En el barrio de Devoto, en CABA, en 1999 nacía un jardín educativo de plantas nativas y en seguida le siguió un vivero agroecológico, ambos llamados Solnaturi. “Se empezaron a generar excedentes de plantas que ya no encontraban espacio en el jardín e inicialmente las regalaba”, explica Claudia Furman, naturalista de campo, técnica superior en Gestión Ambiental y con un posgrado en Gestión Ambiental en sistemas agroalimentarios en la Facultad de Agronomía. “Luego, debido a que la cantidad producida era considerable y sumado al hecho de que en el momento no tenía trabajo formal, decidí iniciar las actividades como vivero”.
Después de 23 años de trabajo ininterrumpido, con el vivero abierto de lunes a lunes, y dado que se aproximaba la fecha de su jubilación, Claudia decidió cerrarlo y liquidó las plantas que quedaban. Pero, oh, la naturaleza tenía otros planes: puesto que aún había muchos almácigos armados, empezaron a brotar y a crecer las plantas en abundancia… y entonces retomó las actividades del vivero vendiendo nuevamente plantas y semillas.
“El manejo siempre fue con prácticas agroecológicas: realmente no hice nunca nada especial para evitar las plagas porque la gran biodiversidad reinante en el sitio se ocupó de autorregular las diferentes poblaciones”, explica Claudia.
-¿Es posible tener en una terraza un jardín que atraiga insectos y pájaros?
-Totalmente posible. Miles de mis clientas y clientes dan fe de ello. En mi caso, cuando alguna persona interesada se acerca porque quiere armar un Jardín de biodiversidad, charlamos acerca de las condiciones del espacio, así le puedo dar el asesoramiento necesario para que la iniciativa prospere.
-¿Algunas sugerencias?
-Elegir especies nativas adecuadas a las condiciones de sol/sombra del sitio, y que sean aptas para macetas. Por ejemplo, si hay sol algunas especies podrían ser Malva Blanca, Malva Rosa, Salvia Azul y Mburucuyá; si hay sombra Malva de Bosque y Canario Rojo. Y luego, simplemente, ¡esperar!
-Ay, esperar es lo más difícil…
-Pero es clave adecuarse a los ritmos y tiempos de la naturaleza, y más tarde o más temprano comenzarán a llegar las especies de fauna que han convivido históricamente con estas especies vegetales.
-¿Qué especies se pueden atraer estando en CABA?
-En nuestro jardín educativo hemos registrado 113 especies diferentes de mariposas y 47 de aves, todo ello sin utilización de cebos ni comederos, ni ningún método artificial de cría. Solo plantamos nativas y créase o no, la biodiversidad asociada aparece. Las especies más comunes en mariposas son Monarca, Espejitos, Pavo Real y Bataraza, mientras que en las aves son Chingolos, Benteveos, Picaflores y Celestinos.
-¿Hubo algunas especies más raras de ver en un entorno urbano?
-Sí, como el Macá Grande, el Cortarramas, el Tachurí Sietecolores, la Mosqueta Estriada y el Fiofío Silbón, que de no existir este jardín de plantas nativas, hubiera sido casi imposible de ver en la ciudad. Y también numerosas especies de mariposas que solo se podrían ver en una reserva ecológica o en grandes áreas silvestres
-Con una extensión más grande como en una casa en el campo ¿qué otros trabajos se pueden hacer para tener jardines con biodiversidad?
-Como primera medida no utilizar agroquímicos de ningún tipo. En segundo lugar, dar prioridad a las especies vegetales nativas. Seguramente algunas pocas ya estarán en el sitio, pero se puede incrementar la biodiversidad vegetal incorporando nuevas especies nativas características del ambiente en el que se encuentre el predio. Hay que investigar cuáles son en cada región.
-¿Qué beneficios implica tener este tipo de jardín?
-Armar un ecosistema en casa le da la posibilidad de supervivencia a innumerable cantidad de especies de fauna asociada. Y brinda solaz al ser humano que puede observar a diario los ciclos naturales, reconectándose con la Madre Tierra.
-¿Por qué es importante cuidar la biodiversidad?
-Las plantas nativas pueden ser fuente de alimento y medicina para el ser humano, y por qué no, también un ornamento. Pero por sobre todas las cosas, como siempre digo, es devolverle al sitio lo que era suyo y le fue arrebatado por la urbanización o por las explotaciones comerciales. El ser humano solo es un eslabón más en una enorme cadena de vida, por lo tanto nuestros actos son claves a la hora de promover la conservación de la biodiversidad.
-Con respecto a las plantas comestibles, ¿cuáles se pueden tener en las casas y de qué forma se pueden consumir?
-En mi blog se puede ver algunas recetas, como del dulce de Mburucuyá, una trepadora que no necesita grandes cuidados, apenas un poco de sol, y a cambio nos brinda hermosas flores y ricos frutos que podemos consumir crudos o en diferentes preparaciones: dulces para untar o fritos. Hoy hay mucho más interés en las plantas nativas en general, incluyendo a las comestibles y creo que el público confía en la fuente de la información y ya no teme intoxicarse.
-¿Qué busca la gente que se acerca a su jardín y a las capacitaciones?
-Básicamente conectarse con la naturaleza desde el lugar que se tenga. Hace más de 20 años que doy cursos de jardines para aves y mariposas, específicamente de mariposas, de reproducción de plantas nativas, de balcones y terrazas nativas y de plantas nativas comestibles. También doy cursos de plantas nativas medicinales, de huerta orgánica, compostaje y acuarela botánica. También brindo asesoría ambiental a empresas, organismos públicos y particulares, y gestión de proyectos sustentables. Con mi esposo Diego Bastías, que es guía ornitólogo, hacemos salidas de observación de naturaleza. El Jardín Educativo de Plantas Nativas Solnaturi ha sido distinguido por la Legislatura Porteña por su aporte al incremento de la biodiversidad en la ciudad de Buenos Aires y esto es una gran satisfacción para nosotros.