El empresario porcino, Antonio Riccillo, posee participación en dos granjas con 5.000 madres en total. “Hay un nuevo hábitat en el sector, el de la tecnología, más moderno, que permitió incrementar la producción y el consumo de la carne de cerdo en el país durante los últimos años. Es así como dejamos de criar chanchos para producir cerdos”, señaló el empresario en Bichos de Campo, cuya empresa se ubica en la Ruta 205, entre Saladillo y General Alvear, en la provincia de Buenos Aires.
Esta carne ya no se considera un sustituto. El foco no está tan puesto en el precio sino en la calidad. “Es la carne más magra del mercado”, explicó Riccillo. “Ya dejó de ser solo la bondiola o matambrito para el asado, existe diversidad de cortes en el mostrador”, agregó.
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Para Riccillo, la principal limitante que enfrenta hoy el sector es el dificultoso acceso al crédito. “Hoy todo se encareció. El productor mira a largo plazo, pero con estas tasas de interés se hace imposible tomar préstamos”, enunció.
En cuanto a la importación de carne de cerdo de países vecinos, Riccillo le restó importancia: “A través de la asociación hemos trabajado mancomunadamente y abastecemos un nicho en el que la carne de afuera no puede entrar. La importación es complementaria y en forma de congelado para industria”.
“Los márgenes del sector están muy finos. Hoy nos cuesta $25 producir un kilo, y lo vendemos a $27. Hasta el año pasado hubo mejor rentabilidad. De todas formas el productor no pierde el optimismo y apunta siempre a largo plazo”, desarrolló.