En los últimos días, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) confirmó varios focos de Rabia paresiante en la provincia de Córdoba, y en las últimas horas se sumaron sospechas de más casos en Jujuy. Se trata de una enfermedad endémica del norte argentino, que se contagia por la mordedura de un vampiro (Desmodus rotundus), y que puede afectar desde bovinos a porcinos. Sí, leyó bien: vampiros.
Gabriel Russo, médico veterinario y jefe del Programa nacional de Rabia del Senasa, dijo a Bichos de Campo que “la rabia paresiante es transmitida por un murciélago hematófago que se alimenta exclusivamente de sangre. Este vampiro baja a la ganadería para alimentarse del ganado. Tanto bovinos, como equinos, porcinos, caprinos y el hombre son su fuente de alimentación y es ahí cuando se puede contagiar la enfermedad”.
Hay registros de casos de rabia en el país desde 1928 y susalmente se concentran desde el Paralelo 31 latitud sur hacia el norte. ¿Por qué solo en esta zona prolifere la enfermedad? Russo explicó que “en esa franja tenemos la ganadería traída para el hombre europeo, lo que constituye una fuente inagotable de sangre. Antes de eso, el murciélago se alimentaba de animales silvestres y del hombre. Y la zona le ofrece una posibilidad de refugios naturales y artificiales en donde puede habitar” el murciélago.
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El técnico aclaró que el Desmodus rotundus “es el único murciélago que puede ser considerado una plaga. El resto son sumamente útiles y es por eso que deberíamos aprender más al respecto y defender más a ese tipo de animales”.
Descargar un manual de Senasa sobre la rabia desde aquí.
¿Cómo combatirlos? Russo explicó que “se trabaja mucho en la vigilancia epidemiológica y lo que se busca es bajar la población, buscando que estén por debajo del umbral de contagio”. Para hacerlo se utiliza un anti-coagulante especial, como si fuese un veneno. “Para aplicarlo sobre los animales, técnicos del Senasa capacitados capturan algunos individuos de la colonia, a los cuales se les unta ese producto, para que ellos, al volver con sus congéneres, se limpien unos con otros y así vayan muriendo”, graficó.
El tamaño de este vampiro que contagia la rabia paresiante es bastante estándar, aunque “hay un dimorfismo, porque las hembras son más corpulentas. Los machos tienen un promedio de 43 gramos, y las hembras uno de 51 gramos, con una envergadura de aproximadamente 40 centímetros”, contó el experto.
La rabia paresiante es una enfermedad de denuncia obligatoria, tanto para los productores como para los veterinarios, por lo cual se recomienda alertar al Senasa sobre la presencia de posibles refugios de vampiros.
En la caso de los focos confirmados en Córdoba, luego de la confirmación el Senasa estableció un área especial de vacunación contra la rabia para el ganado bovino, porcino, equino y rumiantes menores en un radio de 10 kilómetros alrededor del predio afectado. Los establecimientos quedna interdictados hasta que finalicen las acciones de vacunación y revacunación correspondiente, según lo estipulado por la Resolución 25/2005.