Muchos productores se quejan de que los técnicos del INTA salen poco a campo y se meten rara vez entre los surcos. Con solo verla queda claro que esta definición no corresponde para Anabell Lozano, una movediza ingeniera agrónoma recibida en la Universidad Nacional de Santiago del Estero, que trabaja en ese organismo tecnológico y además es magister en producción vegetal. Obtuvo su tesis de maestría en Corrientes, enfocada en el algodón, un cultivo tradicional. Pero de tan inquieta, ya está haciendo ensayos concretos con la carinata, en busca de nuevas alternativas.
Anabell trabajó durante 8 años en INTA Quimilí, en el este santiagueño, luego pasó a Rafaela, Santa Fe, pero decidió regresar a su provincia porque su especialidad no servía para esa zona. Cuenta que se sentía muy mal trabajando en otros cultivos.
Mirá la entrevista:
-¿Cuál era la problemática del algodón? En Santiago del Estero hay dos algodones diferentes, uno en una zona bajo riego y otro en una zona de secano.
-Sí, y son totalmente distintos, cada uno con sus ventajas y desventajas. Trabajar en zona de riego después de tantos años es muy diferente. Acá hay mucha tierra suelta, mucho movimiento de tierra. Por ejemplo, acá en la zona de riego no es bueno que te llueva después de sembrar, porque “se te plancha”. En cambio, en la zona de secano, en Quimilí, es una gloria, porque tenés asegurada la emergencia. Porque allá se trabaja con pre-emergentes, todo es siembra directa, todos tienen cobertura.
-¿Cambia mucho la lógica entre ambas zonas?
-Completamente todo, la fecha de siembra, los problemas sanitarios, el manejo del cultivo. Es que si partieras por la mitad a la provincia, la zona Este de Santiago es de secano, donde las precipitaciones son mayores que las del Oeste, con 750 a 800 milímetros anuales. Acá, en el Oeste santiagueño, tenemos riego pero menos precipitaciones. Y la cantidad de demanda atmosférica hídrica es mayor y enorme, porque tenemos 50 grados de temperatura como si nada, de modo que tenemos un balance hídrico muy negativo en la mayor parte de la campaña.
-A primera vista pareciera que la zona Este de Santiago, por ser de secano, fuera mucho más compleja. Pero se ha convertido en la nueva gran zona algodonera de Argentina.
-Según Fernando Andrade (reconocido técnico del INTA Balcarce), “Quimilí es el próximo Pergamino en lo agrícola ganadero”, porque en esa región hay muy buenos rendimientos, porque tienen productores de avanzada con la mejor tecnología del norte. Pero en la zona de riego se obtienen mejores rendimientos e incluso con mejor calidad de fibra del algodón.
-¿Y qué desafíos encontrás vos, como parte del INTA, para trabajar con el algodón en esta zona?
-Lo que se viene es el estrés de los cultivos. El cambio climático, con más sol y menos lluvias, afecta directamente al rendimiento de las plantas. Hay que buscar variedades o estrategias en función de las condiciones de cada campaña. Hemos hecho ensayos en los diferentes momentos de sombreado en los períodos reproductivos. Esto investigué en mi tesis de mi maestría. En la zona de riego el problema principal que se viene es el de las malezas. Para ello se viene la utilización de herbicidas pre-emergentes, intentando mover menos el suelo. Un desafío muy grande que tiene la zona es empezar a hacer bordos fijos y bajar la cantidad de labranza que se hace en el suelo a causa de las malezas, porque si no, se hace imposible. No hay análisis ni registro de cuáles son las malezas ni la cantidad que trae cada curso de riego, el mismo como contaminador de malezas.
-¿La aparición de malezas resistentes es tan grave como en otras zonas del país?
-Hay mucho para trabajar en este tema pero somos pocos. Cuando empezamos a hablar con los productores y asesores, nos hablaban del “yuyo colorado” todo el tiempo. Entonces este año, con el apoyo del director del INTA que también se especializa en algodón, hemos llenado de estacas y hemos aplicado productos que no están registrados, en lotes que están complicados con el yuyo colorado, para probar si matamos o no el algodón, si le damos fitosanitarios. Estamos en una primera experiencia e iremos obteniendo más resultados. Por el momento estamos pensando una solución química.
-¿La maleza es un condicionante severo en términos económicos?
-Las malezas impactan en un 80%, en el costo de cualquier cultivo, pero el problema es que el 99 % del algodón es un RR. Vos podés aplicar el glifosato en el algodón hasta que tiene 4 hojas verdaderas, porque después afecta directamente en las flores y en los frutos, y pueden quedar trazas en las fibras, de modo que el período se acorta mucho. Entonces INTA está desarrollando otros cultivares con resistencia a las “imidazolinonas” (éstas son una familia de herbicidas cuyo modo de acción consiste en la inhibición de la síntesis de los aminoácidos de cadena ramificada de las plantas susceptibles). Y nosotros los estamos probando en parcelas chicas, controladas. Aún estamos en la etapa de experimentación.
-¿El desafío está en bajar costos?
-Sí, con las dificultades que representa bajar costos en un cultivo que en general es relativamente barato. Porque acá es más caro que en la zona de secano, el combustible para pasar la labranza, el escardillo, me impresionó la cantidad de maquinarias y de combustible que se utiliza para los lotes. Pero es difícil cambiar esa costumbre ya impuesta.
-Háblame dos minutos de la novedosa Carinata… Por la suba de costos de la soja muchos buscan la salvación en ese novedoso cultivo.
-En primer lugar es una crucífera, que es fácil de controlar y tiene bajos costos, es económica de producir, porque se hace fácilmente. Cuando llegué a Santiago me dijeron que hiciera un cultivo nuevo. Y me puse a averiguar y me puse a hacer carinata. Las semillas me llegaron tarde y las hemos sembrado el 30 de junio, el 15 de junio, el 30 de junio y el 15 de julio (de 2021). La primera y segunda nos salieron bien, porque perdimos la tercera. Ahora estamos con trilla y la semilla es muy chiquita.
-¿Y qué rendimientos acusa?
-Estoy ideando un caloventor para secar la semilla y poder limpiarla mejor para sacar resultados. Hoy las muestras están aún con muchos residuos. Los ensayos han salido muy bien y creo que van a hacer una tesina con los datos. Se cultiva en una época en que no se puede hacer otra cosa, se aguanta muy bien las heladas, más aún, las necesita y se puede vender a Europa a buen precio. Esta es la primera campaña que se ha hecho en Chaco, Salta y Santiago. Acá en INTA Santiago es el único lugar de la provincia donde se ha probado por primera vez. Y si el INTA me dice que en 2022 lo probemos de nuevo, habría que hacerlo en parcelas más grandes. Veremos qué me dicen.