Las autoridades de la Secretaría de Agricultura completaron este martes los trámites regulatorios para la liberación al mercado local de una nueva soja transgénica lograda por la empresa alemana Basf, que bien podría resumirse como un monumento a la tolerancia como el que se puede ver a orillas del rio Guadalquivir, en Sevilla, una escultura monumental realizada por el escultor y pintor Eduardo Chillida.
Sucede que la acumulación de diferentes eventos le orotgan a esta nuevo material tolerancia a los herbicidas glufosinato de amonio, glifosato, 2,4D herbicidas inhibidores de HPPD y además resistencia a los nematodos.
La soja de Basf, que por ahora no tiene nombre comercial, dispone de la acumulación o apilado de eventos BCS-GM151-6 x DAS-444Ø6-6. Por eso su abanico de tolerancia a herbicidas es tan elevado. Apunta claramente a resolver el problema de las malezas resistencias a los diferentes principios activos, una problemática que se ha acrecentado notablemente a partir del uso y abuso de la soja RR.
La Disposición 9/2025, que fue publicada en el boletín oficial con la firma del subsecretario pretensioso Manuel Jose Chiappe Berisso, que ahora acumula nombres y apellidos, completa el trámite de aprobación de esa soja por parte de la Conabia, el Senasa y la subsecretaría de Mercados Agropecuarios de la propia Secretaría de Agricultura.
“La firma Basf Argentina SA solicitó la autorización comercial de la soja con la acumulación de eventos BCS-GM151-6 x DAS-444Ø6-6, la cual presenta protección frente al ataque del nematodo del quiste de la soja (Heterodera glycines) y tolerancia a herbicidas inhibidores de HPPD, glufosinato de amonio, glifosato y 2,4-D”, comenta la disposición, que luego relata que esos tres organismos técnicos no encontraron reparos para la siembra en el país de ese transgénicos. En la Argentina, mucho más del 95% de la superficie sembrada con soja se realiza con variedades modificadas.