Valiéndose de imágenes satelitales, los técnicos del INTA Alto Valle, ubicado en el corazón de la zona frutícola más importante del país, en General Roca, Río Negro, calcularon cuántas hectáreas están protegidas por mallas antigranizo. La respuesta fue solo 1.671 hectáreas, en un universo de casi 50 mil.
“En los valles de la Norpatagonia se determinó un aumento en la ocurrencia de los eventos de granizo que llevó a una creciente implementación de mallas anti granizo”, señala el informe del INTA, que en otro tramo añade que estas mallas son doble propósito, porque “modifican el microclima del monte frutal, afectaron el desempeño de las plantas y redujeron el porcentaje de frutos con daño por sol y los daños mecánicos (viento y granizo)”.
Según todos los análisis previos, “la colocación de mallas anti granizo se considera una inversión rentable, particularmente en zonas de mayor incidencia de granizo, cuando el valor del producto sobre el cual va a instalarse, es capaz de absorber el aumento de costos de su instalación”. Esto es lo que no siempre sucede en lso valles de esa región, donde la producción más frecuente es la de peras y manzanas, que no siempre retribuyen bien al productor.
Esta situación repercute bastante en la incidencia de esta tecnología en esa región frutícola, donde como resultado del análisisde imágenes satelitales se determinó “una superficie total de 1.671,76 hectáreas” protegidas.
“Esta superficie es aproximada ya que, al momento del análisis, podrían existir algunos establecimientos que aún continúan con las mallas recogidas, dificultando su cuantificación”, se aclaró. Por lo pronto, el desagregado por departamento es el siguiente:
En el estudio del INTA, de este modo, “ee destacan las localidades de San Patricio del Chañar en la provincia de Neuquén, con una cobertura de 364,19 hectáreas. Allí es importante la presencia de bodegas. Se le suman Coronel Belisle (Río Negro) con 355,92 hectáreas; Chimpay (Río Negro) con 233,41 hectáreas; e Ingeniero Huergo (Río Negro), con 133,65 hectáreas.