Juan Manuel Garzón, el economista de la Fundación Mediterránea, reconstruyó el cierre de las exportaciones de carne vacuna que realizó en su primer mandato el ex presidente Néstor Kirchner y las comparó con el actual proceso de interrupción de los embarques ordenado por Alberto Fernández.
Aunque muchas veces el actual presidente declaró haber “aprendido” de los errores del pasado y prometió a los dirigentes rurales que no iba a repetir las mismas recetas que habían fracasado en el pasado, resulta muy llamativo que ambos procesos -el de Néstor y el de Alberto- sean muy semejantes, al punto de parecer calcados.
En un informe del IERAL, Garzón reconstruye aquella historia cuyo comienzo ubica no en 2006 sino unos meses antes, cuando Roberto Lavagna era todavía ministro de Economía y dispuso retenciones diferenciales para la carne vacuna. Más o menos como ahora, que el gobierno mantiene los derechos de exportación en 9% e incluso elevó algunas posiciones que estaban en 5%.
- El 21 de noviembre de 2005 se decidió aplicar una alícuota diferencial (adicional) de derechos de exportación, de 10 puntos porcentuales, que elevó la carga tributaria total del 5% al 15%.
- A comienzos de 2006, y siendo aparentemente insuficiente este aumento de presión tributaria, el gobierno comenzó a construir el marco normativo y a generar las condiciones que le permitirían luego desarrollar un esquema de control sobre los volúmenes exportados. Para ello, en febrero de ese año se creó un Registro de Operaciones de Exportación (ROE)., en el que los exportadores debían registrar sus operaciones y esperar la autorización de las mismas (en ese entonces bastante automática) por parte de la autoridad competente.
- En marzo de 2006, al muy poco tiempo, se decidió tomar una medida drástica, cerrar directamente las exportaciones de carnes por 180 días (exceptuando a los envíos de Cuota Hilton).
- El cierre de las exportaciones de marzo de 2006 abriría “suficiente espacio negociador” para implementar un esquema como el que luego vendría. Es decir, la amenaza o el riesgo de regreso de una política de “cierre total” permitiría una negociación con el sector y el ingreso a una etapa de comercio administrado de carne bovina.
- A mediados de 2006 se ingresa entonces a una etapa de comercio exterior de carnes administrado desde la esfera pública, que duraría varios años; en ella, además de los derechos de exportación, se establecerían cupos de exportación (generales y/o por firma), es decir límites a los volúmenes exportados, que serían más o menos formalizados (sólo algunos fueron publicados en resoluciones), con mecanismos de distribución entre firmas complejos.
- En mayo de 2008 (en pleno conflicto por las retenciones móviles) se decide establecer un “cupo anual” de 540 mil toneladas (resolución 42/2008, ONCCA) junto con un “encaje productivo exportador del 75%”. El cupo anual regía a nivel de toda la industria, mientras que el encaje a nivel de firmas, el organismo competente (ONCCA) solo autorizaba como “remanente exportable” todo aquel volumen de carne almacenado en el establecimiento frigorífico que superase al 75% de la capacidad de almacenamiento del establecimiento.
Garzón dice lo que muchos no quieren escuchar, pero que es algo muy evidente: ambos procesos históricos se parecen mucho mucho.
“Nótese que la secuencia actual de medidas adoptadas vinculadas al comercio exterior de carne es bastante similar a la que se observara en el período 2005-2010. A ver, en diciembre de 2019 los derechos de exportación sobre carne bovina subieron del 5% al 9%, en abril de 2021 se creó nuevamente un Registro de Operaciones de Exportación (se lo simplifica ahora con la sigla DJEC). En estos últimos días de mayo se estableció el cierre de envíos por 30 días (Resolución 75/2021, MAGyP)”, enumeró.
En esta línea de pensamiento, el economista del IERAL razona que “si se repitiese tal cual el proceso” lo que viene ahora “es establecer un esquema de comercio administrado, de mucha discrecionalidad en las autorizaciones, que podría incluir cupos, encajes y restricciones cuantitativas” a los envíos de carne vacuna. Garzón es generoso al no hablar de las sospechas de corrupción que existieron en aquellos años de la primera experiencia.
Lo que no omite el economista cordobés fueron los tristes resultados del cierre de las exportaciones de carne decidido por Néstor Kirchner hace 15 años y continuado por Cristina.
- En el 2005 Argentina exportaba 437 mil toneladas peso producto de carne bovina (771 mil equivalentes res con hueso), en 2010 los envíos habían bajado a 154 mil toneladas y a 130 mil toneladas en 2011. Es decir que se redujeron en hasta 70%. “Las causas de este ajuste no deben buscarse en algún factor vinculado al comercio global, que para el mismo período se expandió un 20%”, determinó Garzón.
- Así, la Argentina pasó de tener el 8,9% del mercado global en 2005 (en valor) al 5% en 2010 y al 4,5% en 2011.
- Se perdió mucho dinero. “Si Argentina hubiese mantenido un 9% de market share durante el período 2010-2015, un target razonable para la potencia y la valoración de la carne argentina en el mercado global, la cadena habría generado unos 9.000 millones de dólares adicionales a los que logró generar en esos 6 años”, analiza el experto.
- Las existencias totales de animales se redujeron en 10 millones de cabezas aproximadamente, tomando el pico del 2007 (58,7 millones de cabezas) y el valle del 2011 (48,9 millones).
- Tomando como un precio de referencia un valor de 1,2 dólares por kilo de animal en pie para esos años (precio países vecinos) y teniendo en cuenta la estructura de animales perdidos (participación de vacas, novillos, etc.), se estima que la descapitalización que se produjo en la producción ganadera, midiendo sólo el valor de las existencias liquidadas, se aproximó a 4.900 millones de dólares.
- En cuanto al rodeo de vacas, se perdieron 3,6 millones de animales, el bien de capital más importante que tiene la cadena. En el año 2009 la tasa de faena de hembras (vacas, vaquillonas) fue la más alta de las últimas décadas, casi la mitad de los animales que se faenaban eran hembras (49,2%).
- En 2005, al inicio del proceso de intervención, Argentina producía 3,1 millones de toneladas de carne bovina, un equivalente a 82 kilos per cápita, que se distribuían 75% al mercado interno (62 kilos) y 25% a las exportaciones (20 kilos). Al final del proceso, luego de la liquidación, la producción había bajado a 2,5 millones de toneladas en 2011, equivalentes a 61 kilos por habitante respectivamente. Es decir que se perdieron aproximadamente unos 20 kilos por habitante año durante el período, con un ajuste del 24%.