Andrea Florentin es veterinaria y se dedica a estudiar el parásito Trypanosoma vivax en rumiantes, una enfermedad relativamente nueva y que afecta un número importante de animales en su Formosa natal. También es profesora adjunta de la cátedra de Anatomía animal de la Universidad Nacional de Formosa.
–¿Por qué eligió estudiar este parásito?
-Cuando me postulé para obtener la beca doctoral de CONICET elegí ese tema, en primer lugar porque la tripanosomosis es una enfermedad relativamente nueva que afectó y afecta a un importante porcentaje de rumiantes en Formosa; el problema era que resultaba ser subdiagnosticada porque la posibilidad de diagnóstico certero era escasa. La idea inicial era trabajar con rodeos formoseños pero durante mi segundo año de beca surgieron muchas consultas desde el centro del país con casos sospechosos, por lo que decidimos incorporar otras provincias al estudio. El segundo motivo fue que hacía un tiempo comenzó a interesarme la formación en el área de diagnóstico de laboratorio y resulta bastante difícil para un veterinario recibir capacitaciones en esta área, así que me pareció una muy buena oportunidad para profundizar en técnicas que hasta hoy creo que no hubiera podido aprender tan rápidamente de otra manera.
-¿Qué problema trae a los animales? ¿Y al productor agropecuario?
-En los animales produce diferentes síndromes con una gran variedad de cuadros clínicos, desde leves, con fiebre pasajera y decaimiento, hasta cuadros graves con marcada anemia, linfadenopatía generalizada, pérdida de peso, infertilidad, abortos, baja en la producción de leche, cuadro nervioso y muerte. Al productor le genera grandes pérdidas económicas que no han sido cuantificadas hasta el momento por lo que la enfermedad fue y sigue siendo menospreciada en la zona. Al mismo tiempo, es importante saber que en la zona existen otras enfermedades anemizantes que son endémicas hace mucho tiempo y actúan como puerta de entrada al trypanosoma ya que debilitan al animal y lo dejan en una condición muy favorable para la enfermedad.
-¿Hay vacuna?
-No. Es muy difícil generar vacunas contra parásitos ya que son organismos complejos. El Trypanosoma vivax es familiar del Trypanosoma cruzi, que produce el Mal de Chagas, y que si bien hace muchísimos años que se trabaja en una vacuna para esta enfermedad aún no logra obtenerse.
-¿Cómo se enfrenta?
-Con prevención. Se sabe que el Trypanosoma vivax en América del Sur se adaptó a la transmisión mecánica (por picaduras de insectos hematófagos y agujas usadas) por lo que es fundamental el control de estos insectos picadores, la correcta desinfección de material de trabajo en las instalaciones agropecuarias y el uso de agujas descartables. También, mantener a los animales sanos, bien alimentados y con su plan sanitario al día para que no se vean afectados por otras enfermedades que depriman las defensas. Al mismo tiempo se debe proveer agua limpia y fresca y tener prácticas de manejo que respeten sus vidas; todo esto cumple un rol fundamental si queremos mantener el sistema inmunitario de los animales fuerte.
-¿Cómo es el tratamiento una vez que ocurre el contagio?
-Existe una droga apta para esta enfermedad en el mercado argentino pero el costo es muy elevado. El tratamiento no garantiza la esterilización, es decir que los animales tratados pueden permanecer como portadores ya que los tripanosomas son muy hábiles para evadir al sistema inmunológico así como a las drogas que administramos.
-¿Cómo fue volver a Formosa a trabajar en este tema?
-Viví 7 años en CABA, donde estudié y trabajé, pero realmente ansiaba volver a mi casa. Para mí fue un regalo de Dios o del destino tener la oportunidad de trabajar en mi Provincia, estudiar las enfermedades regionales que afectan a los animales aquí y poder volcar mis conocimientos y ganas para mejorar su calidad de vida. Esta temática en particular me abrió muchas puertas, pude viajar dentro del país y al exterior para continuar aprendiendo y me siento muy agradecida ya que me dejó muchos nuevos amigos apasionados por su trabajo que me regalaron su experiencia y conocimiento.
-Entiendo que usted y una colega crearon el primer laboratorio veterinario de la Provincia que ofrece diagnósticos para pequeños y grandes animales? ¿Desde cuándo funciona?
-CEVET abrió sus puertas en noviembre de 2020 y ofrecemos servicio de diagnóstico tanto para pequeños como para grandes animales. Realizamos desde análisis de sangre, materia fecal, orina, citopatología, estudios de piel hasta reproducción asistida. Es totalmente privado y con el tiempo nos proponemos llegar hasta realizar diagnóstico molecular y aún más.
-¿Cómo surgió la iniciativa?
-El año pasado, en plena pandemia terminó mi beca doctoral y no logré obtener una beca postdoctoral en CONICET, por lo que estuve algunos meses sin saber que iba a hacer. Me reencontré con mi gran amiga Claudia Figueroa a quien no veía hacía años, ella salía de otro organismo donde también hizo investigación, así que decidimos juntar nuestras ganas y abrir un laboratorio propio. Lo llamamos CEVET y es en realidad un Centro de Estudios Veterinarios, ya que esperamos ampliarnos a futuro, ofrecer todos los servicios necesarios en el área de veterinaria y brindar apoyo a los colegas tanto de práctica pública como privada para asesorarlos y lograr confirmar sus diagnósticos. En Formosa sólo existe un centro de Investigación y Transferencia (CIT Formosa) donde realicé parte de mi tesis, que brinda algunos servicios para grandes animales.
-¿Qué resultados han tenido?
-Si bien aún no lo hemos difundido mucho, la respuesta de los colegas ha sido muy positiva. Estamos recibiendo varios pedidos de estudios diariamente, y para nuestra sorpresa, el estudio más solicitado es el estudio de hemopatógenos en caninos, felinos, bovinos y equinos. Hemos encontrado varias especies, tanto de enfermedades bacterianas como parasitarias de la sangre, que se desconocía se encontraran en la zona, por lo que se logra aplicar el tratamiento adecuado y resolver el problema. Hemos recibido solicitud de estudios para un hurón y para varios monos, ya que en la zona se encuentra una reserva de animales silvestres. Incluso, recibimos continuamente agradecimiento por parte de muchos dueños que se alegran por poder realizar análisis especializados para sus mascotas.
-¿Las ha afectado el Covid de alguna manera?
-Hemos trabajado sin parar desde el inicio del centro. La actividad veterinaria es considerada una actividad esencial por lo que, si bien hubo reducción de horarios, nunca cesó la actividad.
-¿Cómo sigue el trabajo ahora?
-Creo que es fundamental la difusión de todo lo que ocurre en el mundo animal ya que aunque creamos que está muy alejado de la civilización humana, no es así. Este tipo de problemas nos afecta directamente a todos ya sea por el potencial riesgo de contagio de estas enfermedades emergentes o en su influencia en la producción de alimentos. Muy pocas personas saben las diversas actividades e incumbencias que tiene un veterinario pero una de las principales es el control de salubridad de los alimentos que consumimos.
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