.
Otras de las variables difíciles de contemplar en las estimaciones son los cambios tecnológicos que van experimentando los diferentes cultivos (por ejemplo un cultivo de maíz tardío que es evaluado con criterios de maíz temprano) o aspectos cualitativos que no pueden detectarse de manera remota (cebada forrajera o cervecera).
Una vez lograda la estimación, con todas las limitaciones del caso, en una segunda instancia es necesario computar la misma con un valor promedio de venta del producto, algo que no resulta sencillo, dado que la metodología de comercialización presente en la actividad agrícola contempla ventas parciales anticipadas de diferentes proporciones de las cosechas proyectadas por lograr, lo que suele terminar arrojando promedios bastante diferentes entre las distintas empresas.
En la provincia de Buenos Aires el impuesto sobre los ingresos brutos para empresas agrícolas que facturen más de 10,4 millones de pesos por año es del 0,75%, aunque el “premio mayor” para ARBA son los contratos de arrendamientos agropecuarios, que deben tributar un 5,0% del valor de los mismos.